| El domingo a las 10:00 pm, Sulimar Vargas recibió un mensaje de texto que confirmaba su angustia: "Tu hermano está muerto".
Vargas tenía más de dos horas en el exterior del retén El Rodeo 1, esperando que algún guardia nacional le dijera si Willy Eduardo Perdomo González estaba a salvo. La información, sin embargo, se la mandó un compañero de celda de la víctima.
El joven de 25 años de edad purgaba una condena de 12 años de prisión por homicidio. Desde hace tiempo se había convertido a la religión evangélica, y pensaba que eso le daría cierta protección.
Perdomo González estuvo entre los primeros que murieron al iniciarse una reyerta que dejó por lo menos 21 víctimas fatales y 22 lesionados. Fue la trifulca más grave reportada en las cárceles venezolanas durante este año.
El reo permanecía en el piso 2 del anexo destinado a los evangélicos. Allí recibió la visita dominical de su mamá, Milagros González, hasta las 3:30 pm. Cuando ella regresaba a su vivienda en el barrio San Isidro del Municipio Sucre, Vargas recibió una llamada de su propio hermano para indicarle que las hostilidades habían comenzado.
Vargas indicó que uno de los grupos que pretendía tomar el control del penal atacó a tiros el área de los evangélicos, quienes intentaban auxiliar a varias personas que yacían heridas en las escaleras que conducen al anexo.
"Mientras iban halando los cuerpos les disparaban, hasta que se metieron en el anexo.
Mi hermano murió instantáneamente", afirmó.
Vargas relató que las víctimas comenzaron a ser llevadas desde la cárcel a las morgues y a los hospitales luego de ocho horas de refriega.
"Empezaron a sacar a los muertos en las furgonetas desde las 2:00 am. La masacre fue en el anexo", recordó.
En busca del cadáver. El lunes en la madrugada, Vargas y su familia fueron a la morgue del hospital Victorino Santaella de Los Teques, donde suponía que estaban los restos de su hermano.
Allí estaban los cuerpos de 11 reos, pero ninguno tenía las características de Perdomo.
"Un comisario nos hizo el favor de llamar a Bello Monte, y confirmó que mi hermano estaba allí, para que no perdiéramos el viaje", dijo.
Milagros González informó que su hijo era albañil. Indicó que como el Gobierno ya no otorga ayudas para los entierros tuvieron que hacer una colecta en el barrio San Isidro.
Perdomo era el mayor de tres hermanos. Ayer los familiares esperaban que las autoridades de la cárcel enviaran el expediente a la morgue, para poder retirar el cadáver.
Expediente disciplinario. En 2006, el caso de Perdomo González originó un expediente disciplinario contra la jueza 49 de control del área metropolitana de Caracas, Gisela Hernández Rozo. Las abogadas Tailandia Márquez y Lila Gómez denunciaron que su cliente era coaccionado para que las sacara a ellas de la defensa y designara a un abogado público, pues de lo contrario no le otorgarían una medida cautelar. La Comisión de Reestructuración del Poder Judicial desestimó las denuncias y absolvió a la jueza.
Víctima de visita. Entre los fallecidos hubo uno que no formaba parte de la población penitenciaria. Agenor Mijares, de 32 años de edad, estaba de visita cuando se inició el enfrentamiento por el control de la cárcel.
Efectivos de la policía científica inspeccionaron ayer las morgues de Bello Monte y Los Teques, así como los hospitales a los que llevaron a los reclusos heridos para confirmar si hubo más fallecidos de los que ya se ha indicado.
Desde el centro penitenciario un interno advirtió vía telefónica que las hostilidades podrían reanudarse si el Gobierno decide sacar del Rodeo a los nuevos líderes de los reclusos. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario