Yo soy

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domingo, 25 de septiembre de 2011

Ven como se joden por soberbios, ojalá en valencia el viejo salas Römer no la vuelva a cagar


Hombres de negro

MARTÍN SANTIVÁÑEZ VIVANCO |  EL UNIVERSAL
domingo 25 de septiembre de 2011  04:20 PM
Rodeado de una guardia roja semipretoriana y arropado por los vítores de sus seguidores, el Mashi Rafael Correa, en la cúspide del poder, ha logrado una victoria pírrica en su enfrentamiento con la prensa libre de Ecuador. Un Poder Judicial secuestrado por la pesada férula de Alianza País se ha sometido a los arrebatos autoritarios del Presidente. La prensa oficialista, ñoña y pendenciera, y la mezcla de advenedizos y viejos dinosaurios de la izquierda que apoyan a Correa no han tardado en aplaudir la persecución del Mashi contra El Universo, el diario liberal más importante del país. 

Una imagen quedará grabada en mi memoria tras este remedo de juicio limpio. Más que los alaridos triunfales de los lacayos de Correa o las valerosas protestas jurídicas de Joffre Campaña, el intrépido abogado del periódico, lo que recordaré por siempre es la estampa de los tres hermanos Pérez, directivos de El Universo, vestidos de riguroso luto, de pie, enfrentándose sin más armas que la razón a una dictadura solapada que busca sepultar cualquier brizna de oposición. Esos hombres de negro fueron testigos del suicidio moral de un régimen autocrático y ante la banalidad del mal, actuaron dignamente, como corresponde a periodistas con tinta en las venas. Con ellos, todos nos hemos convertido en los tristes fedatarios del entierro de la democracia ecuatoriana, hoy masacrada, pervertida y rebajada hasta el inframundo del chavismo. 

El Mashi ha cometido un gravísimo error de estrategia. Si piensa que estrangular a los medios de comunicación con su poderosa red oficialista permitirá que se perennice en el poder, se equivoca. Lo único que va a lograr es desnudar sus verdaderas intenciones ante la opinión pública internacional. "El honor del Presidente", ese pretexto soberbio que ha empleado para iniciar su cacería de brujas, apenas se sostiene cuando revisamos la lista de epítetos con los que el graduado de Lovaina se dedica a desprestigiar a los periodistas desde que llegó a Carondelet: "mafiosos", "miserias humanas", "bestias salvajes", "racistas" y "corruptos". Cinco canales de TV, cinco radios, cuatro revistas, tres diarios y una agencia de noticias repiten día a día, sin cesar, los dogmas profanos de su revolución ciudadana, un mamotreto filomarxista infectado por el socialismo del siglo XXI. 

Los periodistas, como los presidentes, también tienen honor. Hoy, ante el atropello organizado y la justicia teledirigida, los que amamos la libertad por sobre todas las cosas hemos de mostrar nuestra plena solidaridad con los valientes que resisten en Ecuador, vestidos de negro, rodeados de enemigos, esperando a los bárbaros. El luto no sólo es de los Pérez. El velorio es colectivo, continental, latinoamericano. El entierro de la democracia ecuatoriana nos incumbe a todos. Correa y su régimen nefasto no durarán para siempre. Con los siglos, la historia latina apenas recordará los aspavientos neo indigenistas, la ignorancia económica y la retórica ampulosa de un hombre consumido por la soberbia y el mesianismo. Otra es la imagen que encarna estos tiempos. Otra es la estampa de estos años de sombra y persecución. La de un pueblo maniatado por el populismo y la de unos bravos hombres de prensa que en medio de un juzgado, sin miedo al pequeño tirano y en la mejor tradición de sus mayores, lo dieron todo, todo por su país. 

martin.santivanez@maiestas.es

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