Yo soy

Yo soy

jueves, 15 de septiembre de 2011

Vengan a las cárceles a hacer las encuestas a ver qué pensamos nosotros, venezolanos también

Encuestas y narcodecencia en dictadura
ROMER A. ROMERO-MARTÍNEZ |  EL UNIVERSAL
jueves 15 de septiembre de 2011  11:34 AM
"Toda autoridad usurpada es Ineficaz y sus actos son nulos"

Artículo 350 Constitucional. "El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos".
Ruedan muchas noticias posiblemente inventadas y cohechadas en las mesas -porque ahora todo dizque se resuelve en una mesa- del G2 cubano, y que definitivamente no convencen al "Dictador" -cuya simpatía popular desaparece cual agua entre los dedos- ni a los proxenetas asesinos Castro brothers, quienes sienten que llegó el fin de la beca. Así, 2 encuestadores opositores y 1 "dojito" pronosticaron el triunfo del "Dictador", "si las elecciones fueran hoy", con un margen de 4 o más puntos porcentuales. Sin embargo, alguien muy "dojo-dojito" vaticinó todo lo contrario en su semanario de la semana pasada.

Pareciera que las encuestas reflejaran las ganas de quien las paga y de quien las realiza, toda vez que los resultados los justifican con argumentos metafísicos y religiosos. Dar ganador al "Dictador" -en elecciones transparentes- es casi como poner un burro de 3 patas a ganar el Kentucky Derby. El hombre es corrosivo: todo lo que toca, lo oxida; de allí que resulta inaceptable, bajo las más elementales normas de la sobrevivencia animal, que alguien se vaya a abrazar a un salvavidas desinflado estando en el medio del Lago de Valencia. Lo normal y racional es asirse a algún tronco o a lo que mejor flote.

El "Dictador" ha peculado pública y continuadamente más de $1.241.000.000.000, y únicamente permitió el engorde de los "pretty-eye-ymca boys", a quienes ha proporcionado lujos sauditas inimaginables hasta para una "banana republic". No ha disminuido la pobreza crítica y el analfabetismo en Venezuela; tampoco ha construido viviendas en abundancia y significancia para Venezuela. Pero sí ha tolerado el desbordamiento de la criminalidad y el sicariato. Hermanó con las FARC, ELN, ETA, Hezbolá, grupos narcoterroristas a los que da -al menos- logística. Tanto será el apoyo que quizás los apoyadores sintieron una atracción fatal hacia el dirty money fácilmente generado en el narcotráfico, por lo que ahora Venezuela es catalogada de narcoestado por algunos gobiernos.

En prueba: tan sólo la semana pasada 4 panas del "Dictador" pasaron a engrosar la lista -como presuntos narcotraficantes- de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de EEUU, acompañando así a otros venezolanos pretéritamente agregados y que -en conjunto- constituyen el estamento más selecto de la policía política del régimen dictatorial. En un estado de derecho estos alertas debían ser seriamente considerados para iniciar -de oficio- las pertinentes investigaciones, tanto por parte de la Fiscalía General de la República como de la Procuraduría General de la República. Eso sí: con respeto de la presunción constitucional de inocencia de los denunciados de marras; y de su decencia.

En virtud de lo antes expuesto, pudiera presumirse que las 3 primeras encuestas fueron en: (i) oficinas públicas; (ii) contratistas privadas dependientes económicamente del régimen; (iii) la plaza Bolívar de Caracas; (iv) Cuba; (v) todas las anteriores. A todo evento, lo que oímos, vemos, hablamos, palpamos y sentimos diariamente, amén a lo que el sentido común nos arrastra, es que el "Dictador" jamás saldrá con elecciones "tramparentes" operadas por el CNE, porque hay mucha exposición legal en juego;... y mucho dinero también.

Sólo nos queda el 350 con la calle.

romerromero@interlink.net.ve


La hermenéutica salvaje
RICARDO GIL OTAIZA |  EL UNIVERSAL
jueves 15 de septiembre de 2011  11:32 AM
A menudo se nos olvida —imbuidos como estamos en el disfrute de la tecnociencia— que en la base del conocimiento científico hay un peldaño de lo empírico, que de alguna manera nos sitúa, nos contextualiza en el referente de la cotidianidad, y de la vida misma. Cuando a Isaac Newton le cayó la manzana sobre la cabeza lo primero que se le ocurrió preguntarse fue por qué la manzana no se fue al cielo. Esta observación de carácter empírico le permitió con el tiempo deducir la ley de la gravitación universal. Lo demás es historia.

El cientificismo prevalece entre nosotros y se hace religión, hasta el punto de negarnos a mirar un poco más allá de nuestras narices, perdiéndonos en el proceso la complejidad de la existencia. Como "escépticos" nos empeñamos en aplicarle "a todo" la hermenéutica, como si de sus preceptos deviniera la verdad absoluta (si es que tal cosa es posible). La interpretación de cada una de las variables que anidan en nuestro día a día, a lo que único que nos conduce es a poner signos de interrogación a cada paso que damos sobre el planeta, confundiendo en el proceso al método con la experiencia, de allí la frustración de muchos al final del camino.

A tal extremo hemos llegado en nuestra cuadratura, que pretendemos interpretar lo que no amerita interpretación: un poema, un atardecer, la sonrisa esperanzada de un enfermo, la fe en una deidad, y el abrazo de un amigo, son a menudo objetos de nuestros sesudos análisis. Queremos ir más allá de lo cognoscible como si en ello se nos fuera la existencia, perdiéndonos a cada instante los claroscuros propios del vivir. Somos reacios a percibir los signos que a cada instante se ponen ante nosotros, si ellos no derivan de una observación abrazada por el filtro de la lógica y de la razón. Todo a través de la ciencia; fuera de ella nada existe.

Cuando nos adentramos por los caminos de la investigación científica nos topamos a menudo con grandes realidades: el conocimiento pasado de generación en generación amalgama en su seno inmensas potencialidades para la comprensión de los fenómenos de diversa naturaleza. Esa "empiria" se erige con frecuencia en luz en medio de las tinieblas, en sendero expedito en la consecución de los objetivos. Nuestra tarea consiste, precisamente, en establecer los vasos comunicantes entre la base empírica y el método científico, a los fines de dar el salto cualitativo hacia mayores estadios de la comprensión fenoménica y del mundo de relaciones (con su replicabilidad y cotejo incluidos).

La hermenéutica salvaje aplicada en nuestros días a todo lo que nos rodea, trae consigo la esquizofrenia propia de quienes se sienten seguros tras un método, y se vuelven reticentes a adentrarse en nuevos espacios y experiencias por el temor a lo desconocido. Como herramienta metodológica la hermenéutica es utilizada como mera receta, en un intento (muchas veces fallido) de hallar respuestas a las innumerables interrogantes que nos atosigan desde la cuna hasta la tumba. El peligro está en confundir el método con la investigación en sí (o la "experiencia", como la llamo en mi libro Tiempos complejos. ¿Fin del método científico?, APULA-2010, y Emooby-2011); y con frecuencia nos confundimos.

No pretendamos hacer de nuestras vidas laboratorios ambulantes, ya que terminaremos convirtiéndonos en autómatas, en seres profundamente desgraciados, a quienes nada de lo tangible e intangible logrará satisfacer. Una postura ecléctica frente a la incertidumbre global que nos devora, podría ser el necesario punto intermedio que nos permita una existencia en la que los avatares y las alegrías, los triunfos y los fracasos, sean las fuerzas interiores que nos impulsen a seguir adelante.

rigilo99@hotmail.com
En las cárceles del país las drogas que no se consiguen ni en LOCATEL las tenemos por
millones para usarlas en los presos y aumentar sus violencias nacidas en estas condiciones de
vida unida al ocio, y asi "borrarles el disco duro" de su mente y soltarlos, si pagan 50 palos
a la GNB y a los dignísimos abogados,  y asi degenerar una sociedad que fue sana como la
venezolana de mi infancia...    

No hay comentarios:

Publicar un comentario