Yo soy

Yo soy

lunes, 18 de abril de 2016

"NO ES UN QUERER ENTREGARSE ES UN ENTREGARSE SIN QUERER" JOSÉ ORTEGA Y GASSET



¡QUÉ LINDO, AMOR, QUE LLUEVA...
MIENTRAS QUE A MI MEMORIA
LLEGAN RECUERDOS NEBLINOSOS
DE CALLES Y PRISIONES LLENAS DE MALDAD
Y DE MISERIAS...

Y ASI MI VIDA.
 ASI CAE LA NOCHE DE LOS MITOS
Y DE LOS TIEMPOS!

LA NOCHE CAE DESDE EL CIELO Y,
LA LLUVIA NOS ENREJA NUEVAMENTE
DESDE LO ALTO DE DIOS.

TE AMO.

lunes, 11 de abril de 2016

La misericordia de Jehová





Joel 2:25-26, Biblia Reina Valera 1960

25 Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi grande ejército que envié contra vosotros. 

26 Y comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros: y nunca jamás será mi pueblo avergonzado.

domingo, 10 de abril de 2016

NOTA PARA LA VISITA QUE NUNCA VIENE



No me llega ningún mensaje tuyo...
Me imagino que estarás bien
y que no me escribes porque ya saber de mi
te produce como que algo de angustia.

Yo en verdad no te he llamado
pensando en ya no seguir siendo molestia,
aunque sé y siento que te amo...
y a veces me provoca saber de ti.

Sabes?
A veces me parece oír que me llaman
en horas de visitas,
pero NO, NO ES CONMIGO...

No es NADIE,
NADIE VIENE...

NADIE

miércoles, 6 de abril de 2016

Aseguró que no existen precedentes de una consulta de amnistía y que la demora en la promulgación del reglamento afecta a los presos políticos declaró el director de la ONG Foro Penal Venezolano.

Alfredo Romero: "Someter la amnistía a consulta pública no figura en la Constitución”

Alfredo Romero considera que Maduro ha usado la represión y persecución como política de Estado | Foto Archivo El Nacional
Alfredo Romero | Foto Archivo El Nacional
Aseguró que no existen precedentes de una consulta de amnistía y que la demora en la promulgación del reglamento afecta a los presos políticos

La propuesta de consulta pública de la Ley de Amnistía realizada por el presidente Nicolás Maduro extiende la situación de los presos políticos en el país, según el director de la ONG Foro Penal Venezolano.
“Ya la Ley está en manos de Maduro para su promulgación, que es lo que debería hacer de inmediato. Someterla a consulta pública es algo que no puede hacer, eso no figura en la Constitución”, afirmó.
De acuerdo con reseñas del diario El Impulso, Romero aseguró que no existen precedentes de una consulta de amnistía. Añadió que   la demora en la promulgación del proyecto,  que fue sancionado por la Asamblea Nacional el pasado martes 29 de marzo, afecta  a presos políticos como Efraín Ortega y Vasco Da Costa, “quienes han perdido más de 30 kilos. También están los casos de Yeimi Valera con problemas de escabiosis (sarna), Gerardo Carrero, Ángel Contreras y Carlos Pérez con alta hipertensión, así como muchos otros presos políticos que con urgencia necesitan ser liberados ya que sus vidas están en riesgo”.

“La Ley de Amnistía es ya una realidad y fue consultada al pueblo”

Delsa Solorzano: Ley de Amnistía no ampara a corruptos

Delsa Solorzano, diputada de la Asamblea Nacional | Foto: Twitter @AsambleaVE
Delsa Solorzano, diputada de la Asamblea Nacional | Foto: Twitter @AsambleaVE
La diputada hizo un llamado a Nicolás Maduro para que respete la voluntad del pueblo y firme esta ley

Delsa Solorzano, diputada a la Asamblea Nacional, indicó que la Ley de Amnistía no ampara a delincuentes.
“Nosotros no le hemos mentido al país, la Ley de Amnistía solo ampara a inocentes. Si la amparara a corruptos o narcotraficantes, este gobierno sería el primer interesado en aprobarla”, aseguró la parlamentaria.
Solorzano explicó que esta ley fue consultada y aprobada por más de 8 millones de venezolanos que votaron por la colación opositora el pasado 6 de diciembre.
“La Ley de Amnistía es ya una realidad y fue consultada al pueblo”, dijo.
Envió un mensaje de reflexión al presidente Maduro para que este apruebe este firme la ley aprobada por el Parlamento. 

El preso político Alexander Tirado, escribió un artículo en el cual asegura no perder la esperanza de salir libre en los próximos días después de dos años de su encarcelamiento.

Alexander Tirado sobre ley de amnistía: “Se les caerán las caretas a los pinochos que se han encargado de mentir"

El preso político recluido en La Tumba escribió un artículo en el cual asegura no perder la esperanza de salir libre después que ya hayan pasado dos años preso 

El preso político Alexander Tirado, escribió un artículo en el cual asegura no perder la esperanza de salir libre en los próximos días después de dos años de su encarcelamiento.
“La libertad la queremos no solo quienes hoy estamos injustamente presos por pensar distinto, no tengo duda que todos los venezolanos que están pasando por una coacción de sus libertades, también claman la libertad” escribió en la misiva.
Asimismo, reiteró que el proyecto de ley de amnistía, aprobada en primera discusión,  le dará libertad hasta a quienes hoy tienen que presentarse ante el Ministerio Público, resenó Sumarium.
“"La amnistía para mí es poder recobrar la posibilidad del abrazo tierno de mis seres queridos, el amor de mi gente y la sonrisa de mis amigos, a quienes extraño tanto", expresó  Tirado.
El texto íntegro:
Es impresionante que ya hayan pasado dos años. Disculpen si continúo con este tema, pero estoy aferrado a la esperanza de poder recuperar mi libertad en los próximos días.
Aunque estoy claro que esta lucha es por la libertad de Venezuela y cuando emprendimos este camino nos estábamos jugando hasta la vida, creo que no hay nadie en este momento que no añore su libertad.
La libertad la queremos no solo quienes hoy estamos injustamente presos por pensar distinto, no tengo duda que todos los venezolanos que están pasando por una coacción de sus libertades, también claman la libertad.
Lo increíble, es que todos los venezolanos estamos presos en distintas celdas; para algunos su celda es su casa debido a la inseguridad. Otros están presos en una cola o en las decenas de supermercados que deben visitar cada día para poder comprar lo que necesitan. Están presos quienes el dinero no les alcanza porque la hiperinflación se come los salarios.
Hay otro tipo de personas que también están presas, los malandros de cuello rojo porque son investigados internacionalmente por el delito narcotráfico. Son presos del poder aquellos que no pueden salir del país porque pagarán con cárcel sus violaciones a los derechos humanos. Están presos también quienes no reconocen que se equivocaron al ser cómplices de instaurar este régimen que destruye a Venezuela.
Gracias a Dios en el mes de abril muchas cosas cambiarán, se discutirá artículo por artículo la Ley de Amnistía y se caerán las caretas de los pinochos que se han encargado de mentir, día tras día, en cuanto a nuestros casos. Estos pinochos, que a mi parecer, no son más que mitómanos comunicacionales cuyas patas son muy cortas, como la cruel mentira, durante meses dijeron que quienes hoy estamos presos, por luchar por la libertad de Venezuela y de nuestro pueblo, éramos asesinos, narcotraficantes y que todos habíamos cometido delitos de lesa humanidad.
Cómo harán para ocultar tantos casos donde han existido detenciones arbitrarias, violaciones al debido proceso y la manipulación del sistema judicial para dictaminar condenas nada ajustadas a derecho, tal como es el caso Arube Pérez, Erasmo Bolívar y el resto de los Policías Metropolitanos, cuya la posibilidad de recobrar su libertad está muy cerca, libertad que por cierto que les fue arrebatada hace 13 años, así como la vil sentencia de Leopoldo López a 14 años de prisión y la injusta detención de los hermanos Rodrigo y José Hernández presos en Cumaná desde abril 2013.
La amnistía permitirá además el cese de la tortura en La Tumba donde permanecen recluidos Lorent Saleh, Gabriel Valles, Miguel De Sousa, a quienes por cierto, ni la audiencia preliminar se les ha efectuado. Beneficiará también a los diputados Rosmit Mantilla, Renzo Pietro y Gilberto Sojo, así como Alfredo Jazpe, Javier Martínez, José Pérez, Vladimir Araque, William Portillo, Juan Giraldo, Pedro Guzmán, josé Arocha, Jesús Salazar y más de un centenar de presos políticos
Chamel Akl, Marcelo Crovato, Pablo Estrada, Ángel Betancourt, Yolmer Roa, Daniel Ceballos, Carlos Arellano, José Luis Fernández, Antonio Ledezma, Ignacio Porras, Víctor Hidalgo, Andrés León, Eduard Tovar, Pedro Guerra y todos los que tienen el beneficio de casa por cárcel, recuperarán completamente su libertad.
Cómo demostrarán que los militares presos y condenados por el plan Jericó y golpe azul participaron en un intento de Golpe de Estado, sí la justicia que los condenó no investigó la verdad de los hechos, tal como pasó en nuestro juicio.
Con la amnistía, todos aquellos venezolanos que tienen régimen de presentación como María Elena Uzcátegui (compañera de prisión en Uribana), Chepa González (viuda de Rodolfo), Leswin Pérez, Alejandro Ledo, Douglas Morillo, Paolo Fernández, Gerson Perdomo, los hermanos Manzilla, y tantos otros, podrán andar libremente sin deberle nada a la justicia, porque nada hicieron.
Mis compañeros de lucha Deivis Oliveros, Carlos Palma, Yorman Barilla y Nixon Moreno, y muchos más, dejarán de estar escondidos porque ya nadie los perseguirá y la justicia que hoy responde a los mandatos del psuv, aclarará los hechos que se les imputan.
La ley de amnistía hará que Wisam Torbay, Ángel Sarmiento, Marcos Coello, Carlos Vecchio, Antonio Rivero, Oscar Pérez, Patricia y Rafael Poleo, Alberto Federico Ravell, Miguel Enrique Otero y tantos otros venezolanos que se exiliaron ante la represión del régimen, vuelvan al país a recobrar su vida y trabajarán juntos por la reconstrucción de la mejor Venezuela.
La amnistía para mí es poder recobrar la posibilidad del abrazo tierno de mis seres queridos, el amor de mi gente y la sonrisa de mis amigos, a quienes extraño tanto. Gracias a Dios porque dentro de muy poco acabará esta pesadilla.
Somos muchos los venezolanos quienes hemos sido víctimas de este podrido sistema judicial, brazo ejecutor del psuv y de los esbirros del régimen, pero llegó el momento de reivindicar a Venezuela.
Llegó el momento de aprobar en segunda discusión esta ley de amnistía y reconciliación nacional, que permitirá el cambio de rumbo del régimen, porque los 120 presos políticos, los 3500 venezolanos con régimen de presentación, el centenar de exiliados, volveremos a las calles y saldremos con más fuerzas para liberar a Venezuela de esto grupúsculo de corruptos comunistoides cuyos ideales libertarios se perdieron en las arcas del Estado.
Te amo Venezuela y no olvidemos nunca que la #AmnistíaEsCambio.

El presidente de la República Nicolás Maduro espera recibir las firmas de los detractores a la Ley de Amnistía sancionada por la Asamblea Nacional, debido a que el próximo sábado se cumplen los 10 días hábiles para emitir su respuesta. A juicio de abogados y defensores de los derechos humanos, esta actividad no representa ningún impedimento a la vigencia de la legislación.

Firmas oficialistas no obstaculizarían la ley de amnistía

El pueblo exige libertad para los presos políticos en Venezuela | Foto: Cortesía
El pueblo ha exigido en varias ocasiones la libertad de los presos políticos en Venezuela | Foto: Cortesía
El director de la ONG Foro Penal, Gonzalo Himiob, coincidió con la abogada Theresly Malavé sobre la invalidad de  las signaturas que recaude el presidente para trabar la legislación; estas solo serán tendrán "un valor  simbólico"

El presidente de la República Nicolás Maduro espera recibir las firmas de los detractores a la Ley de Amnistía sancionada por la Asamblea Nacional, debido a que el próximo sábado se cumplen los 10 días hábiles para emitir su respuesta. A juicio de abogados y defensores de los derechos humanos, esta actividad no representa ningún impedimento a la vigencia de la legislación.
Gonzálo Himiob, director de la ONG Foro Penal Venezolano, indicó que las firmas son un gesto simbólico que no incide “ni en  lo que haga el presidente, ni en lo que haga el parlamento.”
Detalló que la normativa legal faculta al presidente a cuestionar o expresar sus observaciones sobre la ley, pero no traba la vigencia de la misma. El mandatario tiene la opción de abstenerse a declarar sobre ello y dejar que transcurra el plazo para que el Poder Legislativo la sancione. Otra acción sería su promulgación.
La abogada Theresly Malavé, directora de la ONG Justicia y Proceso, aseguró que la recolección de firmas del oficialismo es “inconstitucional”, debido a que la ley ya pasó por una consulta pública antes de ser aprobada por el parlamento.
“La amnistía es una potestad exclusiva de la Asamblea Nacional. Si el Presidente no quiere promulgarla, la mayoría parlamentaria lo puede hacer. La amnistía ya es ley en el país y se debe cumplir. Eso es el sano derecho”, añadió la también defensora de los presos políticos Rosmit Mantilla, Javier Sierra, Gilberto Sojo, entre otros.

lunes, 4 de abril de 2016

Uno como un bolsa se los leyó...menos el tal "Oráculo" porque era una verdadera paja loca...No joda!!!

Tres tristes libros


1. Era la historia de un intento de asesinato. Hablo del primer relato que nos leyó a un grupo de amigos uno de nuestros compañeros de estudios de la Escuela de Sociología de la UCV cuando todos rondábamos los 20 años de edad.
Lo leímos en voz alta. El asesino está desesperado y rabioso. Trata de descuartizar a la víctima que no sabemos aún quién es. Hasta que en las últimas líneas el cuento da un giro inesperado, un turning point diría un dramaturgo sajón, y el lector, sorprendido, descubre que no es una persona. Es un libro. El asesino es nuestro amigo, un estudiante de Ciencias Sociales y el libro, la víctima, Conceptos elementales del materialismo histórico escrito por Marta Harnecker.
Como su nombre lo anuncia, el libro había sido escrito con el propósito de hacer digerible por “las masas” la complejidad del pensamiento marxista. Los estudiantes de la izquierda no marxista de la época nos burlábamos del texto. Pensábamos que era una manera de convertir una sopa compleja cargada de ingredientes en una simplona compota para bebés. Por lo tanto, celebramos aquel relato como un acto de justicia.
Ludovico Silva, que era un filósofo denso y había leído a Marx no en traducciones sino directamente del alemán, fustigó hasta el cansancio el marxismo manualesco en un libro titulado Antimanual para uso de marxistas, marxólogos y marcianos. Pensando en Conceptos elementales... allí escribió: “Si los loros fuesen marxistas, serían marxistas dogmáticos”.
Ahora releo que en una de sus largas y diarias peroratas Hugo Chávez presentó a la escritora chilena como una gran pensadora marxista, y los Conceptos elementales... como un gran libro. Viene al caso el relato de nuestro amigo
2. Es probable que en los últimos años de su vida Eduardo Galeano haya sufrido de insomnio. La culpa que sentía por haber escrito Las venas abiertas de América Latina seguramente le quitaba el sueño. Hasta que un día decidió hacer uno de los más sinceros mea culpasde la historia literaria del Cono Sur y confesó que se sentía irresponsable por haber escrito aquel libro lleno de imprecisiones, ideas maniqueas y trampas ideológicas. “Era muy joven, ignoraba muchas cosas”, dijo. Y agregó que ya no creía en muchas de las tesis que había defendido años atrás.
Fue un golpe bajo para el chavismo y para Hugo Chávez, quien se había convertido en el gran promotor internacional del libro. En un artículo reciente Thays Peñalver, autora de Conspiración de los 12 golpes, lo recordó como “un libro atestado de errores” que, sin embargo, generación tras generación de “revolucionarios de feria” han llevado bajo el brazo como “las sabias escrituras”.
3. Periódicamente Chávez se enamoraba de algún libro o un autor y con su capacidad de prédica lo convertía en best seller. Eso fue lo que ocurrió con El oráculo del guerrero. Probablemente confundiéndolo con el Arte de la guerra de Sun Tzu, a Chávez le dio por hacer citas casi diarias con un ejemplar del librejo de autoayuda firmado por un desconocido llamado Lucas Estrella. Como si en él estuviese resumida toda la inteligencia humana.
Era el momento estelar del culto al santo de Sabaneta y El oráculo se convirtió en un fenómeno de ventas. Los buhoneros los ofrecían incluso en las colas de automóviles. Se dice que los reyes de la piratería venezolana imprimieron millones de ejemplares de  aquella bazofia para incautos.
Hasta que Boris Izaguirre declaró en una entrevista televisiva que El oráculo del guerrero era un libro de culto gay. Con auctoritas suficiente y su pedigrí de enfant terrible citó un verso que hablaba de guerreros y espadas envainándose y desenvainándose y explicó con picardía y gusto las metáforas eróticas del asunto.
A partir de ese día, Chávez más nunca volvió a hablar del libro. La industria de la piratería sufrió una caída notable de sus ventas. Ulises Estrella, como ya le pasó a la Harnecker, pasó al olvido.
Hay libros tristes. Lectores también. Es necesario recordarlos.

Shakesperae es universal, si no vean el remaque que de sus obras hace el Presidente de Venezuela. Nicolás maduro.Maduro no ejecutará la Ley de Amnistía aprobada por la mayoría de la AN. Acudirá a jueces serviles para calificarla de inconstitucional, o de cualquier otra cosa violatoria de la convivencia civilizada. Clamará por el soporte de la militarada, para que el cuartel libre a Venezuela de la escalada de unos súcubos levantados del infierno. Animará las menguadas huestes que todavía lo siguen, para que ataquen a los promotores de la regulación como reos de lesa patria. Repetirá su discurso sobre el retorno de fuerzas siniestras que salen de su escondrijo para reforzar el trabajo de unos cómplices parapetados en una sospechosa maraña de curules. Promoverá el descrédito de una búsqueda de avenimiento que, en lugar de convocar a la paz, motivará el arranque de pavorosas hostilidades debido a la salida de unos delincuentes que harán de las suyas cuando dejen el calabozo con el amparo de unos farsantes disfrazados de diputados

Nuestro amigo común: César debe morir

César debe morir (Vittorio y Paolo Taviani, 2012)
César debe morir (Vittorio y Paolo Taviani, 2012)
“Cuenta Harold Bloom que el César de Shakespeare es no solo ambiguo, sino hasta simpático: un hombre con un gran poder y gran capacidad para juzgar con rapidez el carácter”

En César debe morir (Vittorio y Paolo Taviani, 2012) no se duda. En esta adaptación de La tragedia de Julio César de Shakespeare, filmada en la cárcel de Rabibbia, en Roma, interpretada por los prisioneros de alta peligrosidad como parte de un programa teatral de puestas en escena de clásicos como Infierno, de Dante, solo hay –a diferencia de la ambigua obra isabelina– una sentencia: César debe morir.
Para los hermanos Taviani, cineastas octagenarios aún en pleno ejercicio del oficio, Julio César es, a secas, un tirano. Cuenta Harold Bloom que el César de Shakespeare es no solo ambiguo, sino hasta simpático: un hombre con un gran poder y gran capacidad para juzgar con rapidez el carácter. Consecuente. Generoso. Sin embargo, hubo algunos indicios, como su simbólica sordera de un oído, de que podría–nunca ha sido el tiempo verbal tan determinante– llegar a convertirse en un tirano. Bruto mismo lo admite: si se podría estar gestando una serpiente, “hay que matarlo en el cascarón”. Bruto es quizás, dice Bloom, el más ambiguo y oscuro de todos los personajes de la tragedia, pues ama a César como a su padre (Bloom explica que Shakespeare no desarrolló esta relación en esa dirección) y sin embargo, está dispuesto a asesinarlo, convenciéndose de que unaposibilidad –precisamente eso: casi una fantasía, la de que César sea un tirano– es un hecho. En ese sentido se asemeja a Otelo, quien de alguna manera termina por convencerse a sí mismo frente a una sospecha de que Desdémona le es infiel. Así, en nombre de Roma, el Bruto de los Taviani grita a la plebe tras ser señalado y atacado por el asesinato: “(César) Fue ambicioso, y por eso lo maté. ¿Hay alguien aquí tan vil que no ame este país? Porque es a ellos a quienes ofendo”. Para Bruto, César debe morir porque atentaría contra Roma, que es lo mismo que decir que lo haría contra Bruto. El pueblo debe entender: César o Roma. César o Bruto.
La película inicia y culmina con la representación de la obra frente al público asistente al teatro en la prisión, a color. En el medio, en un blanco y negro severo y hermoso, la sustancia: antecedidos por audiciones que representan el toque de comedia que puede hallarse en la película, vemos los ensayos. Todo dentro de la cárcel. Patio, pasillos, celdas. Los Taviani cortan de un prisionero a otro, ensayando cada uno en su celda, para construir las escenas donde están juntos ambos personajes. Interrumpiéndose, los prisioneros replantean los textos del bardo adaptándolos a su dialecto de preferencia o añadiendo comentarios que cruzan el límite de cualquier representación. El prisionero que interpreta a Julio César (particularmente verosímil, pues solía pertenecer a la Mafia), por ejemplo, cuestiona y sentencia al intrigante Decio “¿(Hablas) como un amigo? Como un embustero. Como un lameculos. Como un hombre desvergonzado”. El corte es a un plano del resto de los prisioneros que ven la escena cruzándose miradas incómodas. “Eres muy bueno en eso. Lo estás haciendo muy bien con esa cara”, continúa mientras le pellizca la mejilla. “César no dice eso”, responde el prisionero que interpreta a Decio, a lo que el otro dice “Debería si te conociera”. Podrán haber pertenecido a la Mafia, traficado drogas o asesinado (el intérprete de Casio, el resentido, está preso por homicidio), pero incluso los guardias se acercan a ellos con camaradería. Hasta que deben recordarse a sí mismos, como difícilmente hace el espectador, de que existen sus víctimas y el daño que estos hombres de honor han causado es enorme.
Frente a una plebe que parece alabarlo todo, Antonio señala la traición de Bruto. Se sucede la batalla final en la cual Bruto y Casio prefieren suicidarse a ser atrapados por Octavio. ¿Cuál es la razón por la que debió morir César? ¿Por qué nadie pone en duda la sentencia que da título a la película? Con algo de cautela, diría que César –y con él el espíritu de Roma– es el único personaje que coordina ideas y pensamientos, es decir, es el único que se permite dudar. Para los Taviani, la duda debe morir.  

Contra la amnistía



Maduro no ejecutará la Ley de Amnistía aprobada por la mayoría de la AN. Acudirá a jueces serviles para calificarla de inconstitucional, o de cualquier otra cosa violatoria de la convivencia civilizada. Clamará por el soporte de la militarada, para que el  cuartel libre a Venezuela de la escalada de unos súcubos levantados del infierno. Animará las menguadas huestes que todavía lo siguen, para que ataquen a los promotores de la regulación como reos de lesa patria. Repetirá su discurso sobre el retorno de fuerzas siniestras que salen de su escondrijo para reforzar el trabajo de unos cómplices parapetados en una sospechosa maraña de curules. Promoverá el descrédito de una búsqueda de avenimiento que, en lugar de convocar a la paz, motivará el arranque de pavorosas hostilidades debido a la salida de unos delincuentes que harán de las suyas cuando dejen el calabozo con el amparo de unos farsantes disfrazados de diputados. Se apoyará en cualquier exageración, en el socorro de la tergiversación más grosera, en la pandilla más próxima, en las esquinas calientes de rigor, en cualquier lugar común que en sana lógica no se puede sostener, pero debe dejar sin efecto una norma en cuya inaplicación se le va la vida como dirigente político y como cabeza de la facción que detenta el poder.
¿Por qué esa ineludible necesidad? ¿Por qué Maduro actúa como si estuviera ante su apocalipsis, frente al  borde del abismo más profundo de su vida, y desde cuyo fondo no podrá salir? La represión que ordenó contra las manifestaciones de protesta sucedidas en febrero de 2014 ha sido de las más cruentas y condenables de la historia de Venezuela. Él estaba en Miraflores cuando se desataron las furias contra la muchedumbre indefensa. Manejaba el timón cuando cayeron muertos los estudiantes, cuando fueron apaleados centenares de jóvenes en Caracas y en muchas otras ciudades del país, cuando las cárceles se llenaron de inocentes que habían salido a luchar por una causa justa, o que se encontraban por azar en el lugar de los acontecimientos; cuando las madres clamaban por sus hijos desaparecidos o les curaban las heridas de las peinillas y los perdigones, cuando la compasión desapareció del mapa para dar puerta franca a la brutalidad. Gracias a la celeridad de las redes de comunicación y a las señales de pánico que se pudieron captar de forma inmediata, la sociedad se enteró de la existencia de un teatro de terror cuyos responsables quedaban condenados a penas fulminantes si no se las arreglaban para salir rápido del evidente atolladero.
En consecuencia, bajo las órdenes de Maduro, se dieron a la tarea de manipular las escenas de crueldad hasta el punto de convertirlas en los antípodas, es decir, en una operación comedida con el objeto de salvaguardar el orden desbordado según el cálculo de los enemigos de la patria. Entonces los demócratas se convirtieron en factores conscientes de destrucción y los verdugos se hicieron custodios compasivos del pueblo. No hubo persecución de los asesinos, ni de los violadores de los derechos humanos, o los buscaron en el sitio ocupado por los manifestantes. Como no existían evidencias susceptibles de apoyar la tergiversación de los hechos, las fabricaron de la nada o las obtuvieron mediante tortura. El caso del juicio de Leopoldo López, una de las causas más indecentes e insostenibles en la trayectoria de nuestros tribunales, resume la frialdad de las tramas que entonces fraguaron para salvar la responsabilidad del jefe del Estado y de sus secuaces en los desmanes de ese febrero trágico. Maduro y sus subalternos cambiaron la historia para lavarse las manos ensangrentadas que podían colocarlos, sin atenuantes, en el banquillo de los culpables.
La Ley de Amnistía encuentra origen en la memoria de esa cadena de crímenes sin castigo y en la necesidad de lavar la reputación de quienes fueron calificados como delincuentes de manera torva. Busca espacios para la concordia, absolutamente necesarios en la atmósfera de crispación que vivimos, pero también mueve los recuerdos hacia actos de inhumanidad que el régimen debe ocultar necesariamente. Maduro no puede permitir que el repaso de sus sombras le dé un trompicón mortal.

Misterios vergonzosos...Cientos o miles de loritos de cráneo cerrados al vacío repetían las consignas anti “neoliberales”. Fidel Castro, que no ha cesado un instante de su larga vida en tramar daños para sus semejantes, convocó amigotes de América Latina, con Lula a la cabeza, a Sao Paulo para que “inventaran” una nueva forma de hacer la revolución. El lenguaje democrático, electoral y pacífico, o hiperdemocrático se impone en la nueva estrategia del populismo revolucionario que triunfa en Venezuela en 1998. El nuevo canto de sirena eran “la constituyente” y la “lucha contra la corrupción” para que los redentores disfrazados pudieran destruir los partidos políticos, sus únicos adversarios de cuidado, ante la ingenuidad de los grupos más ilustrados que tomaron la política. Así se extendió la infección a Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, y varios otros que por ventura se salvaron, como México, Panamá y Honduras.

  • CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ
  • El Universal 03 de abril de 2016
  • La Humanidad celebró de un extremo a otro el fin de la pesadilla revolucionaria, una vez que en 1989 cayó el Muro de Berlín y todos los demás muros que Churchill con su lengua telescópica llamó “la cortina de hierro”. Antes se había desmembrado el modelo socialistoide impulsado por Cepal, que casi acabó con América Latina y la llevó a la gran Crisis de la Deuda, también en los 80. Después de cincuenta años del socialismo rooseveltiano, Reagan sacaba a EEUU de la decadencia y la humillación internacional (ya los “analistas” hablaban de la Unión Soviética como la nueva superpotencia). Era el colapso universal de la tragicomedia socialista en todas sus presentaciones. Solo quedaban con cabeza Felipe González y otros líderes europeos, socialdemócratas como los de principios del siglo XX. Parecía que la mala yerba se extinguiría, con toda su carga de injusticia, dolor y miseria para la Humanidad.
    Era el fin de la historia en el sentido marxista, el fin de la lucha de clases, como dijo brillantemente Francis Fukuyama, uno de esos autores que todo el mundo criticaba pero nadie leía. La reacción contra él era comprensible, porque su libro llamado así, El fin de la Historia, les daba en la mera madre. Su tesis central era que el fracaso del socialismo dejaba al totalitarismo sin proyecto alternativo para enfrentar a la sociedad abierta. Nunca dijo que se acaban los conflictos sino que ahora lo harían gángsters musulmanes o delincuentes étnicos, mas no una promesa de nueva sociedad. Pero la izquierda, dueña de intelectuales y gacetilleros baratos en todas partes, inventó el fantasma del neoliberalismo y el “FMI” que recorrían el mundo, para desviar la atención de su fracaso ecuménico. En alguna medida lo lograron e hicieron que mucha gente se pusiera a discutir sobre esas necedades y manipulaciones.
    ¿Por qué terminan así?
    Cientos o miles de loritos de cráneo cerrados al vacío repetían las consignas anti “neoliberales”. Fidel Castro, que no ha cesado un instante de su larga vida en tramar daños para sus semejantes, convocó amigotes de América Latina, con Lula a la cabeza, a Sao Paulo para que “inventaran” una nueva forma de hacer la revolución. El lenguaje democrático, electoral y pacífico, o hiperdemocrático se impone en la nueva estrategia del populismo revolucionario que triunfa en Venezuela en 1998. El nuevo canto de sirena  eran “la constituyente” y la “lucha contra la corrupción” para que los redentores disfrazados pudieran destruir los partidos políticos, sus únicos adversarios de cuidado, ante la ingenuidad de los grupos más ilustrados que tomaron la política. Así se extendió la infección a Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, y varios otros que por ventura se salvaron, como México, Panamá y Honduras.
    Hoy estamos frente a un misterio vergonzoso. El neocomunismo triunfó con el apoyo de las clases medias e incluso de grupos económicos importantes. ¿Por qué fatalmente regresaron los revolucionarios al delito en el poder, esta vez por vía democrática? Los resultados de esta resurrección socialista de los noventa son trágicos. Lula da Silva, modelo de estadista al que Obama denominaba the boss, terminó artífice de ruindades, un forrado cobrador de peaje de Odebrecht, que arrastra a Rousseff a la misma alcantarilla por trampitas grotescas para no ir preso. La revolución bonita es  un cuadro séptico en política y moral que desconcierta a los médicos y del que todos esperan el desenlace. El galán de Ecuador, el escolta del Galáctico que gobierna Bolivia y el padre ejemplar Ortega, han logrado perpetuarse por medio de violar leyes, comprar jueces, y cometer toda suerte de bellaquerías.
    Acabar el Estado de Derecho
    Mucho que escribir sobre esta triste agonía pero hay que destacar que una razón esencial de su fracaso es el hombre nuevo. Los revolucionarios portan una doctrina para fracasados y resentidos. Aprenden en sus primeras lecciones que la propiedad –de los demás– es un robo y los dirigentes democráticos son agentes del pasado, defensores de una causa inhumana, hostiles al pueblo, simplemente enemigos sin valor como personas. Por eso el lenguaje sucio a la hora de referirse a ellos. La propiedad y la libertad son valores burgueses y la importancia de la vida se mide si sirve a los fines revolucionarios. Por lo tanto, la revolución es la licencia  para suspender los derechos a la vida, la propiedad y la libertad, que pasan al dominio de hombres nuevos para que los administren. Eso implica que la revolución está fuera de la moralidad burguesa, es amoral y más allá del Estado de Derecho.
    Los asesinatos de opositores son ajusticiamientos y los robos, expropiaciones. En el Programa de Gotha, Marx afirma que hay que sustituir el derecho igual por el derecho desigual, no son iguales ante los tribunales un burgués y un proletario. ¿Entonces que se puede esperar de su ejercicio del poder? Como se sabe, más allá de la retórica, el hombre nuevo termina forrado de dólares en paraísos fiscales, viviendo en mansiones capitalistas y el pueblo sin comida. Y basta de acusar “a los ignorantes, al pueblo pasivo que no despierta”, cuando los responsables son precisamente los que dicen eso. Los que abrazaron la pesadilla y la convirtieron en realidad fueron los más cultos, las clases medias. Cuidado con su acción política, más peligrosa que una serpiente en una cesta.
    @CarlosRaulHer

domingo, 3 de abril de 2016

Salvador Garmendia (Barquisimeto, 1928 – Caracas, 2001). Narrador, periodista, cronista, guionista de radio, cine y televisión. Considerado como el precursor de la moderna narrativa urbana de Venezuela, ha sido uno de los escritores más activos y prolíficos de nuestra literatura.

Ednodio Quintero y los cuentistas venezolanos
8/33: Salvador Garmendia

Salvador Garmendia / Proyecto de Arte Fotográfico (PAF). Archivo EN
Salvador Garmendia / Proyecto de Arte Fotográfico (PAF). Archivo EN
“El lenguaje un tanto duro y áspero de sus primeras narraciones da un giro hacia cierta lírica donde la sensualidad es expuesta de una forma natural, manteniendo las cualidades de una prosa poderosa y eficaz”

Barquisimeto, 1928 – Caracas, 2001. Narrador, periodista, cronista, guionista de radio, cine y televisión. Considerado como el precursor de la moderna narrativa urbana de Venezuela, ha sido uno de los escritores más activos y prolíficos de nuestra literatura.
Garmendia permanece en su ciudad natal hasta los veinte años y ahí publica su primera novela, una curiosidad, El parque (1946). Luego, en Caracas, se dedicará durante más de dos décadas a sus labores de locutor y de escritor de guiones para radio-novelas, un género muy popular por aquella época, y participando además en la vida cultural capitalina alrededor de los grupos Sardio y El techo de la ballena. En 1958 publica su novela Los pequeños seres, inaugurando una manera inédita de novelar, ocupándose de las existencias anodinas y a menudo miserables de los marginados de la sociedad, valiéndose de un estilo que podríamos calificar, haciendo un paralelismo con cierta literatura norteamericana, de “realismo sucio”. En esta misma línea publica tres novelas más:Los habitantes (1961), Día de ceniza (1963) y La mala vida (1968), así como un primer volumen de cuentos, Doble fondo (1966). Curiosamente poco a poco se va apartando de estos registros realistas, que como confesará años más tarde giraban en torno a un malentendido social, y pronto incursionará en nuevos territorios, incluyendo lo fantástico, que ampliarán sus horizontes temáticos y conceptuales.
En 1967 Garmendia se traslada a la ciudad de Mérida donde se desempeña durante cinco años como Director de Cultura de la Universidad de los Andes, fundando la revista y las ediciones Actual. Se dedica casi exclusivamente a la escritura de cuentos. EnMemorias de Altagracia (1974), su penúltima novela, se asoma por primera vez al mundo de la infancia, en un ambiente pueblerino y rural, logrando notables aciertos dentro de lo que podríamos llamar la educación sentimental de un adolescente provinciano. El lenguaje un tanto duro y áspero de sus primeras narraciones da un giro hacia cierta lírica donde la sensualidad es expuesta de una forma natural, manteniendo las cualidades de una prosa poderosa y eficaz.
Entre 1984 y 1988 Garmendia ocupa sendos cargos diplomáticos en Madrid y Barcelona, considerándosele en función de su altura intelectual como “Cónsul del boom”. A su regreso a Venezuela continúa con su febril actividad de columnista y cronista cultural y escritor. Habrá que destacar su participación en diversos proyectos humorísticos como aquel famoso que girara en torno a la revista El sádico ilustrado. Garmendia obtuvo importantes reconocimientos por su vasta obra narrativa, destacamos el Premio Nacional de Literatura (1973), el Premio de cuentos Juan Rulfo (1989) y el Dos océanos de Francia (1992).
Garmendia publicó catorce volúmenes de cuentos, y luego de su desaparición física han sido editados unos seis más, que junto a los inéditos conforman un conjunto que supera los cuatrocientos, y si tomamos en cuenta que sus relatos eran por lo general extensos, estamos ante una obra monumental, lo que demuestra la vocación totalizadora del autor. Si a esta inmensa cantidad de relatos sumamos sus novelas, podemos hablar de la “Comedia humana” de un Balzac vernáculo, sin duda un valiosísimo tesoro que ojalá algún día veamos editado en conjunto, como al autor y los lectores se lo merecen.
En general, la prosa de Garmendia está impregnada de la experiencia de los cinco sentidos, y en consecuencia podríamos calificarla como sensorial: el cuerpo ocupa un lugar preponderante, como vehículo y receptáculo del ser, incluso como objeto de la narración. Las descripciones fisonómicas en Garmendia son de verdad magistrales, recordando a veces a los grandes maestros rusos, Chejov, Gogol. Pareciera que el autor se paseara por la piel y por el rostro de sus personajes armado de una lupa y un escalpelo, logrando descripciones minuciosas, anatómicas, próximas al hiperrealismo de un Francis Bacon. Por otra parte, el lenguaje es directo, coloquial, sin adornos ni ripios innecesarios, subordinado única y exclusivamente a la narración.
“Tan desnuda como una piedra” (1989), un relato difícil de olvidar, ilustra los mejores dotes de narrador del grandísimo escritor que fuera Salvador Garmendia, y nos muestra, además, lo que podríamos llamar un rasgo de su personalidad, imbuido en este caso en el personaje femenino, un ser marginal, cómo no: ese raro, escaso y valioso sentimiento: la compasión. 

Con un pie en la amnistía


  • DAVID UZCÁTEGUI
  • El Universal 01 de abril de 2016 
  • Tras una intensa sesión que fue seguida con sumo interés por todo el país, la Asamblea Nacional aprobó finalmente y en su segunda discusión, la tan esperada Ley de Amnistía, que se había convertido en una de sus propuestas fundamentales para la campaña electoral que renovó al Poder Legislativo.

    Las voces de protesta desde factores opuestos al gobierno se han alzado pacíficamente y con la razón por delante, al asistir al lamentable espectáculo de un grupo de venezolanos apresados por estar en la acera política contraria, por haber salido a protestar, por haberse visto involucrados en hechos de violencia no suficientemente aclarados y por no haber sido beneficiarios –como lo garantizan nuestras leyes– de un proceso imparcial y justo.
    Desde hace mucho tiempo viene creciendo en el inconsciente colectivo venezolano la idea de que esta ley es la llave para abrir las puertas a una mayor pacificación del país, en medio de la tensa situación en la que vivimos los venezolanos, y que se prolonga mucho más allá de lo imaginable.
    El desequilibrio de la justicia recalienta la indignación y la impotencia del venezolano. Mientras en la cotidianidad asistimos al delito como parte de nuestra vida diaria; por otro lado padecemos por el hecho de la reclusión en condiciones por demás inadecuadas de personas perseguidas por sus ideas, mientras otros decidieron abandonar el país al sentirse víctimas de una persecución injustificada y donde llevan todas las de perder.
    El movimiento que ha crecido alrededor de esta iniciativa, incorpora los más diversos matices de la sociedad venezolana, al tratarse de la punta del iceberg de la compleja situación país que nos está tocando vivir en estos tiempos.
    El mencionado proyecto de ley fue sometido a consulta pública, habiéndose incorporado en dicha consulta a las ONG en materia de derechos humanos, organizaciones de personas víctimas de la violencia en todas sus formas, organizaciones públicas y privadas, sectores interesados y a la colectividad en general.
    Por su parte, el presidente de la República, Nicolás Maduro, afirmó que no aceptará la Ley de Amnistía, y alegó que “Están aprobando una ley para proteger a asesinos, criminales, narcotraficantes y terroristas; la verdad, tengan la seguridad que esa ley por aquí no pasa, caballero, que lo sepa la derecha nacional e internacional, leyes para amparar terroristas y criminales no pasarán, por aquí no pasan, hagan lo que hagan”, según nota de la página web del canal oficialista Telesur.
    Las afirmaciones del Primer Magistrado nacional tienen unos cuantos matices extremadamente delicados. En primer lugar, porque está usurpando funciones del Poder Judicial y se arroga la potestad de juzgar y condenar a ciudadanos venezolanos, muchos de los cuales ni siquiera han tenido el derecho de un juicio justo y menos de una sentencia.
    Adicionalmente, somete al escarnio público a personas sobre quienes puede y debe pesar aún la presunción de inocencia que en toda sociedad civilizada se estila antes del comienzo de los juicios que se han retrasado indebidamente.
    Por si fuera poco, desde el Ejecutivo Nacional se fractura una vez más la convivencia con el Poder Legislativo, otro episodio más de un hábito de conducta que se ha instaurado desde que el Parlamento Nacional selló su independencia en diciembre pasado; ya que en el período anterior era evidente la coordinación entre ambos poderes, desdiciendo así la razón de ser de la Asamblea Nacional.
    Se debe recordar una vez más –y cuantas veces sea necesario– el carácter legítimo de la representación popular que los diputados ostentan, tras haber llegado a esa posición por el voto, ampliamente favorecedor de una opción alternativa a quienes hoy ocupan el Ejecutivo.
    Desconocer esta autoridad y esta representación es desconocer también los usos democráticos y abrir una nueva herida que a nadie conviene y que generará profundos daños a los ya múltiples y difíciles de reparar que hemos ido coleccionando en los últimos años.
    En este sentido, desde el oficialismo harían bien en escuchar afirmaciones como las del exministro del Interior, Justicia y Paz, Miguel Rodríguez Torres, quien aseguró recientemente que Venezuela está en una etapa donde necesita perdonar porque debe acabarse el resentimiento entre la oposición y el gobierno.
    Citó como ejemplo de diálogo a Cuba, que recientemente sostuvo encuentros con Estados Unidos y a Colombia, que ha llegado a acuerdos de paz con las FARC, agregando: “Entonces, ¿cómo es que nosotros no podemos pasar la página de odio y sentarnos a buscar soluciones?”.
    Nos falta esa respuesta. ¿Por qué enemigos de muchos más años y con mucha más sangre de por medio han logrado sentarse a dialogar y los dos grupos mayoritarios de este país no pueden hacerlo? La polémica Ley de Amnistía está sirviendo la oportunidad en bandeja de plata.



Dios no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia Palabras del Santo Padre al finalizar el Vía Crucis

Texto completo de las palabras del Papa en la vigilia de la Divina Misericordia

‘Una fe que no es capaz de ser misericordiosa, como son signo de misericordia las llagas del Señor, no es fe, es idea, es ideología’
El Papa en la Vigilia de la Divina Misericordia
El Papa En La Vigilia De La Divina Misericordia Dirige Una Reflexión A Los Presentes (Foto CTV - Osservatore Romano)
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El papa Francisco participó este sábado por la tarde en la vigilia de oración junto a quienes siguen la espiritualidad de la Divina Misericordia y tomaron parte estos días a las celebraciones del Jubileo y del Congreso Apostólico europeo de la Misericordia.
Cuadro del Señor de la Divina Misericordia en la Plaza
Al término de la vigilia el Santo Padre dirigió unas palabras recordando que las manifestaciones de la misericordia son continuas, que no deberíamos acostumbrarnos a recibirla, porque con gran fantasía Dios cuyo nombre es ‘Misericordia’ sale a nuestro encuentro. Reconoció que es  difícil llegar a ser testigos de esa misericordia pero que es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse. Y que la misericordia reconoce el rostro de Jesucristo en quien está más lejos, débil, solo, confundido y marginado.
Señaló que la misericordia nunca puede dejarnos tranquilos, porque es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo de involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre.
A continuación el texto completo:
«Queridos hermanos y hermanas, buenas tardes. Compartimos con alegría y agradecimiento este momento de oración que nos introduce en el Domingo de la Misericordia, muy deseado por san Juan Pablo II para hacer realidad una petición de santa Faustina.

El Papa ante los fieles reunidos en la plaza de San Pedro

Los testimonios que han sido presentados —por los que damos gracias— y las lecturas que hemos escuchado abren espacios de luz y de esperanza para entrar en el gran océano de la misericordia de Dios. ¿Cuántos son los rostros de la misericordia, con los que él viene a nuestro encuentro?
Son verdaderamente muchos; es imposible describirlos todos, porque la misericordia de Dios es un crescendo continuo. Dios no se cansa nunca de manifestarla y nosotros no deberíamos acostumbrarnos nunca a recibirla, buscarla y desearla. Siempre es algo nuevo que provoca estupor y maravilla al ver la gran fantasía creadora de Dios, cuando sale a nuestro encuentro con su amor.
Dios se ha revelado, manifestando muchas veces su nombre, y este nombre es “misericordioso” (cf. Ez 34,6). Así como la naturaleza de Dios es grande e infinita, del mismo modo es grande e infinita su misericordia, hasta el punto que parece una tarea difícil poder describirla en todos sus aspectos.
Recorriendo las páginas de la Sagrada Escritura, encontramos que la misericordia es sobre todo cercanía de Dios a su pueblo. Una cercanía que se manifiesta principalmente como ayuda y protección.
Es la cercanía de un padre y de una madre que se refleja en una bella imagen del profeta Oseas: «Con lazos humanos los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como quien alza un niño hasta sus mejillas. Me incliné hacia él para darle de comer» (11,4).
Es muy expresiva esta imagen: Dios toma a cada uno de nosotros y nos alza hasta sus mejillas. Cuánta ternura contiene y cuánto amor manifiesta. He pensado en esta palabra del Profeta cuando he visto el logo del Jubileo. Jesús no sólo lleva sobre sus espaldas a la humanidad, sino que además pega su mejilla a la de Adán, hasta el punto que los dos rostros parecen fundirse en uno.
No tenemos un Dios que no sepa comprender y compadecerse de nuestras debilidades (cf. Hb 4, 15). Al contrario, precisamente en virtud de su misericordia, Dios se ha hecho uno de nosotros: «El Hijo de Dios con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con cada hombre.
Trabajó con manos de hombre, pensó con inteligencia de hombre, obró con voluntad de hombre, amó con corazón de hombre. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, en todo semejantes a nosotros, excepto en el pecado» (Gaudium et spes, 22).
Por lo tanto, en Jesús no sólo podemos tocar la misericordia del Padre, sino que somos impulsados a convertirnos nosotros mismos en instrumentos de su misericordia. Puede ser fácil hablar de misericordia, mientras que es más difícil llegar a ser testigos de esa misericordia en lo concreto. Este es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse. Jesús nos dijo que debemos ser “misericordiosos como el Padre” (cf. Lc 6,36).
¡Cuántos rostros, entonces, tiene la misericordia de Dios! Ésta se nos muestra como cercanía y ternura, pero en virtud de ello también como compasión y comunicación, como consolación y perdón. Quién más la recibe, más está llamado a ofrecerla, a comunicarla; no se puede tener escondida ni retenida sólo para sí mismo.
Es algo que quema el corazón y lo estimula a amar, porque reconoce el rostro de Jesucristo sobre todo en quien está más lejos, débil, solo, confundido y marginado. La misericordia sale a buscar la oveja perdida, y cuando la encuentra manifiesta una alegría contagiosa. La misericordia sabe mirar a los ojos de cada persona; cada una es preciosa para ella, porque cada una es única.
Queridos hermanos y hermanas, la misericordia nunca puede dejarnos tranquilos. Es el amor de Cristo que nos “inquieta” hasta que no hayamos alcanzado el objetivo; que nos empuja a abrazar y estrechar a nosotros, a involucrar, a quienes tienen necesidad de misericordia para permitir que todos sean reconciliados con el Padre (cf. 2 Co 5,14-20).
No debemos tener miedo, es un amor que nos alcanza y envuelve hasta el punto de ir más allá de nosotros mismos, para darnos la posibilidad de reconocer su rostro en los hermanos. Dejémonos guiar dócilmente por este amor y llegaremos a ser misericordiosos como el Padre.
Hemos escuchado el Evangelio: Tomás era un terco, no había creído y encontró la fe cuando tocó las llagas del Señor. Una fe que no es capaz de ponerse en las llagas del Señor no es fe. Una fe que no es capaz de ser misericordiosa, como son signo de misericordia las llagas del Señor, no es fe, es idea, es ideología.
Nuestra fe está encarnada en un Dios que se hizo carne, que se hizo pecado, que fue llagado por nosotros.
papa piazzaPero si nosotros queremos creer verdaderamente y tener la fe, tenemos que acercarnos y tocar esa llaga, acariciar esa llaga. Y también agachar la cabeza y dejar que los otros acaricien nuestras llagas.
Entonces que sea el Espíritu Santo quien guíe nuestros pasos: Él es el amor, Él es la misericordia que se comunica a nuestros corazones. No pongamos obstáculos a su acción vivificante, sino sigámoslo dócilmente por los caminos que nos indica.
Permanezcamos con el corazón abierto, para que el Espíritu pueda transformarlo; y así, perdonados y reconciliados, entrados en las llagas del Señor seamos testigos de la alegría que brota del haber encontrado al Señor Resucitado, vivo entre nosotros».
Después de la bendición el Santo Padre añadió:
«El otro día, hablando con los dirigentes de una asociación de ayuda, de caridad, salió esta idea y pensé: la diré el sábado en la plaza. ¡Qué lindo sería que como un recuerdo, como un monumento de este Año de la Misericordia haya en cada diócesis una obra estructural de misericordia!
Un hospital, una casa de reposo para ancianos, para niños abandonados, una escuela donde no haya, una casa para recuperar a los que sufren adicciones, y tantas otras cosas que se pueden hacer. Sería lindo que cada diócesis piense: qué puedo dejar como recuerdo viviente, como obra de misericordia viviente, como llaga de Jesús viviente, en este Año de la Misericordia. Pensemos y hablemos con nuestros obispos».

Publicamos a continuación las palabras que el Santo Padre pronunció al finalizar el Vía Crucis el Viernes Santo, en el Coliseo.
Dios ha puesto sobre la Cruz de Jesús todo el peso de nuestros pecados, todas las injusticias perpetradas por cada Caín contra su hermano, toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes, toda la arrogancia de los falsos amigos. Era una Cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la muerte de los seres queridos, pesada porque resume toda la fealdad del mal. Sin embargo, es también una Cruz gloriosa como el alba de una noche larga, porque representa en todo el amor de Dios que es más grande que nuestras iniquidades y que nuestras traiciones. En la Cruz vemos la monstruosidad del hombre, cuando se deja guiar por el mal; pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia.
Frente a la Cruz de Jesús, vemos casi hasta tocar con las manos cuánto somos amados eternamente, frente a la Cruz nos sentimos ‘hijos’ y no ‘cosas’ u ‘objetos’, como afirmaba San Gregorio Nacianceno dirigiéndose a Cristo con esta oración: “Si no existieras tú, mi Cristo, me sentiría criatura acabada. He nacido y me siento disolver, como duermo descanso y camino, me enfermo y curo, me asaltan sin número los tormentos, gozo del sol y de cuanto fructifica la tierra. Después muero y la carne se convierte en polvo como la de los animales, que no tienen pecados. Pero yo, ¿qué tengo más que ellos? Nada sino Dios, si no existieras tú, Oh, Cristo mío, me sentiría criatura acabada. Oh, Jesús, guíanos desde la cruz hasta la resurrección, y enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. Oh, Cristo, ayúdanos a exclamar nuevamente: ayer estaba crucificado con Cristo, hoy soy glorificado con Él. Ayer había muerto con Él, hoy estoy vivo con Él. Ayer estaba sepultado con Él, hoy he resucitado con Él”.
Finalmente, todos juntos, recordamos a los enfermos, recordamos a todas las personas abandonadas bajo el peso de la Cruz, para que encuentren en la prueba de la Cruz la fuerza de la esperanza, de la esperanza de la Resurrección y del amor de Dios”.