Yo soy

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sábado, 8 de agosto de 2015

La pieza Bent, presentada por primera vez en el Royal Court Theatre de Londres el 3 de mayo de 1979, debutó sobre los escenarios de Broadway más tarde ese mismo año. Desde entonces la obra no encontró hogar entre los teatros americanos de prestigio. El relato del hostigamiento contra los homosexuales en el Tercer Reich, a partir de los sucesos de la Noche de los cuchillos largos y del asesinato del líder nazi Ernst Röhm, quedó fuera de los reflectores por 36 años.

ENTREVISTA MOISÉS KAUFMAN, DIRECTOR DE TEATRO

Teatro que evoca a los perseguidos

"Yo pienso que en la vida real cualquier tragedia siempre va acompañada del humor"

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El venezolano, que fue nominado dos veces a los premios Tony, prepara una pieza sobre la ópera "Carmen". "Será una Carmen afrocubana". CORTESÍA
INDIRA ROJAS , MOISÉS KAUFMAN , DIRECTOR DE TEATRO |  EL UNIVERSAL
sábado 8 de agosto de 2015  12:00 AM
El término anglosajón "bent" se traduce como chueco o torcido. Los prisioneros que portaban un triángulo rosa sobre sus uniformes, en los campos de concentración de la Alemania nazi, eran señalados como tal: "chuecos". Quienes se identificaban como homosexuales se convertían en blancos de persecución, considerados incluso de peor calaña al compararle con un judío. Y morían por ello.

La pieza Bent, presentada por primera vez en el Royal Court Theatre de Londres el 3 de mayo de 1979, debutó sobre los escenarios de Broadway más tarde ese mismo año. Desde entonces la obra no encontró hogar entre los teatros americanos de prestigio. El relato del hostigamiento contra los homosexuales en el Tercer Reich, a partir de los sucesos de la Noche de los cuchillos largos y del asesinato del líder nazi Ernst Röhm, quedó fuera de los reflectores por 36 años.

El 26 de julio de este año, el texto del escritor estadounidense Martin Sherman regresó a la vida. Su estreno fue en el Mark Taper Forum, uno de los espacios escénicos más importantes de Los Ángeles, bajo la mirada meticulosa del director teatral venezolano Moisés Kaufman. 

"Esta es una de esas obras que conocía hace muchísimos años y que siempre había querido montar", dice Kaufman, quien opina que productores y directores artísticos suelen evadir los temas sobre orientación sexual y el contexto del Holocausto, no solo por ser complicados, "también porque hay un pensamiento de 'eso ya la pasamos, ya entendimos que estuvo mal'" y lo dan por sentado. 

Bent retornó, sin embargo, en el momento adecuado: en tiempos de celebración. "En medio del periodo de los ensayos la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos legalizó el matrimonio gay".

El director y su equipo compartieron champaña y abrazos, tal como lo ameritaba la ocasión. Kaufman lo recuerda como "un día muy hermoso dentro de la sala de teatro".

"Le dije a los actores que desde ese día la obra se escribió de nuevo. La pieza que íbamos a presentar había cambiado radicalmente entre el día anterior y ese, porque el contexto era completamente diferente". 

A diferencia de Max, Rudy y Horst, personajes principales de este montaje, los homosexuales del siglo XXI tienen un porvenir más claro y bienaventurado. "En momentos de gran euforia, en los que hay grandes cambios sociales que nos dirigen hacia una sociedad más justa, es mucho más importante recordar de dónde venimos y a todos los que estuvieron antes que nosotros, que sufrieron por no tener la sociedad justa que tenemos la fortuna de vivir".

Con un padre sobreviviente al Holocausto, Kaufman también retó su memoria emocional. "Mi papá pasó la guerra en Rumania escondido, y obviamente los nazis y los campos de concentración eran parte de la narrativa con la que yo crecí. De hecho, el primer día que los actores se pusieron sus uniformes nazis yo no les podía dirigir la palabra".

Pero la obra no pretende realzar los tiempos adversos. "Lo que impera es la tensión entre la oscuridad y la belleza. Creo que el deseo de mantener nuestra humanidad en situaciones inhumanas es algo hermoso, es algo digno, algo que quizá puede llamarse belleza. Por otro lado, la obra en sí tiene mucho humor. Yo pienso que en la vida real cualquier tragedia siempre va acompañada de humor. El único sitio donde la tragedia es tácita es en la mala ficción".

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