Un sondeo a favor de restaurar relaciones con Cuba reaviva el debate en el Congreso
Un grupo bipartito en el Capitolio trabaja para revisar la política hacia la isla y por impulsar que la Casa Blanca alivie parte del embargo
EVA SAIZ Washington 11 FEB 2014
Los resultados de la encuesta que el martes publicó el Atlantic Council, en la que se concluye que el 57% de los estadounidenses está a favor de normalizar las relaciones con Cuba, han permitido poner números a una corriente de opinión cada vez más extendida entre grupos de cubanos en el exilio, influyentes empresarios y miembros del Congreso. Los datos han reavivado el debate en el Capitolio sobre la conveniencia de revisar la política de Washington hacia la isla y reflexionar sobre el fracaso de más de medio siglo de embargo y el riesgo de que EE UU se quede aislado en su postura, justo cuando la Unión Europea y el resto de América Latina han puesto en marcha nuevas estrategias de acercamiento a La Habana.
“Es el momento de que la Casa Blanca y el Congreso tengan el coraje de cambiar la actual política”, ha señalado el senador demócrata Patrick Leahy, durante la presentación de la encuesta. El veterano político ha encabezado varias de las delegaciones de legisladores estadounidenses a Cuba, la última, en febrero de 2013, donde se reunió con el presidente Raúl Castro. Para Leahy la encuesta demuestra que existe respaldo electoral para poner fin a una estrategia de más de medio siglo que ha demostrado “que no tiene ninguna oportunidad de éxito”.
Cuba se ha convertido en el principal escollo de la relación de EE UU con el resto de América Latina, como se demostró en la última reunión de la CELAC en La Habana a la que acudieron los principales jefes de Estado de la región, con la excepción, además de EE UU y Canadá, que fueron excluidos. La petición del fin del embargo de Washington es una de las pocas banderas que todos los líderes latinoamericanos pueden levantar sin fricciones. Tras la cumbre, la Unión Europea anunció su intención de descongelar las relaciones con la isla y esta semana se anunciaban los primeros pasos para negociar un acuerdo político con el régimen cubano.
El Departamento de Estado reaccionó con cierta irritación a la cumbre de la CELAC, recriminando a sus líderes su respaldo al castrismo y condenó la violación de los derechos humanos en la isla. “El documento parecía escrito desde las profundidades de las cavernas del Departamento”, ha ironizado Leahy, durante una charla con la prensa tras el acto de presentación de la encuesta. El senador ha advertido de la soledad internacional a la que se arriesga EE UU si mantiene su posición inmovilista a favor del embargo. “En lugar de aislar a Cuba, nos estamos aislando a nosotros mismos. La Unión Europea, Canadá, América Latina…. Todos mantienen relaciones con la isla, nosotros no podemos”, apuntó.
Los datos han reavivado el debate en el Capitolio sobre la conveniencia de revisar la política de Washington hacia la isla y reflexionar sobre el fracaso de más de medio siglo de embargo y el riesgo de que EE UU se quede aislado en su postura, justo cuando la Unión Europea y el resto de América Latina han puesto en marcha nuevas estrategias de acercamiento a La Habana
EE UU ha demostrado en otras ocasiones la importancia de resquebrajar impedimentos estructurales de su política exterior para favorecer su posición internacional. Leahy lo ha recordado en el caso de China y su colega republicano, Jeff Flake, lo ha hecho con Vietnam. “En el Congreso hemos sido muy tímidos con el caso cubano. ¿Se imaginan si Nixon hubiera sido igual de tímido respecto de China? Hoy no estaríamos donde estamos, ciertamente”, ha señalado el demócrata. “Hace unos días estuve con John McCain y John Kerry en la celebración de 20 aniversario del fin del embargo con Vietnam, un país con el que hemos tenido nuestras diferencias. Hoy Vietnam es miembro del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP), ¿por qué no podemos hacer lo mismo con Cuba?”, se ha preguntado Flake.
Leahy y Flake encabezan un grupo bipartito de senadores y congresistas que aboga por un cambio en la deriva de las relaciones con la isla al que las conclusiones del Atlantic Council ha cargado de razones para seguir con su presión. “Nuestra política no puede dictarse al son de lo que hagan los Castro o de lo que dicte la minoría”, ha reconocido en referencia a los resultados del sondeo.
Un Congreso dividido y centrado en asuntos económicos no parece el mejor escenario para acabar con un embargo que requiere, exclusivamente, de su autorización. Los legisladores más beligerantes con la política hacia Cuba tampoco parecen estar dispuestos a claudicar en este sentido, pese a lo que señalen los sondeos. “Las encuestas no pueden cambiar la realidad de Cuba”, tuiteó la congresista republicana de origen cubano Ileana Ros-Lethinen, una acérrima defensora del embargo. En su web, la legisladora acusó a la encuesta del Atlantic Council de "socavar los esfuerzos de la democracia en Cuba" y de beneficiar sólo a los Castro.
En lugar de aislar a Cuba, nos estamos aislando a nosotros mismos. La Unión Europea, Canadá, América Latina…. Todos mantienen relaciones con la isla, nosotros no podemos”
Patrick Leahy
Aunque Leahy y Flake sostienen que el Capitolio puede presionar a favor de cierta apertura, ambos abogan por que sea el presidente Barack Obama el que alivie el peso del aislamiento a través de órdenes ejecutivas, como ya hizo al comienzo de su mandato. “Me gustaría que el presidente fuera más firme en las medidas hacia la isla”, ha reconocido el senador demócrata. Su colega republicano sostiene que las primeras disposiciones deberían centrarse en eliminar por completo la prohibición de visitas de ciudadanos estadounidenses a Cuba y ampliar los límites de inversión. “El contacto comercial, los viajes, han hecho más difícil al Gobierno cubano dar marcha atrás al proceso de reformas”, ha señalado Flake.
La Administración ha dado señales de acercamiento hacia la islareanudando las conversaciones migratorias y postales, pero son pasos mínimos que palidecen ante el mantenimiento de Cuba en la lista de países que promueven el terrorismo del Departamento de Estado. La decisión de no expulsarla sorprendió a muchos grupos de exiliados, de derechos civiles e incluso a congresistas que creían que con Kerry como secretario de Estado, que durante su etapa como senador había defendido un viraje en la política hacia La Habana, Cuba dejaría de estar junto con Irán, Siria y Sudán en esa relación.
Muchos en Washington ven en la presidencia de Bob Menéndez, influyente senador demócrata de origen cubano, en la presidencia del Comité de Asuntos Exteriores de la cámara Alta el principal obstáculo para poner en marcha el deshielo definitivo de la relación con Cuba. Del lado cubano, por otra parte, varios analistas sostienen que es al propio régimen al que más le conviene que se mantenga la situación actual. Otra razón para cambiar el rumbo de la estrategia estadounidense, de acuerdo con Leahy. “El embargo solo beneficia a los Castro”, ha asegurado.
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