ROLAND JOFFÉ, CINEASTA
"Polemizar la historia es desastroso para entender la naturaleza humana"
"Las películas que hagan entender lo difícil que es ser un ser humano nos pueden hacer mucho bien"
El director británico vino a presentar su última película, "Secretos de pasión", que se estrenará en abril en Venezuela ENIO PERDOMO
DANIEL FERMÍN , ROLAND JOFFÉ , CINEASTA | EL UNIVERSAL
sábado 24 de marzo de 2012 12:00 AM
A Roland Joffé no le convenció Encontrarás dragones. El cineasta inglés (Londres, 1945), que fue nominado al Óscar por Los gritos del silencio y La misión, está de gira por Latinoamérica para promocionar Secretos de pasión, una nueva versión de aquel filme que estrenó en Europa el año pasado.
La cinta, que relata una historia de amor que transcurre durante la Guerra Civil española, llegará en abril a las carteleras venezolanas con 30 minutos menos que la original. "La primera versión era un poco larga. Yo, como el encargado de relatar la historia, cometí un error: me encanté con la infancia de dos de los personajes. Me di cuenta que eso interfería con el poder del relato. Cuando lo discutí con uno de los productores, decidimos que debíamos recortarla, rehacer la música. Ahora tenemos una mejor película, algo más condensada", explicó el británico, que estará hasta mañana en el país.
-Los conflictos bélicos o religiosos son temática recurrente en su filmografía. ¿Qué le obsesiona de ello?
-Es que ese el mundo en el que vivimos. Vivimos en un mundo de una violencia extrema. En la mayoría de las películas, uno ve aceptación, y hasta encanto, con esa violencia. No es sano que estés en una sala de cine, le disparen a alguien en la cinta, y la gente se ría. La violencia tiene consecuencias graves. La violencia es la expresión de la pérdida de control, y no hay nada valiente en ello. La valentía está en aceptar las diferencias, en entender al ser humano, sin olvidarnos del valor que tiene cada uno de los seres que encontramos. No hay ni un ser que haya conocido que no tenga ese ferviente deseo de amor. Lo raro es que ese deseo se puede expresar como violencia. Esa necesidad de ser amado y aceptado, si no se satisface, puede provocar la ira.
-Sus películas las protagonizan personajes que no tienen mayor relevancia. ¿Cree que la historia debe reconstruirse a través de la intimidad de esos personajes?
-Estoy de acuerdo con lo que acabas de decir. Y es que una imagen, una visión polémica de la historia es desastrosa para entender la naturaleza humana. No nos da idea de cómo se siente la vida. Y si no sabemos cómo se siente la vida, tampoco entenderemos qué es.
-Ha hecho dramas que se acercan a la aventura y a las superproducciones: ¿El cine debe entretener o hacer reflexionar? ¿Ser comercial o autoral? ¿Qué prefiere?
-Eso es algo que siempre sopeso. Es que creo que una de las debilidades del ser humano es que tiende a caer en estructuras regias. Todo se ha definido en contraponer una cosa de la otra. Decimos 'esta es comercial, esta es autoral', y a menudo nos equivocamos. Yo trato de mezclar los géneros. No quiero hacer películas que sean tan rígidamente comerciales, pero tampoco quiero esa obsesión conmigo mismo, que sea nada más autoral. Yo no digo que una u otra cosa sea mala, pero me gusta buscar un equilibrio.
-Los gritos del silencio y La misión, con temas similares, le dieron grandes premios en los años 80. ¿Buscaba volver a ellos con Secretos de pasión? ¿O ya no le interesa regresar a esos escenarios?
-No. Eso sería como el jugador de tenis que nada más quiere ganar la copa. Yo lo que quiero es el juego, participar en el juego. No pienso en premios. Es que tengo una vida rica, llena, estar con mis amigos, con la gente, con lo que hago, sobre todo las ideas. Para mí, el premio es un nuevo proyecto.
-¿Cómo cree que el público latino reciba el film?
-Ya la he visto con algunos en la gira latinoamericana. Veo que les ha llegado, que se han emocionado con la película. Creo que es una película que está muy cercana a ellos. Piensa lo que sucede en Venezuela, esa división que hay. Tenemos que ver cómo trabajamos con gente que piensa diferente. Esto nos lleva a un asunto central: ¿Nos convertimos en una sociedad basada en odio o buscamos una política que nos una?
-¿Y qué rol juega el cine ante esos problemas?
-Depende de las películas. Aquellas que tratan a la violencia como si no tuviera consecuencias, o que te muestra a la violencia como la única solución a todos los problemas, que es el gran problema de las películas americanas, resultan inútiles para el ser humano. No le dan ni una sola idea de la esencia del ser humano. Y esa es una polémica enfermiza, que te dice que la única solución al problema es dispararle. Las películas que le permitan a la gente conectarse, que le hagan entender lo difícil que es ser un ser humano, que las lleven a querer hablar con otros, explorar a otros, esas películas nos pueden hacer mucho bien.
-¿Ha visto una película venezolana alguna vez?
-De hecho, no.
-¿Qué debe hacer el cine latino para trascender?
-Yo creo que eso viene con los cambios en Latinoamérica. Al irse fortaleciendo la economía, las redes de distribución de la región también lo harán. Tendrán personalidad. Esperemos que ellas empiecen a ser recibidas en Estados Unidos.
dfermin@eluniversal.com
La cinta, que relata una historia de amor que transcurre durante la Guerra Civil española, llegará en abril a las carteleras venezolanas con 30 minutos menos que la original. "La primera versión era un poco larga. Yo, como el encargado de relatar la historia, cometí un error: me encanté con la infancia de dos de los personajes. Me di cuenta que eso interfería con el poder del relato. Cuando lo discutí con uno de los productores, decidimos que debíamos recortarla, rehacer la música. Ahora tenemos una mejor película, algo más condensada", explicó el británico, que estará hasta mañana en el país.
-Los conflictos bélicos o religiosos son temática recurrente en su filmografía. ¿Qué le obsesiona de ello?
-Es que ese el mundo en el que vivimos. Vivimos en un mundo de una violencia extrema. En la mayoría de las películas, uno ve aceptación, y hasta encanto, con esa violencia. No es sano que estés en una sala de cine, le disparen a alguien en la cinta, y la gente se ría. La violencia tiene consecuencias graves. La violencia es la expresión de la pérdida de control, y no hay nada valiente en ello. La valentía está en aceptar las diferencias, en entender al ser humano, sin olvidarnos del valor que tiene cada uno de los seres que encontramos. No hay ni un ser que haya conocido que no tenga ese ferviente deseo de amor. Lo raro es que ese deseo se puede expresar como violencia. Esa necesidad de ser amado y aceptado, si no se satisface, puede provocar la ira.
-Sus películas las protagonizan personajes que no tienen mayor relevancia. ¿Cree que la historia debe reconstruirse a través de la intimidad de esos personajes?
-Estoy de acuerdo con lo que acabas de decir. Y es que una imagen, una visión polémica de la historia es desastrosa para entender la naturaleza humana. No nos da idea de cómo se siente la vida. Y si no sabemos cómo se siente la vida, tampoco entenderemos qué es.
-Ha hecho dramas que se acercan a la aventura y a las superproducciones: ¿El cine debe entretener o hacer reflexionar? ¿Ser comercial o autoral? ¿Qué prefiere?
-Eso es algo que siempre sopeso. Es que creo que una de las debilidades del ser humano es que tiende a caer en estructuras regias. Todo se ha definido en contraponer una cosa de la otra. Decimos 'esta es comercial, esta es autoral', y a menudo nos equivocamos. Yo trato de mezclar los géneros. No quiero hacer películas que sean tan rígidamente comerciales, pero tampoco quiero esa obsesión conmigo mismo, que sea nada más autoral. Yo no digo que una u otra cosa sea mala, pero me gusta buscar un equilibrio.
-Los gritos del silencio y La misión, con temas similares, le dieron grandes premios en los años 80. ¿Buscaba volver a ellos con Secretos de pasión? ¿O ya no le interesa regresar a esos escenarios?
-No. Eso sería como el jugador de tenis que nada más quiere ganar la copa. Yo lo que quiero es el juego, participar en el juego. No pienso en premios. Es que tengo una vida rica, llena, estar con mis amigos, con la gente, con lo que hago, sobre todo las ideas. Para mí, el premio es un nuevo proyecto.
-¿Cómo cree que el público latino reciba el film?
-Ya la he visto con algunos en la gira latinoamericana. Veo que les ha llegado, que se han emocionado con la película. Creo que es una película que está muy cercana a ellos. Piensa lo que sucede en Venezuela, esa división que hay. Tenemos que ver cómo trabajamos con gente que piensa diferente. Esto nos lleva a un asunto central: ¿Nos convertimos en una sociedad basada en odio o buscamos una política que nos una?
-¿Y qué rol juega el cine ante esos problemas?
-Depende de las películas. Aquellas que tratan a la violencia como si no tuviera consecuencias, o que te muestra a la violencia como la única solución a todos los problemas, que es el gran problema de las películas americanas, resultan inútiles para el ser humano. No le dan ni una sola idea de la esencia del ser humano. Y esa es una polémica enfermiza, que te dice que la única solución al problema es dispararle. Las películas que le permitan a la gente conectarse, que le hagan entender lo difícil que es ser un ser humano, que las lleven a querer hablar con otros, explorar a otros, esas películas nos pueden hacer mucho bien.
-¿Ha visto una película venezolana alguna vez?
-De hecho, no.
-¿Qué debe hacer el cine latino para trascender?
-Yo creo que eso viene con los cambios en Latinoamérica. Al irse fortaleciendo la economía, las redes de distribución de la región también lo harán. Tendrán personalidad. Esperemos que ellas empiecen a ser recibidas en Estados Unidos.
dfermin@eluniversal.com
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