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martes, 10 de abril de 2012

Díganme ¿quién revisará el otrora mejor teatro de provincia que era el valenciano?


Festival obliga a revisar teatro nacional

Un crítico, un actor y una dramaturga, hacen un balance del evento teatral

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"Amarillo" (México) intenta por todos los medios cautivar ADOLFO ACOSTA
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ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
martes 10 de abril de 2012  12:00 AM
Un crítico, un actor y una dramaturga, arman un balance de lo que fue el Festival Internacional de Teatro de Caracas, que culminó este domingo. Los tres aplauden el regreso del evento después de seis años de silencio, sin dejar de hacer críticas constructivas y analizar el teatro venezolano con lo que queda en el ambiente producto de la programación. 

"Para mí, fue un sacudón como creadora, pero un sacudón precioso, valioso. Me sirvió de mucho, me hizo preguntarme ¿Qué nos pasa a nosotros? Y creo que tengo que ocuparme más de mi dramaturgia", señaló Gennys Pérez, autora de la obra Yo soy Carlos Marx, cuya temporada finalizó justo antes del FITC. 

"Como actor venezolano, creo que es importantísimo tener este intercambio, la posibilidad de vivir el teatro por una semana. Hay una condición en la que te pone el festival -que pasó también con el nacional, organizado por Fundarte-, la gente abocada, reencontrándose, reflexionando", comentó Delbis Cardona. 

Por su parte, el crítico teatral Édgar Moreno-Uribe no tuvo sino palabras positivas para el evento. "Hemos recuperado una fiesta que necesitaba el público, con un teatro centrado en la libertad", indicó, al tiempo que destacó cómo este se convirtió en el primer festival apoyado por las redes sociales. "El festival le debe mucho al Twitter, eso nunca había ocurrido, acá hablaban sólo los especialistas; ahora todo el que salía de una obra escribía, y las funciones se agotaron". 

Moreno afirma que el festival demostró, por un lado, que en Venezuela hay capacidad organizativa y, por otro, que los medios de comunicación aún tienen poder, ya que se promocionó el evento con apenas un mes de antelación y fue un éxito. 

Pérez, como Cardona, mejoraría la convocatoria estudiantil, no solo con la figura del boleto preferencial, sino con acceso de los jóvenes a ensayos generales obligatorios para las compañías. La dramaturga agrega: "Creo que es importante rendir tributo a Carlos Giménez, yo me formé con él y sé de su pasión por el festival, de las discusiones que tuvo incluso con José Ignacio Cabrujas, quien catalogaba el festival como un gasto excesivo... Así que creo que hay que difundir su obra y afianzar su memoria, entre las nuevas generaciones". 

Moreno-Uribe es realista: "Para mejorar el festival hay que darle plata, convencer a gerentes y dueños de otras salas para que se sumen (BOD-Corp Banca, Teatrex, Teatro Premium, Escena 8). No puede ser que todo se haya hecho en cuatro salas". A la pregunta "¿Y el Estado?", respondió: "El Estado sabe lo que tiene que hacer". 

El crítico corroboró con el FITC una certeza que tenía: "El teatro venezolano está estancado, lastrado, tiene un peso que no lo deja despegar. Las últimas grandes creaciones fueron las de Giménez, hace 19 años. No aflora aún el director que nos estremezca. No tenemos un Arístides Vargas ni un Claudio Tolcachir.... Algo pasa. Creo que también el artista está incomunicado, los teatreros no se ven entre ellos, todo se vuelve subsistencia". 

"¿Qué nos pasa a nosotros?", se preguntó igualmente Gennys Pérez. "Creo que en cuanto a propuestas y dramaturgia estamos estancados. Yo vi los montajes de Bolivia (Hamlet) y Alemania (Casa de muñecas) y pensé: 'Eso no lo estamos generando nosotros'. Hay que tomar en cuenta que atravesamos un grave problema social y político, las compañías de teatro se extinguieron, los dramaturgos tenemos que rebuscarnos... No tenemos tiempo para pensar", indicó.

Delbis Cardona descarta que el teatro venezolano esté "estancado" o "aburguesado", como decía el director Orlando Arocha a El Universal. "Yo sí creo que acá hay propuestas contundentes en contenido, actuaciones; hay una dramaturgia de vanguardia. Creo que hay un buen nivel". 

Cardona, quien actuó en el FITC, en la obra Penitentes de Elio Palencia, cree "hay que pensar en unificar los criterios en cuanto a lo que generamos como sector y así volveremos a tener una presencia fuerte". El artista cree que la polarización política que enferma al país desde hace más de 10 años ha tocado al teatro de alguna manera, y con ello, a las propuestas. 

Twitter: @argomezc

Si el Festival Internacional de Teatro de Caracas fuese competitivo, habría que repartir medallas, aunque cueste. Tres consultados, dan sus opiniones. 

Gennys Pérez dice: "¡Me encantó la apuesta de Alemania con una mirada distinta e inesperada de Casa de muñecas de Ibsen! Vi el Hamlet de Teatro de los Andes de Bolivia y me pareció extraordinaria, poética, de gran fuerza dramática. La razón blindada de Arístides Vargas (Ecuador) también me gustó mucho. En líneas generales, me sorprendió el trabajo actoral, de ruptura, con artistas bien preparados y un buen nivel físico". 

La dramaturga desestimó el trabajo de México (Amarillo, Teatro Línea de Sombra), con muchos recursos tecnológicos, pero a, su juicio, carente de dramaturgia y nivel actoral. "Tenían un temazo, que es la de la migración ilegal en la frontera, una temática hiriente, pero la propuesta fue superficial, inmadura". 

Por su parte, Édgar Moreno-Uribe aplaudió al teatro en lengua española, específicamente las propuestas de Guillermo Calderón (Diciembre, Teatro en el Blanco de Chile), Claudio Tolcachir (Tercer cuerpo, Timbre 4 de Argentina) y Arístides Vargas (La razón blindada, Malayerba de Ecuador). 

"Diciembre es una comedia de terror, ver cómo un país está en guerra con otro y el soldado no quiere pelear, un soldado gay. El domingo pensaba que mientras Mario Vargas Llosa en España arremetía contra la sociedad chilena por la homofobia; acá, en un paicito como Venezuela, una compañía chilena reflexionaba sobre el mismo tema". 

El crítico destacó los dos montajes del Grupo Actoral 80 (El día que me quieras yActo cultural, de José Ignacio Cabrujas), así como el de Rajatabla (Cuando quiero llorar no lloro, de Miguel Otero Silva). 

Delbis Cardona vio Casa de muñecasLa razón blindada y Calisto (Teatro Meridional, España). Todos le gustaron. En cuanto a teatro de calle, aplaudióInsectos (Sarruga, España), pero cuestionó Arcane (Les Philébulistes, Francia). "Creo que se quedaron en un trabajo técnico; me hubiese gustado que explotaran una historia", comentó. ARG

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