Yo soy

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miércoles, 4 de septiembre de 2013

LOS SANTOS DEL TEATRO

LOS SANTOS DEL TEATRO

La comedia y la tragedia como todos sabemos se originan en Grecia, y de alli vienen tambien las Musas o divinidades protectoras de las diferentes actividades humanas.
Talía es la musa de la comedia, presidía los banquetes animados por la música y el canto, lleva por atributos corona de hiedra y en la mano una mascara sonriente.

Melpómene es la musa de la tragedia, se la representa como una matrona majestuosa y calzando el coturno, (zapato de suela alta de corcho que llevaban los actores) en una de sus manos sostiene un cetro y una corona, en la otra, un puñal. Se halla rodeada de fortalezas, armas y laureles y a su arrogancia se une la tristeza de la soledad, por eso se es representada por una máscara triste.




Sin embargo, con la llegada del cristianismo y la variopinta cantidad de santos patronos, el teatro no podía quedare al márgen de esta característica y así tenemos que las actividades artísticas tambien tienen sus santos y sus virgenes que les son propicios, en resumen sus santos patronos.
Como hemos visto anteriormente, hay situaciones que pueden ocasionar problemas o males (llámeseles supersticiones) si uno no está protegido o amparado por una divinidad, vamos a mencionar a quienes tienen injerencia directa en la suerte que podemos correr quienes hacemos teatro:

San Ginés:
Ginés de Roma fue un actor italiano del siglo III. Es considerado santo mártir por el catolicismo.
Según la leyenda, a Ginés, mientras representaba una comedia ante el emperador Diocleciano, se le ocurrió parodiar el bautismo, que había presenciado unos días antes. Pero se produjo un milagro, y nada más recibir el agua, mientras realizaba la comedia se convirtió al cristianismo. Fue torturado y decapitado por el prefecto de Roma en el año 286.
Su festividad se celebra el día 25 de agosto.
Fue torturado y decapitado por el prefecto de Roma en el año 286.
Las referencias históricas que han llegado sobre su vida son escasas.
Actor de profesión, es conocido por que tenía que representar una parodia del bautismo cristiano. En el espectáculo tenía que burlarse de la religión delante el público y llegado el momento de la representación, hace el gesto de pedir el bautismo y, al mismo tiempo, declara delante de todos creer en la fe y el bautismo de los cristianos.
Con inusitada valentía, dirigiéndose al emperador y a los espectadores, los exhorta a recibir la fe cristiana en estos términos:
Oídme, Emperador, y todos cuantos estáis aquí, oficiales del ejercito, filósofos, senadores y pueblo, lo que voy a decir. Jamás pude ni aun oír el nombre de cristiano, antes me llenaba de horror al escucharlo, y detestaba a mis propios parientes porque profesaban aquella religión. Procuré con vana curiosidad ver los misterios de los cristianos para que, en público, imitándolos, moviese al pueblo a risa; mas al tiempo que yo pedí el Bautismo, dentro de mí mismo sentí un remordimiento de conciencia acerca de mi vida, gastada toda en maldades; tanto, que me provocó a dolerme y a tener pesar por haber sido malo. Al tiempo que quisieron echar el agua sobre mi cabeza y me preguntaron si creía lo que los cristianos creen, levantando los ojos al cielo, vi una mano que bajaba sobre mí, y vi ángeles con rostros de fuego que de un libro recitaban todos los pecados de mi vida. Me dijeron que sería limpio de ellos si recibiese el agua purificadora. Así lo deseé. Luego que cayó sobre mí el agua bautismal, vi la escritura del libro borrada sin que ni quedase señal alguna de letras. Mira, pues, Emperador, y todos vosotros romanos, lo que es justo que haga: pretendí agradar al Emperador de la tierra y hallé gracia con el Emperador del Cielo; procuré causar risa en los hombres y causé alegría en los ángeles. Por tanto, confieso desde hoy a Jesucristo por verdadero Dios y os exhorto a todos que hagáis lo propio para salir de las tinieblas de que yo he salido.
Si bien en el emperador se produjo un acto de fe, en el resto de los politicos el resultado fue todo lo contrario y se lo juzgó por blasfemia.
Fue sometido a varias vejaciones y tormentos y finalmente, librado al prefecto Plauziano quien, delante la firmeza de Ginés, ordenó su decapitación.
Se lo ha representado con careta de actor y con un instrumento de cuerda entre sus manos.


Tambien figuran como santos intercesores los siguientes:
San Juan Bueno, San Gelésino, San Dióscoro, San Porfirio y San Agapito.


La Virgen de la Novena
“Cuenta la tradición que en 1624 unos herejes hubieron de dar de puñaladas a una imagen de la Virgen que se hallaba colocada en la calle del León, esquina a la de Santa María. Devotos de esta imagen los cómicos de la Cruz y del Príncipe, la renovaron construyendo en 1662 la capilla que se halla a los pies de la iglesia, en la parte que da a la calle de las Huertas. La devoción de los actores a esta imagen reconoce por causa el milagro que obró con una actriz, la cual hallándose impedida, ofreció una “novena” a la Virgen y habiéndola cumplido, se encontró al terminar los nueve días tan buena y sana como antes de su enfermedad”. Así al menos lo cuentan Peñasco y Cambronero, “Las calles de Madrid. pp.80-81. Añadamos que el primitivo poseedor de la imagen ultrajada se llamaba Carlos Veluti y que fue su hijo Pedro quien dio la imagen la iglesia el 21 de julio de 1624. En cuanto a la actriz sanada milagrosamente se llamaba ésta Catalina Flores ¿o era la madre de ésta? y estaba casada con un buhonero de nombre Lázaro Ramírez, con domicilio en la calle del León. Por último los cómicos que determinaron fundar la Cofradía de la Virgen de la Novena fueron Cristóbal Avendaño, Lorenzo Hurtado de la Cámara, Miguel Álvarez Vallejo, Tomás Fernández de Cabredo y Andrés de la Vega”.
Pero como no hay que quedarse en los primeros informes,busca que te busca, hallamos otros:


En el “Tratado histórico sobre el origen y progreso de la comedia y del histrionismo en España” del erudito Casiano Pellicer, se resume de esta manera:
La actriz, Catalina Flores, [natural de Medina del Campo], casada con Lorenzo Ramírez, de profesión buhonero, la cual vivía en la calle del León, habiendo quedado tullida a consecuencia de un parto, determinó hacer una novena a cierta devota imagen que estaba en la misma calle, esquina la de Santa María y, para obligarla mas, pasaba las noches en la calle, siendo tanta su fe, que en el noveno día (que fue el 15 de julio de 1624) se sintió bien del todo y colgó las muletas al pie de dicha imagen de unos clavos que fue a comprar a la plazuela de San Martín. Admirados los cómicos de esta milagrosa curación, eligieron por su patrona y abogada a esta sagrada imagen, con el título de Nuestra Señora de la Novena trasladándola a la parroquia de San Sebastián y fundando en ella una capilla y congregación y más adelante un hospital que estaba en el cruce del Fúcar y la calle de la Leche.

Pedro de Répide establece la precisión de que Catalina Flores y Lázaro Ramírez fueron los padres o prohijaron a la actriz Bernarda Ramírez, [la mejor bailarina española de su tiempo, apodada “la Reina del Zarambeque”, muerta en 1662] y que los cinco actores que determinaron fundar la cofradía bajo la advocación de la Virgen de la Novena, con el carácter de sociedad de socorros mutuos entre quienes trabajaban en los teatros de corte así como para sus hijas y familia, fueron los ya citados Cristóbal Avendaño, Lorenzo Hurtado de la Cámara, Miguel Álvarez Vallejo, Tomás Fernández de Cabredo y Andrés de la Vega.
Augusto Martínez Olmedilla en un estudio sobre los teatros de Madrid, publicado en Blanco y Negro recoge la historia en las siguientes quintillas compuestas por el actor cómico Mariano Fernández que tuvo sus veleidades de poeta.

I
Dos siglos ha que, postrada
sufría con fe serena
paralítica, baldada
una actriz muy afamada
bella cual la Magdalena
II
Calle de Santa María
esquina a la del León
entonces un retablo había
que justamente caía
enfrente de su balcón
III
Desde que el alba apuntaba
la enferma, ahogando el dolor
mirando aquel cuadro, oraba
y a la Virgen demandaba
llorando, amparo y favor
IV
Su gloria estaba perdida
la escena eran sus amores
renombrada y aplaudida,
el Teatro era la vida
para Catalina Flores
V
Que del actor, la honra y prez
en el público se fragua
y al faltarle de una vez
muere...como muere el pez
siempre que le falta el agua
VI
Tres años llevo tullida
dijo con fe y honda pena-
Salvadme, Virgen querida,
y os haré toda mi vida
en cada año una novena

VII
Y a una iglesia os llevaré,
donde los dichos profanos
que escucháis evitaré
de mozas de mala fe
de herejes y de villanos
VIII
La santa Virgen oyó
sus votos a no dudar
pues Catalina sanó
las muletas arrojó
y al mes volvió a trabajar
IX
La Virgen le fue propicia
la que el llanto en dicha trueca
y la Flores, con justicia
volvió a ser gala y delicia
del Corral de la Pacheca
X
Luego el retablo adquirió,
congregó a sus compañeros
los cómicos, trabajó
y en pocos años juntó
materiales y dineros
XI
Y en lo mejor de la villa
de Madrid pudo comprar
sitio para una capilla
que con fe pura y sencilla
vio a su vejez terminar
XII
El Arte se ennobleció
Y la imagen santa y buena
que tal maravilla obró
desde entonces se llam
la Virgen de la Novena

En el catálogo de la exposición “De la cazuela a la escena. Tres siglos de mujeres en el teatro” organizada por Museo Nacional del Teatro y celebrada en la iglesia de San Agustín de Almagro (del 26 de junio al 30 de septiembre de 2008) se recogen interesantes noticias que en parte complementan y en parte rectifican la anterior información.
Así, según esta fuente, resulta que la citada Catalina Flores no era actriz, sino criada en casa de unos actores, Bartolomé Robles y Mariana de Valera y que debido a su enfermedad se vio obligada a mendigar por las calles situándose precisamente en el lugar sobre el cual se hallaba la hornacina de la Virgen.
Al producirse la curación milagrosa, la imagen fue trasladada a la iglesia de San Sebastián “porque ya las paredes donde estaban no cabían de muletas, brazos y piernas, velas, ni la calle de devotos y afectos de la santa imagen, obrando siempre muchísimos milagros, así en la esquina donde estaba como en la iglesia y en la casa de la condesa de Chinchón, que por estar muy mala se la llevó por orden del nuncio hasta que volvió la iglesia”.

Parece ser, según esta misma fuente, que el gremio de los actores españoles o Cofradía de Nuestra Señora de la Novena no llegó a tener una existencia real hasta 1634 cuando sus estatutos fueron confirmados por el Cardenal-infante de Toledo, don Fernando. Como todo gremio tenía dos funciones primordiales: la laboral y la social. La primera consistía en el cuidado de todo lo relativo al trabajo como la enseñanza del propio oficio o todo lo relacionado con los contratos. La segunda en el cuidado y mantenimiento de sus miembros cuando enfermaban, en la ayuda a sus huérfanos, viudas y en el entierro de sus asociados.
Una buena parte de las actividades de la Cofradía consistía en la celebración de actos y fiestas religiosas, sobre todo, en el culto de la santa Virgen. Durante el siglo XVII es destacable la profunda veneración que despertó la imagen de Nuestra Señora de la Novena, no solo en Madrid y el resto de España, sino que llegó incluso hasta Roma. Esto hizo que numerosos Pontífices enviaran privilegios a la capilla y cofradía de la Novena.
El primero de estos fue dado por Urbano III, en 1637, por el que concedía indulgencia plenaria para el día de la fiesta de la Virgen, que en un principio se celebraba el 25 de marzo (posteriormente pasó al 6 de agosto). Otro es el de Inocencio X del año 1651, que prohibía bajo pena de excomunión que se sacase la virgen de la iglesia de San Sebastián.
Según Peñasco y Cambronero, se debe a Francisco Asenjo Barbieri el descubrimiento de varias nóminas de actrices y actores del siglo XVIII, encabezadas por la Virgen de la Novena a quien se le señalaba su haber como si fuera una actriz, la primera de todas, lo cual escandalizaba a los autores de “Las Calles de Madrid”.






Pero no sólo los actores tenemos nuestros santos patronos, tambien otras manifestaciones artísticas los tienen:
Los músicos: Santa Cecilia, San Gregorio Magno, San Job, San David y San Juan Bautista.
Los bufones: San Maturino.
Los juglares: San Pafnucio.
Los bailarines: San Vito.
Los cantantes: Santa Cecilia y San David.
Los humoristas: San Felipe Neri.
Los magos e ilusionistas: San Juan Bosco.
Y esto puede parecer obvio:
Los luminotécnicos: Nuestra Señora de la Luz.
Nadie se queda desprotegido en este mundo, ya que de arriba siempre nos van a echar una manito.

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