A un año de crisis en El Rodeo I no hay rastros de cien internos
Familiares denuncian hacinamiento y falta de atención de las autoridades
Familiares denuncian incumplimiento de promesas (Archivo)
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DEIVIS RAMÍREZ MIRANDA | EL UNIVERSAL
martes 19 de junio de 2012 12:00 AM
Ni en Uribana, Puente Ayala, Yare, PGV, Tocuyito, ni Tocorón. En ninguno de esos penales están, al menos, cien reclusos de El Rodeo I que el año pasado, durante la crisis carcelaria y la militarización, debieron ser trasladados. Hoy se cumple un año de la toma del penal que marcó la historia penitenciaria del país, y todavía no hay rastros de esos internos.
Mientras los familiares aseguran que falta esa cantidad, los propios compañeros de celdas dicen que la suma es mayor. Ellos creen que desaparecieron cerca de 280 internos.
Sin embargo, no hay voz oficial que admita esta situación, pues para la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela ha manifestado que la situación carcelaria está totalmente controlada y sin novedad.
Las consecuencias de estas desapariciones las vive en carne propia Blanca Rodríguez.
Su hijo, Nelson Morales Rodríguez, no ha sido encontrado hasta la fecha.
Quienes conocen a Blanca, aseguran que lo llora todos los días. Aún tiene la esperanza de encontrarlo con vida, aunque a veces lo considere difícil.
La mujer vive en Guarenas y su hijo estaba siendo procesado por el robo de un celular.
La semana pasada, la llamaron desde los tribunales que llevan la causa de su muchacho.
Ella acudió esperanzada para recibir buenas noticias, pero solo le dijeron que su hijo se había fugado del recinto, que no sabían de su paradero.
Así como ella, hay muchas madres, esposas, concubinas o cualquier otro familiar esperando saber de su ser querido.
Otras corrieron con mala suerte de encontrar los cadáveres. "Hubo una familia que supo que el muchacho estaba muerto una semana después de que todo el penal estaba desalojado", dijeron allegados a los reclusos que no se pueden identificar, ya que los tienen amenazados.
Un interno explicó que recuerda ese día como si fuese ayer. Apenas tenía tres días de haber ingresado al penal cuando comenzó el alzamiento y la militarización.
"La Guardia Nacional entró con lanzallamas. Incluso un helicóptero se paró en La Torre. Un compañero quedó herido con una pierna partida y no supimos más de él. Seguramente murió porque su familia más nunca vino. Así pasó con un grupo de los nuestros. Esto aquí es así, se vive el día a día", declaró sin dar su nombre.
Un maquillaje
Convivir en El Rodeo I era posible en medio del hacinamiento, la basura, gusanos, cloacas y cualquier situación insalubre que pueda existir.
Cuando culminaron las remodelaciones y regresaron a 387 internos que estaban en Uribana, el 12 de diciembre del año pasado, el panorama era alentador.
Paredes frisadas y bien pintadas, orden, soporte para camas de cemento y colchonetas.
A primera vista era una especie de humanización.
El régimen de convivencia cambió. Ahora los internos tenían normas que cumplir. Ya recibían la comida tres veces al día, no se aceptaron visitas y los ingresos de alimentos eran restringidos.
A esta fecha, ese panorama cambió de nuevo.
Tanto familiares como internos denuncian acumulación de basura, gusanos que recorren los espacios, aguas servidas y hacinamiento. Esto último debido al ingreso de 1.153 internos del extinto penal La Planta, el 17 de mayo. Ya en El Rodeo I había más de 1.200.
Uno de los problemas que denuncian son las filtraciones, producto de las roturas en tuberías de aguas blancas que ha obligado a suspender el servicio, desde hace tres meses.
Además, desde la llegada de los reos de La Planta, las visitas se han vuelto un despelote, puesto que las mujeres no cumplen con las normas de ingreso y eso ha generado caos.
Incluso, casa semana, detienen entre 4 y 6 de ellas, que intentan pasar drogas, dinero o cualquier arma blanca.
Twitter: @deivisramirez
Mientras los familiares aseguran que falta esa cantidad, los propios compañeros de celdas dicen que la suma es mayor. Ellos creen que desaparecieron cerca de 280 internos.
Sin embargo, no hay voz oficial que admita esta situación, pues para la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Varela ha manifestado que la situación carcelaria está totalmente controlada y sin novedad.
Las consecuencias de estas desapariciones las vive en carne propia Blanca Rodríguez.
Su hijo, Nelson Morales Rodríguez, no ha sido encontrado hasta la fecha.
Quienes conocen a Blanca, aseguran que lo llora todos los días. Aún tiene la esperanza de encontrarlo con vida, aunque a veces lo considere difícil.
La mujer vive en Guarenas y su hijo estaba siendo procesado por el robo de un celular.
La semana pasada, la llamaron desde los tribunales que llevan la causa de su muchacho.
Ella acudió esperanzada para recibir buenas noticias, pero solo le dijeron que su hijo se había fugado del recinto, que no sabían de su paradero.
Así como ella, hay muchas madres, esposas, concubinas o cualquier otro familiar esperando saber de su ser querido.
Otras corrieron con mala suerte de encontrar los cadáveres. "Hubo una familia que supo que el muchacho estaba muerto una semana después de que todo el penal estaba desalojado", dijeron allegados a los reclusos que no se pueden identificar, ya que los tienen amenazados.
Un interno explicó que recuerda ese día como si fuese ayer. Apenas tenía tres días de haber ingresado al penal cuando comenzó el alzamiento y la militarización.
"La Guardia Nacional entró con lanzallamas. Incluso un helicóptero se paró en La Torre. Un compañero quedó herido con una pierna partida y no supimos más de él. Seguramente murió porque su familia más nunca vino. Así pasó con un grupo de los nuestros. Esto aquí es así, se vive el día a día", declaró sin dar su nombre.
Un maquillaje
Convivir en El Rodeo I era posible en medio del hacinamiento, la basura, gusanos, cloacas y cualquier situación insalubre que pueda existir.
Cuando culminaron las remodelaciones y regresaron a 387 internos que estaban en Uribana, el 12 de diciembre del año pasado, el panorama era alentador.
Paredes frisadas y bien pintadas, orden, soporte para camas de cemento y colchonetas.
A primera vista era una especie de humanización.
El régimen de convivencia cambió. Ahora los internos tenían normas que cumplir. Ya recibían la comida tres veces al día, no se aceptaron visitas y los ingresos de alimentos eran restringidos.
A esta fecha, ese panorama cambió de nuevo.
Tanto familiares como internos denuncian acumulación de basura, gusanos que recorren los espacios, aguas servidas y hacinamiento. Esto último debido al ingreso de 1.153 internos del extinto penal La Planta, el 17 de mayo. Ya en El Rodeo I había más de 1.200.
Uno de los problemas que denuncian son las filtraciones, producto de las roturas en tuberías de aguas blancas que ha obligado a suspender el servicio, desde hace tres meses.
Además, desde la llegada de los reos de La Planta, las visitas se han vuelto un despelote, puesto que las mujeres no cumplen con las normas de ingreso y eso ha generado caos.
Incluso, casa semana, detienen entre 4 y 6 de ellas, que intentan pasar drogas, dinero o cualquier arma blanca.
Twitter: @deivisramirez
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