Fundación Isaac Chocrón preservará el legado del dramaturgo
Chocrón tendrá su fundación
LORENA TASCA | EL UNIVERSAL
martes 25 de septiembre de 2012 12:00 AM
El dramaturgo Isaac Chocrón cumpliría hoy 82 años de vida, y por ello el actor y director teatral Javier Vidal recuerda con claridad el año en que lo conoció: "Fue en 1971, pero en 1972 establecimos amistad por una crítica que hice de La revolución", dice. También aprovecha la fecha para anunciar la creación de la Fundación Isaac Chocrón, de la que Vidal será su presidente.
Él junto con Luis Enrique Pérez Oramas (curador de arte), Boris Izaguirre (escritor y presentador de televisión), Garan Mattar (empresario), Luis Parada (médico), Michel Hausman (productor teatral), Martin Hahn (escritor) y el Padre Rafael Bakedano, integran el equipo conformado para hacer cumplir la petición que dejó en su testamento el autor de obras como El quinto infierno y Asia y el Lejano Oriente.
Será el próximo 6 de noviembre, fecha en que se conmemorará un año de la partida del fundador de la Compañía Nacional de Teatro, el día en que el equipo de la nueva fundación haga los anuncios pertinentes a sus funciones.
Mientras, se reúnen para determinar sus objetivos, los cuales apuntan fundamentalmente a promover y proteger el legado del escritor venezolano.
Él junto con Luis Enrique Pérez Oramas (curador de arte), Boris Izaguirre (escritor y presentador de televisión), Garan Mattar (empresario), Luis Parada (médico), Michel Hausman (productor teatral), Martin Hahn (escritor) y el Padre Rafael Bakedano, integran el equipo conformado para hacer cumplir la petición que dejó en su testamento el autor de obras como El quinto infierno y Asia y el Lejano Oriente.
Será el próximo 6 de noviembre, fecha en que se conmemorará un año de la partida del fundador de la Compañía Nacional de Teatro, el día en que el equipo de la nueva fundación haga los anuncios pertinentes a sus funciones.
Mientras, se reúnen para determinar sus objetivos, los cuales apuntan fundamentalmente a promover y proteger el legado del escritor venezolano.
La O.N.G de Nelson Garrido inaugura hoy tres exposiciones
Inauguran a las 7:00 p.m.
EL UNIVERSAL
miércoles 26 de septiembre de 2012 12:00 AM
Tres exposiciones serán inauguradas hoy, a las 7:00 p.m., dentro de la Organización Nelson Garrido (O.N.G), en la avenida María Teresa Toro entre calle Cuba y Centroamérica, dentro de la Residencia Carmencita.
La primera de las muestra Marcos Lopez en la Colección de la ONG, tomará la Sala 1 de la institución. Se trata de la exposición de una selección de piezas que pertenecen a la colección de Nelson Garrido y que giran entorno a las imágenes del pop latino y el "sub realismo" criollo que ha realizado el fotógrafo de origen argentino.
La segunda exhibición, que se realizará en la sala Pediatría, es Cuento tres y llevo tres de Verónica Alvarado, en la que la joven artista realiza dibujos de hombres y mujeres pero con cabezas de animales como reno, conejo y zorros.
Mientras que la última exposición que se inaugurará el día de hoy será 2869 del artista Reynaldo V. Rodríguez. El artista gráfico crea a partir de fechas, números, palabras y serialización de la información. Este grupo de información las integra en sus obras a través de disciplinas como la fotografía, el diseño gráfico y la ilustración.
La entrada al trío de exposiciones que se inaugura hoy en la Organización Nelson Garrido es gratis.
La primera de las muestra Marcos Lopez en la Colección de la ONG, tomará la Sala 1 de la institución. Se trata de la exposición de una selección de piezas que pertenecen a la colección de Nelson Garrido y que giran entorno a las imágenes del pop latino y el "sub realismo" criollo que ha realizado el fotógrafo de origen argentino.
La segunda exhibición, que se realizará en la sala Pediatría, es Cuento tres y llevo tres de Verónica Alvarado, en la que la joven artista realiza dibujos de hombres y mujeres pero con cabezas de animales como reno, conejo y zorros.
Mientras que la última exposición que se inaugurará el día de hoy será 2869 del artista Reynaldo V. Rodríguez. El artista gráfico crea a partir de fechas, números, palabras y serialización de la información. Este grupo de información las integra en sus obras a través de disciplinas como la fotografía, el diseño gráfico y la ilustración.
La entrada al trío de exposiciones que se inaugura hoy en la Organización Nelson Garrido es gratis.
La poeta que vivió la muerte
La argentina Alejandra Pizarnik se quitó la vida hace 40 años
La poeta argentina, que influenció a muchos escritores, decidió morir (a sus 36 años) el 25 de septiembre de 1972 ARCHIVO
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DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
martes 25 de septiembre de 2012 12:00 AM
Alejandra Pizarnik (1936-1972) era un acto literario per se (su nombre de pila fue Flor, después Bruma, hasta que decidió quedarse con el de Alejandra). Ya decía la propia argentina que su ideal sería hacer el cuerpo del poema con su cuerpo. La muerte, esa obsesión a la que tantas formas le dio en sus versos, la volvió real: hoy se cumplen 40 años del suicidio de la llamada poeta maldita.
Maldita por sus temas -la soledad, el silencio, la infancia, el dolor, la muerte-, por sus ganas de quitarse la vida, por su sufrimiento, por su desdicha. La vida de Pizarnik, quizás construida a partir de su obra, ayudó a mitificar su poesía. La autora, hija de emigrantes rusos de ascendencia judía que vivieron en Buenos Aires, siempre se sintió en el exilio (más interior que físico, tal vez).
Su niñez tampoco fue fácil ("Mi infancia sólo comprende/al viento feroz/que me aventó al frío", escribió en verso). Se dice que a temprana edad comenzó a ingerir anfetaminas que le provocaban insomnio. Que también sufría de trastorno límite de la personalidad. A los 18 años, inició terapia. León Ostrov fue su psiconanalista, que al final se convirtió en su amigo y confidente con el que intercambió cartas.
Al médico lo marcó la escritora, así como a Octavio Paz o Julio Cortazar, con quienes Pizarnik hizo amistad durante su estadía en París. "Mi primera impresión, cuando la vi, fue la de estar frente a una adolescente entre angélica y estrafalaria. Me impresionaron sus grandes ojos, transparentes y aterrados, y su voz, grave y lenta, en la que temblaban todos los miedos", la recordó una vez el doctor, formado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Pizarnik estudió Filosofía, también Letras y Periodismo. Todas las abandonó, al igual que muchos de sus empleos (decía el escritor chileno Roberto Bolaño que el verdadero poeta siempre está abandonándose, nunca demasiado tiempo en el mismo lugar). Vivió en Francia algunos años antes de regresar a Buenos Aires a escribir (y morir). "Estoy haciendo lo posible -es decir, lo imposible- por volver a París. Allí, a pesar del desamparo externo, soy más feliz. Quiero decir: puedo escribir con más libertad. (Esto es tan complejo y tan indecible)", le escribió al poeta venezolano Juan Liscano.
Pizarnik se refugiaba en su escritura -que apenas alivia, diría Rafael Cadenas-. "Escribir es buscar en el tumulto de los quemados el hueso del brazo que corresponda al hueso de la pierna. Miserable mixtura. Yo restauro, yo reconstruyo, yo ando así de rodeada de muerte", dijo en su poema Extracción de la piedra de locura (1964).
Dos veces intentó suicidarse. Quiso hacer de la realidad una prolongación de su obra. "Yo le dije que en mis poemas la muerte era mi amante y mi amante era la muerte", escribió la autora en otro de sus versos. Hablaba de matarse y se mató: un fin de semana en el que había salido con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires en el que se internaba se tomó 50 pastillas de Seconal.
dfermin@eluniversal.com
Maldita por sus temas -la soledad, el silencio, la infancia, el dolor, la muerte-, por sus ganas de quitarse la vida, por su sufrimiento, por su desdicha. La vida de Pizarnik, quizás construida a partir de su obra, ayudó a mitificar su poesía. La autora, hija de emigrantes rusos de ascendencia judía que vivieron en Buenos Aires, siempre se sintió en el exilio (más interior que físico, tal vez).
Su niñez tampoco fue fácil ("Mi infancia sólo comprende/al viento feroz/que me aventó al frío", escribió en verso). Se dice que a temprana edad comenzó a ingerir anfetaminas que le provocaban insomnio. Que también sufría de trastorno límite de la personalidad. A los 18 años, inició terapia. León Ostrov fue su psiconanalista, que al final se convirtió en su amigo y confidente con el que intercambió cartas.
Al médico lo marcó la escritora, así como a Octavio Paz o Julio Cortazar, con quienes Pizarnik hizo amistad durante su estadía en París. "Mi primera impresión, cuando la vi, fue la de estar frente a una adolescente entre angélica y estrafalaria. Me impresionaron sus grandes ojos, transparentes y aterrados, y su voz, grave y lenta, en la que temblaban todos los miedos", la recordó una vez el doctor, formado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Pizarnik estudió Filosofía, también Letras y Periodismo. Todas las abandonó, al igual que muchos de sus empleos (decía el escritor chileno Roberto Bolaño que el verdadero poeta siempre está abandonándose, nunca demasiado tiempo en el mismo lugar). Vivió en Francia algunos años antes de regresar a Buenos Aires a escribir (y morir). "Estoy haciendo lo posible -es decir, lo imposible- por volver a París. Allí, a pesar del desamparo externo, soy más feliz. Quiero decir: puedo escribir con más libertad. (Esto es tan complejo y tan indecible)", le escribió al poeta venezolano Juan Liscano.
Pizarnik se refugiaba en su escritura -que apenas alivia, diría Rafael Cadenas-. "Escribir es buscar en el tumulto de los quemados el hueso del brazo que corresponda al hueso de la pierna. Miserable mixtura. Yo restauro, yo reconstruyo, yo ando así de rodeada de muerte", dijo en su poema Extracción de la piedra de locura (1964).
Dos veces intentó suicidarse. Quiso hacer de la realidad una prolongación de su obra. "Yo le dije que en mis poemas la muerte era mi amante y mi amante era la muerte", escribió la autora en otro de sus versos. Hablaba de matarse y se mató: un fin de semana en el que había salido con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires en el que se internaba se tomó 50 pastillas de Seconal.
dfermin@eluniversal.com
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