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05/11/2007 - Subido por kingduplicate
Tom Jones The old home town looks the same, As I step down from the train, And there to greet me are my ...
Vladimir Ramírez, coordinador de redes populares penitenciarias
"Enviar presos a otras cárceles es como poner una bomba de tiempo"
"Yo le pido al Estado que nos den dos penales y verán cómo en dos años cambian las cosas" "Hay que sacar a la GN de las cárceles, esa institución es símbolo de todo lo negativo y el preso no la quiere"
Vladimir Ramírez conoció ocho cárceles en doce años de presidio. Salió por última vez en noviembre de 2001 CORTESÍA
JAVIER BRASSESCO , VLADIMIR RAMÍREZ , COORDINADOR DE REDES PENITENCIARIAS | EL UNIVERSAL
domingo 17 de febrero de 2013 12:00 AM
Pasó doce años tras las rejas, conoció ocho cárceles, presenció cuatro masacres y vivió para contarlo: con la autoridad que le da esta hoja de vida, Vladimir Ramírez, coordinador nacional de Redes Populares Penitenciarias (del partido Voluntad Popular), habla sobre el sistema penitenciaria a raíz de lo ocurrido en Uribana.
-¿Qué pensaste cuando te enteraste de que allí habían tenido lugar 58 muertes?
-Primero que nada me pegó mucho, yo tengo un cuñado allí y ni siquiera sé a dónde lo trasladaron. Y pensé que eso de los traslados es un gran error.
-¿Por qué?
-Sacar presos de una cárcel y enviarlos a otra es multiplicar el problema. No solucionaste el problema de aquí sino que lo multiplicaste por diez, o por la cantidad de cárceles a las que se enviaron nuevos reclusos. Cuando vengas a ver tienes una bomba de tiempo. Nadie quiere llegar a una cárcel como nuevo, y cuando eso te pasa tienes que llegar imponiéndote para que no te "apilateen", pero los que ya llevan tiempo en esa cárcel no te lo van a permitir. Así nace una masacre.
-¿Cómo puede suceder algo como lo de Uribana, con esa cantidad de muertos?
-Es la resistencia a las requisas y luego una situación que se escapa de las manos.
-¿Por qué hay tanta resistencia a las requisas?
-Por el maltrato de quienes las llevan a cabo. A toda la población la sacan al patio y la guardia entra a los pabellones, a las celdas, pero ahí hacen desastre, nada queda en su lugar, todo lo rompen, te botan la comida o te la orinan. Es una humillación, aprovechan las requisas para dejar claro quién manda, y los guardias descargan con uno sus frustraciones. Mientras estuve preso hacían requisas cada tres o cuatro meses y nunca fueron bienvenidas, vivíamos con ese temor.
-¿Qué es lo peor del sistema penitenciario?
-Los tribunales, lo mal que trabajan, lo lento y lo poco que trabajan. Eso es lo que produce el hacinamiento. Hay cantidad de gente que tiene cinco años tras las rejas y todavía no lo han llevado a una preliminar, o a la que llevan a una preliminar a los seis años y luego los condenan a año y medio ¿Quién les paga esos cuatro años y medio que estuvieron ahí de ñapa? Eso está pasando todos los días, esa situación aberrante es lo que hay que atacar primero. Luego el ocio.
-¿El ocio?
-¿La madre de todos los vicios, no dicen? En las cárceles tendría que haber empresas y oye, pon a esa gente a trabajar, haz una clasificación de delitos y todos esos hurtos, los delitos menores, pon a esa gente a trabajar, dales talleres...
-¿Cómo puede haber tantas armas en las cárceles?
Siempre ha habido armas, aunque no tantas armas de fuego como ahora. Pero también fuera de las cárceles hay más armas y se disparan más. La cárcel es un reflejo de la sociedad, solo eso. Y dentro de la cárcel todo tiene un precio, tienes que pagar hasta para que te avisen que vino tu abogado. Y entonces tú estás en la torre y tienes que ir hasta el administrativo, pero estás peleado con los presos de ahí, oye, es difícil a veces llegar hasta donde está tu abogado esperándote.
-¿Qué tan difícil es reformarse en una cárcel?
-Bueno, aquí estoy yo, salí hace once años y más nunca me metí en problemas. Y somos muchos, aunque pocos lo cuentan. Claro que no es fácil, porque para dar ese paso primero te tienes que querer a ti mismo, así como eres, con todo lo que has hecho. No se trata de arrepentirse, porque arrepentirse es fácil, es fácil pedir perdón. Yo ahora digo que hay que arrepentirse antes de hacer las cosas y no después, como me dijo un amigo en 1993 en el Retén de Catia. ¿Pero sabes qué es lo difícil de mejorar una vez que sales?: el desprecio de la gente hacia ti, no hay etiqueta más pesada que la de expresidiario. Tú puedes cambiar apoyándote en algo, sea el amor a Dios o a tu pareja, pero lo más difícil es que la gente te crea.
-¿Ha existido voluntad por parte del gobierno para atender el problema carcelario? Hasta se creó un ministerio...
--Yo lo he dicho otras veces: La ministra Iris Varela tiene que rodearse de más personas que hayan vivido esa realidad, que conozcan el tema. Por eso, por ignorancia del tema, no han hecho lo que deben.
-¿Y qué deben hacer?
--Siempre digo que nos entreguen a las Redes Penitenciarias dos penales para implementar nuestro programa piloto, y verán que sí pueden haber cambios, que la situación dará un vuelco total en unos dos años, y van a ver lo que es reinsertar al preso en sociedad. Lo primero sería hacer convenios con las empresas, meter una empresa en cada cárcel y montar en el penal fábricas que produzcan alguna cosa, sean franelas, cauchos de moto, balones, algo. Y cuando salgan a la calle van a salir como empleados de esa empresa y ya tendrán algún dinero de una caja de ahorros. También habría que hablar con la población y cambiarles trabajo, estudios y deportes por armas. Y clasificar y separar a los presos por el tipo de delito: homicidios, atracos, drogas, delitos menores. Es esencial además sacar a la Guardia Nacional de allí.
-Pero muchos guardias hacen bien su trabajo...
-Pero la institución está rayada, lo único que genera es desconfianza, son décadas de abuso, de corrupción, y ese uniforme está asociado a todo eso. El preso ve a un guardia y se pone arisco. Las cárceles tienen que ser atendidas y vigiladas por gente preparada. Yo le pido al Estado que nos dé dos cárceles y dos años y todo el país verá cómo cambian las cosas sin maltratar a nadie.
-¿Qué pensaste cuando te enteraste de que allí habían tenido lugar 58 muertes?
-Primero que nada me pegó mucho, yo tengo un cuñado allí y ni siquiera sé a dónde lo trasladaron. Y pensé que eso de los traslados es un gran error.
-¿Por qué?
-Sacar presos de una cárcel y enviarlos a otra es multiplicar el problema. No solucionaste el problema de aquí sino que lo multiplicaste por diez, o por la cantidad de cárceles a las que se enviaron nuevos reclusos. Cuando vengas a ver tienes una bomba de tiempo. Nadie quiere llegar a una cárcel como nuevo, y cuando eso te pasa tienes que llegar imponiéndote para que no te "apilateen", pero los que ya llevan tiempo en esa cárcel no te lo van a permitir. Así nace una masacre.
-¿Cómo puede suceder algo como lo de Uribana, con esa cantidad de muertos?
-Es la resistencia a las requisas y luego una situación que se escapa de las manos.
-¿Por qué hay tanta resistencia a las requisas?
-Por el maltrato de quienes las llevan a cabo. A toda la población la sacan al patio y la guardia entra a los pabellones, a las celdas, pero ahí hacen desastre, nada queda en su lugar, todo lo rompen, te botan la comida o te la orinan. Es una humillación, aprovechan las requisas para dejar claro quién manda, y los guardias descargan con uno sus frustraciones. Mientras estuve preso hacían requisas cada tres o cuatro meses y nunca fueron bienvenidas, vivíamos con ese temor.
-¿Qué es lo peor del sistema penitenciario?
-Los tribunales, lo mal que trabajan, lo lento y lo poco que trabajan. Eso es lo que produce el hacinamiento. Hay cantidad de gente que tiene cinco años tras las rejas y todavía no lo han llevado a una preliminar, o a la que llevan a una preliminar a los seis años y luego los condenan a año y medio ¿Quién les paga esos cuatro años y medio que estuvieron ahí de ñapa? Eso está pasando todos los días, esa situación aberrante es lo que hay que atacar primero. Luego el ocio.
-¿El ocio?
-¿La madre de todos los vicios, no dicen? En las cárceles tendría que haber empresas y oye, pon a esa gente a trabajar, haz una clasificación de delitos y todos esos hurtos, los delitos menores, pon a esa gente a trabajar, dales talleres...
-¿Cómo puede haber tantas armas en las cárceles?
Siempre ha habido armas, aunque no tantas armas de fuego como ahora. Pero también fuera de las cárceles hay más armas y se disparan más. La cárcel es un reflejo de la sociedad, solo eso. Y dentro de la cárcel todo tiene un precio, tienes que pagar hasta para que te avisen que vino tu abogado. Y entonces tú estás en la torre y tienes que ir hasta el administrativo, pero estás peleado con los presos de ahí, oye, es difícil a veces llegar hasta donde está tu abogado esperándote.
-¿Qué tan difícil es reformarse en una cárcel?
-Bueno, aquí estoy yo, salí hace once años y más nunca me metí en problemas. Y somos muchos, aunque pocos lo cuentan. Claro que no es fácil, porque para dar ese paso primero te tienes que querer a ti mismo, así como eres, con todo lo que has hecho. No se trata de arrepentirse, porque arrepentirse es fácil, es fácil pedir perdón. Yo ahora digo que hay que arrepentirse antes de hacer las cosas y no después, como me dijo un amigo en 1993 en el Retén de Catia. ¿Pero sabes qué es lo difícil de mejorar una vez que sales?: el desprecio de la gente hacia ti, no hay etiqueta más pesada que la de expresidiario. Tú puedes cambiar apoyándote en algo, sea el amor a Dios o a tu pareja, pero lo más difícil es que la gente te crea.
-¿Ha existido voluntad por parte del gobierno para atender el problema carcelario? Hasta se creó un ministerio...
--Yo lo he dicho otras veces: La ministra Iris Varela tiene que rodearse de más personas que hayan vivido esa realidad, que conozcan el tema. Por eso, por ignorancia del tema, no han hecho lo que deben.
-¿Y qué deben hacer?
--Siempre digo que nos entreguen a las Redes Penitenciarias dos penales para implementar nuestro programa piloto, y verán que sí pueden haber cambios, que la situación dará un vuelco total en unos dos años, y van a ver lo que es reinsertar al preso en sociedad. Lo primero sería hacer convenios con las empresas, meter una empresa en cada cárcel y montar en el penal fábricas que produzcan alguna cosa, sean franelas, cauchos de moto, balones, algo. Y cuando salgan a la calle van a salir como empleados de esa empresa y ya tendrán algún dinero de una caja de ahorros. También habría que hablar con la población y cambiarles trabajo, estudios y deportes por armas. Y clasificar y separar a los presos por el tipo de delito: homicidios, atracos, drogas, delitos menores. Es esencial además sacar a la Guardia Nacional de allí.
-Pero muchos guardias hacen bien su trabajo...
-Pero la institución está rayada, lo único que genera es desconfianza, son décadas de abuso, de corrupción, y ese uniforme está asociado a todo eso. El preso ve a un guardia y se pone arisco. Las cárceles tienen que ser atendidas y vigiladas por gente preparada. Yo le pido al Estado que nos dé dos cárceles y dos años y todo el país verá cómo cambian las cosas sin maltratar a nadie.
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