Pedro y el capitán es un drama teatral escrito por el uruguayo Mario Benedetti en1979. Primera Parte
Pedro es aventado por una especie de guardias a una sala de interrogatorios. Este se encuentra amarrado y encapuchado. Después de un rato aparece el Capitán, persona que planea interrogarlo.
El Capitán inicia el interrogatorio explicándole que en esta primera sesión solo se le dio un escarmiento, que los castigos y torturas cada vez son peores. Que todos terminan hablando tarde o temprano, la diferencia era que unos eran mas listos que otros.
También le dijo que había buenos y malos, y que él se consideraba de los buenos, el Capitán le dice que el cree que ambos bandos se admiran de una u otra forma, ellos la forma en que ellos se atreven a arriesgar todo, familia hasta la propia vida.
El Capitán trata de convencer a Pedro de que ellos consiguen todo lo que quieren y que saben todo acerca de él y su esposa. Que ellos solo requieren de cuatro nombres y que según un soplón él es el hombre clave.
En esta parte el Capitán le propone un trato a Pedro relativamente bueno ya que le ofrece que a cambio de que hable ,que sus compañeros nunca se enteren , pues lo dejarían salir un tiempo razonable para que no sospechen.
Al ver que esto no funciona ya que Pedro ni siquiera a abierto la boca, trata de amenazarlo con su esposa Aurora, diciéndole que ellos cada vez inventan cosas nuevas y que no le extrañaría que su trajeran a su esposa.
El Capitán trata de hacer un ultimo intento en el cual Pedro sigue con una actitud de quedarse mudo, el Capitán le pregunta una ultima vez y este mueve la cabeza negativamente.
Segunda Parte
De nueva cuenta es arrojado a la misma sala, esta vez mas golpeado, el Capitán le dice que se lo advirtió que no va aguantar y solo lo van a reventar, El Capitán explota otro recurso que le resulta, le quita la capucha.
El Capitán le dice que es mas difícil no hablar sin esa capucha y Pedro por primera vez contesta diciéndole que si y que si no le había contestado nada era porque no estaba dispuesto a perder la poca dignidad que le quedaba ya que consideraba la capucha como algo indigno.
Pedro le pregunta acerca de su familia y el Capitán lo toma a mal o como amenaza así que le dice que no le interesa, después Pedro le contesta que por su reacción si la tenia, y le pregunto que si no se sentía jodido al regresar a su casa y ver a su esposa he hijos después de reventar a un tipo ese mismo día.
El Capitán lo golpea, y Pedro le dice que el le había dicho que era de los buenos, El Capitán se tranquiliza y le contesta que si se siente mal ya que después de todo era humano, aun que reconoció que algunos de sus colegas era prácticamente insensibles, y que sin embargo le queda un consuelo el cual es que su victima hable pues si no llegase a hablar terminaría siendo un sádico.
El Capitán le pide que lo comprenda y que hable pues de esa manera no tendría remordimiento pues tendría un porque de su sufrimiento, pedro después de un largo silencio le dice que no.
Tercera Parte
El Capitán esta en un sillón , este ya perdió la compostura esta despeinado y con la corbata desabrochada, descuelga el teléfono y llama a que lo traigan. Los guardias nuevamente lo avientan esa ves con manchas de sangre en la ropa.
El Capitán lo levanta asustado al creer que esta muerto lo coloca en la silla y sienta de nuevo esta vez se escucha una risa, Pedro le cuenta que el motivo de su risa era que anoche se había ido la luz mientras los torturaban con la picana,
El Capitán lo llama por su nombre y este le dice que se llama Rómulo (su alias) el Capitán le responde que no que se llama Pedro y este dice que se llama “Pedro Nada Mas” y que además esta muerto
Después de una larga discusión entre si estaba muerto o loco, termina por desesperar al Capitán ya que el dice estar muerto pues no le va a sacar nada ni siquiera un nombre o un numero telefónico
En esta parte el Capitán Francisco termina por hablarle de usted , según él porque sintió que lo debía hacer y a cambio Pedro termina tuteándolo.
El Capitán le platica que no es fácil su trabajo pues para ser torturador se tiene que nacer y según el no nació para eso, Pedro le pregunta que como es que se convirtió en un monstruo y este le dice que en un entrenamiento en el que el sufrió en carne propia algunas de ellas y que lo peor de todo es que una ocasión tuvo que recurrir a pensar en una mujer que torturó para lograr una erección con su esposa.
El Capitán después de explicarle esto trata de que Pedro lo comprenda pero el le dice que aunque le hable de su señoría el nunca iba decir algo pues estaba muerto técnicamente.
Cuarta Parte
Sobre el piso esta Pedro con el rostro desfigurado, cuando de pronto entra el Capitán sin chaqueta ni corbata y sudoroso.
Pedro le dice al Capitán que añora hablar con un amigo o alguien cercano así que no le queda mas que hablar solo como si lo hiciera con Aurora, después de una larga charla con Aurora ( hablando a solas) El Capitán se da cuenta de el verdadero daño que ocasiona así que solo le pide un nombre el que sea, el de menos importancia pues ya no lo hacia por conseguir información si no para salvarse así mismo, Pedro al final se niega y el Capitán se desvanece en la sombra
Tomado de EL ESPECTADOR venezolano
Informaciones y críticas sobre artes escénicas y literatura
Autor: E.A.Moreno Uribe
sábado, abril 06, 2013
Torturados y torturadores
Recuerda Wikipedia, la fantástica enciclopedia del siglo XXI, como la tortura es el acto de causar daño físico o psicológico ya sea por medio de máquinas, artefactos o sin ellos, sin el consentimiento y en contra de la voluntad de la víctima, generándose la figura legal de apremio ilegítimo; o bien con el consentimiento de la víctima (sadomasoquismo), vinculado principalmente al dolor físico y/o quebrantamiento moral que puede o no desembocar en la muerte.
Aclarado el tema del espectáculo Pedro y el capitán, informamos que por ahora termina la segunda temporada de tan estrujante montaje, una depurada versión escénica que Consuelo Trum logra a partir del texto original del poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009). Una producción del grupo teatral Repico la cual se presenta en la sala experimental de Celarg, con la participación destacada de los actores Adolfo Nittoli y Vicente Peña.
Consuelo es, junto a Melissa Wolf, una de las pocas féminas que producen exitosos espectáculos en Venezuela. Durante las tres últimas temporadas caraqueñas ha mostrado, de manera más que convincente, eventos escénicos como Monstruos en el closet, ogros bajo la cama, fantástico homenaje de Gustavo Ott para los Torres Gemelas, derribadas el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York; después estrenó Pedro y el capitán, y ahora exhibe Stop Kiss, crudo texto de Diana Son para denunciar la homofobia en la sociedad estadounidense contra dos féminas que intentan amarse. Una trilogía que revela su credo ideológico y permite palpar su estética y su buen gusto para la materialización de sus disímiles trabajos. ¡Bravo!
Con la emblemática obra de Benedetti se ejemplifica la relación entre un torturado y su torturador, entre un militar que debe obtener, a cualquier costo, información y datos sobre los compañeros del guerrillero, terrorista o delincuente político llamado Pedro, quien, sumamente debilitado por las largas sesiones de tortura física, se niega a delatar y perece finalmente. No es precisamente “una perita en dulce” lo que muestra al público, sino que explica muy didácticamente algo que, cual espada de Damocles, pende sobre la cabeza de todos los habitantes de este planeta, cuando se atreven a discrepar de las ordenes o programas de los gobiernos de turno.
Es teatro político y bastante comprometido. Su autor se inspiró en múltiples sagas sobre los excesos de las dictaduras chilenas, argentinas, paraguayas y por supuesto la uruguaya, las cuales imperaron a lo largo de los últimos 30 años del siglo XX, una siniestra pesadilla que ojalá nunca más se repita en esos países ni en ningún otro de esta Patria Grande, que es la América entera, aunque esta balcanizada, toda.
Para la carrera profesional de Consuelo, Pedro y el capitán, uno de los cuatro textos teatrales de Benedetti, escrito en 1979 desde el exilio, tiene un gran avance ideológico y estético, ya que ahí, con las descarnados diálogos entre el militar y el guerrillero, entre el torturador y torturado, se abordan las sórdidas variaciones del poder y además, quizá lo más importante, el manejo del espacio asfixiante y la tensión dramática del claro-oscuro interior de los personajes, especie de sima o hueco psicológico donde se sumergen no solo los actores sino el público que presencie el espectáculo.
La pieza va más allá de una denuncia concreta contra la represión física y psicológica en una nación, porque sus personajes son hombres de carne y hueso con sus vulnerabilidades, lamentablemente enfrentados por la política deshumanizada y fascista la cual es una especie de nube negra que amenaza descargar su lluvia de fuego y sangre.
Y esos personajes, materializados por una pareja de comprometidos histriones criollos, dan todo lo que tienen de si para mostrarlos de maneras más que satisfactorias. Hacen que el público odie al torturador y se apiade del torturado, pero al final, cuando la catarsis se apodera del espectador, se da cuenta que eso le puede pasar cualquier día de estos porque nadie está libre de ser víctima de los excesos de un Estado o un gobierno aunque sea un país democrático., especialmente con las torturas psicológicas, que son las que nunca han cesado y tienen unas constantes peligrosas variantes subliminales las cuales descaradamente se transmiten por la televisión y el cine.
Consuelo Trum interviene la tradicional caja de Sabatini y crea otro espacio, con una cámara blanca, donde se escenifica la tortura psicológica o el ablandamiento verbal, para así llamarlo, utilizando como elemento visual una proyección con una especie de cámara filmadora que repite en la pantalla lo que sucede en la escena, para dar una doble lectura, impactante además.
No hay, pues, desperdicio alguno en esté montaje tan puntual y preciso.
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