Yo soy

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lunes, 8 de abril de 2013

"Los protagonistas de esta historia son víctimas pero no se dejan derrotar, son invencibles", afirma, aunque matiza, son "héroes cantinflescos, porque su aventura está llena de malentendidos y pasos en falso". De ahí que esta historia radical, publicada desde el 26 de marzo por Planeta, arranque más de una sonrisa al lector.


Restrepo habla en "Hot Sur" de héroes forzosos en un sistema desplomado

A pesar de la crudeza y del drama ineludible que implica la búsqueda de un futuro mejor en tierra ajena, la autora no se regodea en él, sino que lo enfoca desde "el reto, la aventura y el valor" que ello conlleva", dice la escritora colombiana Laura Restrepo.

EL UNIVERSAL
lunes 8 de abril de 2013  09:25 AM
Madrid.- El progreso, la democracia y los sueños que prometía el actual sistema "se han desplomado y hay que inventarse otros". Tras ellos andan los personajes de "Hot Sur", la nueva novela de la colombiana Laura Restrepo, una historia de inmigración al paraíso estadounidense pero extrapolable hoy a cualquier rincón.

A pesar de la crudeza y del drama ineludible que implica la búsqueda de un futuro mejor en tierra ajena, la autora no se regodea en él, sino que lo enfoca desde "el reto, la aventura y el valor" que ello conlleva", explica a Efe en una entrevista.

"Los protagonistas de esta historia son víctimas pero no se dejan derrotar, son invencibles", afirma, aunque matiza, son "héroes cantinflescos, porque su aventura está llena de malentendidos y pasos en falso". De ahí que esta historia radical, publicada desde el 26 de marzo por Planeta, arranque más de una sonrisa al lector.

Personajes que encabeza María Paz, joven latina que, como su madre años antes, alcanza su objetivo de marcharse a Estados Unidos, la tierra de los sueños y las oportunidades.

"Una mujer del montón y sin grandes pretensiones", la describe su autora, pero que paso a paso, "como una hormiguita", va consiguiendo lo que se propone y se enfrenta a retos tan imposibles como escapar de una prisión de alta seguridad.

Sus aspiraciones y "sueños hollywoodienses" no tardan en derivar en decepción, al darse de bruces con una realidad que mira al Sur con recelo. La "contracara del sueño", apunta Restrepo.

"La vida ya no está garantizada en ningún sitio, y el capitalismo ya no es sinónimo de progreso o democracia. Algo que ya no afecta al sector con menos recursos, como hace unas décadas, sino a millones de personas. El sedentarismo era un espejismo que cada vez se pone más en duda".

Y si un sistema ya no es capaz de cumplir lo que prometía, tampoco lo es el país que por excelencia lo simboliza: Estados Unidos. "Lo crearon ellos y se ha desplomado, no lo han hecho tan bien como creían y no quieren abrir los ojos", apunta la ganadora del premio Alfaguara por "Delirio".

Un rechazo que va más allá, que se extiende a todo lo que desprende aroma a extranjero. Este hermetismo ha generado, explica Restrepo, la creación de un "universo clandestino e indocumentado" que, sin embargo, "está regularizado".

Esto es llevado a su extremo, aunque con base "real", en un pasaje de la novela en el que se prohíbe el uso del español a las reclusas de Manninpox, cárcel del condado de Ulster donde la protagonista permanece encerrada por un crimen que no cometió.

Un español que es "un océano revuelto, que viene de todas partes y quebrado de inglés", que fluye por las páginas del libro, y que se convierte en el objeto más preciado de las reclusas, en algo que defender a muerte, como símbolo de una identidad que les quieren arrebatar.

"En este sentido hay un juego permanente en la novela. Evito escribir directamente, lo hacen los propios personajes, a través de diarios, notas o entrevistas. Escribir sobre lo escrito, para que el lector se ponga en la voz del personaje sin pasar por mi".

De esta forma, forjan su identidad y "forman parte de un proceso colectivo porque no viven su tragedia en soledad. Si dejas testimonio de lo vivido, cobra más sentido. Por eso escribo yo", añade.

En "Hot Sur" no faltan la violencia, el crimen y el misterio. Ingredientes que materializa uno de los personajes, Sleepy Joe, cuya obsesión mística lleva a practicar ritos ultrarreligiosos y sexuales con los que destroza a sus víctimas.

"Tiene que ver con la limpieza y sus connotaciones étnicas y sexuales. Y él está interesado en depurar la realidad y su entorno, pero lo lleva hasta el límite".

Con este personaje, Restrepo rinde su particular tributo a los asesinos en serie, convertidos en "símbolos de la humanidad", porque "estando tan presente en el momento actual el sentimiento de que todo va a acabarse, ellos se anticipan, son profetas del fin, y eso les da fuerza", concluye.

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