ENTREVISTA PABLO MONTOYA, ESCRITOR COLOMBIANO
"El arte no salva, consuela"
"No simpatizo con ningún gobierno de catadura militar. Ni de izquierda ni de derecha. Soy crítico"
El colombiano ganó la edición 2015 del Premio Rómulo Gallegos CORTESÍA
DANIEL FERMÍN , PABLO MONTOYA , ESCRITOR | EL UNIVERSAL
viernes 5 de junio de 2015 12:00 AM
Pablo Montoya (Barrancabermeja, 1963) se disponía a salir a un congreso de lectura en la ciudad argentina de La Plata cuando le avisaron que había ganado el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. El escritor colombiano tuvo que quedarse en la habitación del hotel buena parte del día. Llamadas, entrevistas, correos electrónicos, felicitaciones. Todo eso por el reconocimiento que el jurado le dio a su libro Tríptico de la infamia.
La noticia lo tomó por sorpresa. Porque quien envió la obra al concurso fue la editorial Random House y no el autor, que incluso se extrañó al verse en el grupo de los siete finalistas. "El Rómulo Gallegos es el gran premio de novela que se da en el mundo de habla hispana, por los nombres que lo han ganado. Me siento honrado de que ahora forme parte de la lista. El galardón se le da a un trabajo como el mío que ha sido hecho en medio de cierta marginalidad, silencio o invisibilidad, un trabajo que apuesta más a la poesía, a la reflexión, a la búsqueda de un estilo", dijo el narrador desde La Plata. Allá pensó que premiarían a sus paisanos Héctor Abad Faciolince o a Piedad Bonnet. Su literatura ganará mayor notoriedad fuera de su país.
El jurado -compuesto por Mariana Libertad Suárez, Javier Vásconez y Eduardo Lalo- destacó "la originalidad, la coherencia estructural y la calidad literaria de una obra que reconstruye la conquista del Caribe con una perspectiva renovadora y profunda", según se lee en el veredicto dado ayer. En Tríptico de la infamia se narra la historia de tres pintores protestantes que fueron testigos de los horrores que, en nombre de la religión y el afán de riqueza, se cometieron en Europa durante el siglo XVI y que se extendieron a América.
Pablo Montoya comenzó a escribir las primeras páginas de su novela hace ya cinco años. Jacques Lemoine, Francois Duboi y Théodore de Bry le sirvieron para contar lo que quería. "Hay en el libro una reflexión en torno a la violencia producida por fanatismo religioso. A pesar de que sucede hace mucho es un libro muy actual para este momento en que padecemos los excesos de los extremismos fundamentalistas. A cierta edad nos preocupa más el pasado para entender ese rompecabezas de permanente inquietud del presente", agregó el autor santandereano, que ya había publicado otras tres novelas de corte histórico.
Más allá de la anécdota, el colombiano quiso escribir sobre el papel o la función del arte. El rol de un creador en tiempos de conflictos sociales. "Quería poner en el tapete cierta dignidad que debe haber en el artista ante épocas turbulentas. El arte no salva a la humanidad pero la consuela, la dignifica. Estamos sometidos a la voracidad de ciertos gobernantes, a una especie de amnesia colectiva. La conciencia del artista debe levantarse en esos momentos críticos para ayudar, para hacer más llevadera esa existencia tan tortuosa".
Al Premio Rómulo Gallegos se le ha criticado la politización en las ediciones recientes. Hay autores venezolanos que dicen que sólo se reconoce a escritores afines a una ideología. Pablo Montoya cree que se aleja de esa posible polémica. "No simpatizo con ningún gobierno de catadura militar. Ni de izquierda ni de derecha. Soy bastante crítico frente a eso. Creo más en la sociedad civil. Simpatizo con algunas medidas del socialismo, pero debe haber equilibro. Como en Francia o en países escandinavos. A pesar de esa supuesta división, el Rómulo Gallegos es un gran concurso que reconoce novelas con tendencias americanistas. Hay las que me gustan y la que no. Creo que mi premiación es algo ajeno a lo político". El 2 de agosto, Pablo Montoya dará su discurso para recibir en Venezuela, el reconocimiento.
dfermin@eluniversal.com
La noticia lo tomó por sorpresa. Porque quien envió la obra al concurso fue la editorial Random House y no el autor, que incluso se extrañó al verse en el grupo de los siete finalistas. "El Rómulo Gallegos es el gran premio de novela que se da en el mundo de habla hispana, por los nombres que lo han ganado. Me siento honrado de que ahora forme parte de la lista. El galardón se le da a un trabajo como el mío que ha sido hecho en medio de cierta marginalidad, silencio o invisibilidad, un trabajo que apuesta más a la poesía, a la reflexión, a la búsqueda de un estilo", dijo el narrador desde La Plata. Allá pensó que premiarían a sus paisanos Héctor Abad Faciolince o a Piedad Bonnet. Su literatura ganará mayor notoriedad fuera de su país.
El jurado -compuesto por Mariana Libertad Suárez, Javier Vásconez y Eduardo Lalo- destacó "la originalidad, la coherencia estructural y la calidad literaria de una obra que reconstruye la conquista del Caribe con una perspectiva renovadora y profunda", según se lee en el veredicto dado ayer. En Tríptico de la infamia se narra la historia de tres pintores protestantes que fueron testigos de los horrores que, en nombre de la religión y el afán de riqueza, se cometieron en Europa durante el siglo XVI y que se extendieron a América.
Pablo Montoya comenzó a escribir las primeras páginas de su novela hace ya cinco años. Jacques Lemoine, Francois Duboi y Théodore de Bry le sirvieron para contar lo que quería. "Hay en el libro una reflexión en torno a la violencia producida por fanatismo religioso. A pesar de que sucede hace mucho es un libro muy actual para este momento en que padecemos los excesos de los extremismos fundamentalistas. A cierta edad nos preocupa más el pasado para entender ese rompecabezas de permanente inquietud del presente", agregó el autor santandereano, que ya había publicado otras tres novelas de corte histórico.
Más allá de la anécdota, el colombiano quiso escribir sobre el papel o la función del arte. El rol de un creador en tiempos de conflictos sociales. "Quería poner en el tapete cierta dignidad que debe haber en el artista ante épocas turbulentas. El arte no salva a la humanidad pero la consuela, la dignifica. Estamos sometidos a la voracidad de ciertos gobernantes, a una especie de amnesia colectiva. La conciencia del artista debe levantarse en esos momentos críticos para ayudar, para hacer más llevadera esa existencia tan tortuosa".
Al Premio Rómulo Gallegos se le ha criticado la politización en las ediciones recientes. Hay autores venezolanos que dicen que sólo se reconoce a escritores afines a una ideología. Pablo Montoya cree que se aleja de esa posible polémica. "No simpatizo con ningún gobierno de catadura militar. Ni de izquierda ni de derecha. Soy bastante crítico frente a eso. Creo más en la sociedad civil. Simpatizo con algunas medidas del socialismo, pero debe haber equilibro. Como en Francia o en países escandinavos. A pesar de esa supuesta división, el Rómulo Gallegos es un gran concurso que reconoce novelas con tendencias americanistas. Hay las que me gustan y la que no. Creo que mi premiación es algo ajeno a lo político". El 2 de agosto, Pablo Montoya dará su discurso para recibir en Venezuela, el reconocimiento.
dfermin@eluniversal.com
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