Película de Steve Jobs muestra el lado oscuro del genio de Apple
El filme de Danny Boyle goza de buenas interpretaciones pero imprecisiones históricas
La nueva película de Steve Jobs, protagonizada por Michael Fassbender (Steve Jobs) y Kate Winslet (Joanna Hoffman) llegará a los cines de Colombia a finales enero. Sin embargo, ya ha empezado a proyectarse en las salas de Estados Unidos. Las apreciaciones de los críticos, hasta el momento, validan la propuesta cinematográfica con amplia mayoría. Quienes la atacan, señalan su falta de precisión y el cariz deshumanizado, casi robótico, de sus protagonistas.
Esta obra cinematográfica llega a los cines apenas dos años después del fiasco protagonizado por Ashton Kutcher en 2013.Aquel intento por plasmar la vida del enigmático Steve Jobs se convirtió en una mezcla de imágenes descontextualizadas y sin ritmo. A ello se sumó la pobreza actoral de sus protagonistas.
En esta ocasión, y con el evidente ánimo de construir un relato consistente y atrapante, Universal Studios contrató actores de reconocida trayectoria, aunque su semejanza física con los personajes a quienes dan vida sea mínima, bajo la batuta de Danny Boyle, director inglés cuyo estilo le ha granjeado ovaciones en filmes previos como ¿Quién quiere ser millonario? (Slumdog Millionaire, 2008), 127 horas (2010), Trainspotting (1996) y 28 días después (2002).
El estilo de Boyle se ha caracterizado por planos frenéticos, un ritmo trepidante, casi asfixiante, y una afinidad por las historias de superación personal. En esta ocasión, el director se ve desafiado por una historia donde el protagonista es un héroe mediático con claroscuros en su vida privada, por un relato donde priman los diálogos y no la acción manifiesta. El inglés contó con la pluma experta de Aaron Sorkin, quien se llevó el Óscar a Mejor guion por The Social Network (La red social) en 2010.
La película se rige bajo una estructura de tres actos, tres de las presentaciones más relevantes de la vida de Jobs: la de 1984 cuando exhibió el Machintosh por primera vez, la del primer computador que lanzó después de que fuera despedido de Apple, el Cube de NeXT en 1988, y la del iMac en 1998, poco después de su retorno a una Apple famélica cuyas acciones se valoraban por debajo de un dólar.
Cada presentación es el eje de conflictos en los que confluyen personas relevantes en la vida de Jobs, entre ellos su cofundador Steve Wozniak (Seth Rogen), su mano derecha y jefe marketing Joanna Hoffman, Chrisann Brennan (Katherine Waterston) y Lisa Brennan-Jobs,
Según Rodrigo Pérez, de The Playlist, Jobs es representado, en esencia, como un monstruo admirable, lleno de matices. “Es el peor jefe del mundo, un ser humano monstruoso, un hombre que no cree en lo imposible y no acepta un no como respuesta. Pero también es mostrado como una figura que inspira devoción. Esa disonancia crea un retrato polifacético de un individuo demandante pero brillante”.
El carácter complejo de Jobs gana fuerza virtud de la conseguida interpretación de Fassbender que es elogiada por los críticos, incluso aunque el producto fílmico, en su totalidad, no haya sido de su entera simpatía.
Si bien Dana Stevens, de Slate, arremete contra la falta de contexto presente en numerosas escenas, no duda en homenajear el valor actoral de Fassbender: “El filme confía, con regularidad, en el conocimiento previo que tiene la audiencia de los pasajes históricos de Apple. Los primeros días de la empresa, cuando fabricaron chips en la casa de Jobs, son abordados con unos breves ‘flashbacks’, como asumiendo que todos conocen, de antemano, esa parte de la aventura (…) Por otra lado, Fassbender logra proyectar la misma intensidad que imprimió a su papel como malévolo androide en Prometheus. Logra leer el talante de cada escena con el hambre de un tiburón aguardando a su presa”.
Joe Morgensten, de The Wall Street Journal, aprecia el trabajo realizado porque consiguieron que la película nunca cese de ser interesante. “Goza del dinamismo característico de Boyle sumado al estilo distintivo de Sorkin, quien dispara los diálogos con la fuerza de electrones de alta energía en un acelerador”.
La película no pretende mostrar cada aspecto de la vida de Jobs; en su lugar, centra sus esfuerzos en elevar el voltaje emocional de episodios concretos. Se omiten pasajes relevantes como su etapa en Pixar y su batalla contra el cáncer.
Uno de los epicentros del drama emocional gira alrededor de su turbulenta relación con su hija Lisa Brennan-Jobs y su madre, Chrisann Brennan. Se dibujan escenas donde Jobs espeta a Lisa que él no es padre con ira feroz.
Si en la película de 2013 se pretendió brindar un resumen biográfico de la vida del cofundador de Apple, en esta ocasión se concentraron las tensiones dramáticas en momentos específicos.Ello conllevó un sacrificio en términos de precisión histórica, pero permitió concretar un producto más sólido desde el punto de vista narrativo, según la mayoría de críticos.
No obstante, no todos concuerdan con esa visión. Para Rex Reed, de The New York Observer, “la película falla en su intento por impregnar al enigmático cofundador de Apple con algo de humanidad”. “Es un filme frío, desalmado e incomprensible. Tenemos un personaje llamado Steve Jobs que encarna las cualidades de una persona de la que, en apariencia, no vale la pena hacer una película”, añade Reed. No resulta un enfoque extraño, si se toma en consideración la forma en que se Arkin representó a Mark Zuckerberg en La red social.
Tras esa apreciación de Reed, no resulta extraño que Apple haya decidido mostrar varios videos inéditos de Steve Jobs donde se ve su faceta más humana y divertida:
La película ha recibido ovaciones de la crítica, pero el público no ha sido tan generoso. Si bien en Metacritic cuenta con un calificación promedio de 8,2, en IMDB apenas se lleva un 6,9.
Esta obra cinematográfica llega a los cines apenas dos años después del fiasco protagonizado por Ashton Kutcher en 2013.Aquel intento por plasmar la vida del enigmático Steve Jobs se convirtió en una mezcla de imágenes descontextualizadas y sin ritmo. A ello se sumó la pobreza actoral de sus protagonistas.
En esta ocasión, y con el evidente ánimo de construir un relato consistente y atrapante, Universal Studios contrató actores de reconocida trayectoria, aunque su semejanza física con los personajes a quienes dan vida sea mínima, bajo la batuta de Danny Boyle, director inglés cuyo estilo le ha granjeado ovaciones en filmes previos como ¿Quién quiere ser millonario? (Slumdog Millionaire, 2008), 127 horas (2010), Trainspotting (1996) y 28 días después (2002).
El estilo de Boyle se ha caracterizado por planos frenéticos, un ritmo trepidante, casi asfixiante, y una afinidad por las historias de superación personal. En esta ocasión, el director se ve desafiado por una historia donde el protagonista es un héroe mediático con claroscuros en su vida privada, por un relato donde priman los diálogos y no la acción manifiesta. El inglés contó con la pluma experta de Aaron Sorkin, quien se llevó el Óscar a Mejor guion por The Social Network (La red social) en 2010.
La película se rige bajo una estructura de tres actos, tres de las presentaciones más relevantes de la vida de Jobs: la de 1984 cuando exhibió el Machintosh por primera vez, la del primer computador que lanzó después de que fuera despedido de Apple, el Cube de NeXT en 1988, y la del iMac en 1998, poco después de su retorno a una Apple famélica cuyas acciones se valoraban por debajo de un dólar.
Cada presentación es el eje de conflictos en los que confluyen personas relevantes en la vida de Jobs, entre ellos su cofundador Steve Wozniak (Seth Rogen), su mano derecha y jefe marketing Joanna Hoffman, Chrisann Brennan (Katherine Waterston) y Lisa Brennan-Jobs,
Según Rodrigo Pérez, de The Playlist, Jobs es representado, en esencia, como un monstruo admirable, lleno de matices. “Es el peor jefe del mundo, un ser humano monstruoso, un hombre que no cree en lo imposible y no acepta un no como respuesta. Pero también es mostrado como una figura que inspira devoción. Esa disonancia crea un retrato polifacético de un individuo demandante pero brillante”.
El carácter complejo de Jobs gana fuerza virtud de la conseguida interpretación de Fassbender que es elogiada por los críticos, incluso aunque el producto fílmico, en su totalidad, no haya sido de su entera simpatía.
Si bien Dana Stevens, de Slate, arremete contra la falta de contexto presente en numerosas escenas, no duda en homenajear el valor actoral de Fassbender: “El filme confía, con regularidad, en el conocimiento previo que tiene la audiencia de los pasajes históricos de Apple. Los primeros días de la empresa, cuando fabricaron chips en la casa de Jobs, son abordados con unos breves ‘flashbacks’, como asumiendo que todos conocen, de antemano, esa parte de la aventura (…) Por otra lado, Fassbender logra proyectar la misma intensidad que imprimió a su papel como malévolo androide en Prometheus. Logra leer el talante de cada escena con el hambre de un tiburón aguardando a su presa”.
Joe Morgensten, de The Wall Street Journal, aprecia el trabajo realizado porque consiguieron que la película nunca cese de ser interesante. “Goza del dinamismo característico de Boyle sumado al estilo distintivo de Sorkin, quien dispara los diálogos con la fuerza de electrones de alta energía en un acelerador”.
La película no pretende mostrar cada aspecto de la vida de Jobs; en su lugar, centra sus esfuerzos en elevar el voltaje emocional de episodios concretos. Se omiten pasajes relevantes como su etapa en Pixar y su batalla contra el cáncer.
Uno de los epicentros del drama emocional gira alrededor de su turbulenta relación con su hija Lisa Brennan-Jobs y su madre, Chrisann Brennan. Se dibujan escenas donde Jobs espeta a Lisa que él no es padre con ira feroz.
Si en la película de 2013 se pretendió brindar un resumen biográfico de la vida del cofundador de Apple, en esta ocasión se concentraron las tensiones dramáticas en momentos específicos.Ello conllevó un sacrificio en términos de precisión histórica, pero permitió concretar un producto más sólido desde el punto de vista narrativo, según la mayoría de críticos.
No obstante, no todos concuerdan con esa visión. Para Rex Reed, de The New York Observer, “la película falla en su intento por impregnar al enigmático cofundador de Apple con algo de humanidad”. “Es un filme frío, desalmado e incomprensible. Tenemos un personaje llamado Steve Jobs que encarna las cualidades de una persona de la que, en apariencia, no vale la pena hacer una película”, añade Reed. No resulta un enfoque extraño, si se toma en consideración la forma en que se Arkin representó a Mark Zuckerberg en La red social.
Tras esa apreciación de Reed, no resulta extraño que Apple haya decidido mostrar varios videos inéditos de Steve Jobs donde se ve su faceta más humana y divertida:
La película ha recibido ovaciones de la crítica, pero el público no ha sido tan generoso. Si bien en Metacritic cuenta con un calificación promedio de 8,2, en IMDB apenas se lleva un 6,9.
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