El escritor era asiduo del Café Brasilero, en la Ciudad Vieja de Montevideo, y allí se lo encontraba el arquitecto y exalcalde de Montevideo Mariano Arana. “Eran momentos muy gratos los que pasábamos en ese local pequeño. Allí iba también Mario Benedetti. Galeano tenía una personalidad especialmente aguda y lúcida en su manera de expresar la realidad. Fue un referente para todo el país aunque no hizo la unanimidad”, afirma Arana.
En las pasadas elecciones Eduardo Galeano volvió a mostrar apoyo público al izquierdista Frente Amplio, lo que motivó una dura carga de la oposición del Partido Nacional, que en su programa electoral proponía impulsar otros referentes culturales y lo calificaba de representante de la cultura oficial. Uruguay espera el regreso del presidente Tabaré Vázquez de la cumbre de Panamá para iniciar los homenajes al autor.
Antes de convertirse en un intelectual destacado de la izquierda latinoamericana, Galeano trabajó como obrero de fábrica, dibujante, pintor, mensajero, mecanógrafo y cajero de banco, entre otros oficios. Las venas abiertas de América Latina se publicó cuando Galeano tenía 31 años y, según reconoció después el propio escritor, en aquella época no tenía la formación suficiente para rematar la tarea. “[Las venas abiertas] intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria”, dijo. “No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”, añadió.
En 2009, durante la Quinta Cumbre de las Américas, el expresidente de Venezuela Hugo Chávez le regaló un ejemplar de esta obra de Galeano —prohibida por la censura de las dictaduras de Uruguay, Argentina y Chile— al presidente de Estados Unidos, Barack Obama. En esa ocasión, la obra saltó de la posición 60.280 de la lista de los títulos más vendidos de Amazon a la décima en solo un día.
El escritor fue preguntado después sobre este episodio. Respondió: "Ni Obama y ni Chávez entenderían el texto […]. Él [Chávez] se lo entregó a Obama con la mejor intención del mundo, pero le regaló a Obama un libro en un idioma que él no conoce. Entonces, fue un gesto generoso, pero un poco cruel".
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