Una virgen subversiva
Orlando Arocha presentó "El pie de la virgen" en el Festival de Teatro de Caracas.
Eulalia Siso interpreta a Doña Ana, "a quienes los viejos llaman Libertad y la esclavizan"
JOSÉ G. MÁRQUEZ | EL UNIVERSAL
miércoles 22 de abril de 2015 08:52 AM
Desde la selva, en donde no hay adultos, un grupo de niños planea el rescate de la querida Doña Ana (Eulalia Siso), también conocida como Alegría, a quien "los viejos llaman Libertad y la esclavizan".
El intrépido Cabeza azul (Aitor Aguirre) encabeza un plan junto a la colorida Burriquita para salvarla, pero antes de hacer el primer movimiento, es capturado por los Malucos, perros falderos del tirano Topón, a quien no le gustan los niños con cabezas azules. Ni la alegría. Ni la libertad.
Empieza una ofensiva violenta por parte de los Malucos. Vestidos de uniforme militar, reparten -sonrisa incluida- cascazos y gases lacrimógenos a los pequeños, quienes intentan alzar su voz mientras usan pizarras y pupitres de escudo.
Poco después, encadenado a una celda en donde siempre es de día, Cabeza azul intenta convencer a sus captores de que ellos no están llenos de maldad, sino de "ignorancia y miedo". Les asegura que los superiores que les obligan a hacer daño, son en realidad sus inferiores.
Allí, la risueña Cara de colmena (María Antonieta Hidalgo) se infiltra para liberar a su novio. Va sola, pero encomendada por la mismísima virgen que, aplastando una serpiente, le ha dado instrucciones precisas sobre cada paso que debe dar para conseguir el objetivo, aunque eso amerite el corte de su pie de madera.
El pie de la virgen fue escrita por el poeta Andrés Eloy Blanco en 1929, un año después de las protestas estudiantiles en contra de la dictadora de Juan Vicente Gómez. El montaje presentado por el director Orlando Arocha, este lunes y martes en el Festival de Teatro de Caracas, se revistió de vigencia.
La obra fue descrita por su autor como un "prodigio en tres cuadros. Seguido de una burla en tres cuadros. Seguido de una comparsa en tres cuadros". Se le puede agregar -a riesgo de pecar de osadía por actualizarla con la historia reciente- como "un acto de subversión en pleno de centro de Caracas". Porque eso fueron ambas presentaciones.
Arocha (Maiquetía, 1954), confiado en la importancia de la generación de relevo, se juntó con un grupo de actores de no más de 25 años de edad para remontar el texto que ya había trabajado tiempo atrás.
Con ayuda de su ingenio y del vestuario (Saiduby Toro), creó ese mundo lúdico en el que viven Cabeza azul y Cara de colmena con sus amigos Cunín, Granito de oro, Pelotica y Tumusa, que en el escenario transcurre como un vistazo veloz al último siglo de Venezuela.
Los "cabeza azul" como la generación del 28. Topón como un caricaturizado tirano "hijo de la ignorancia". Sus aduladores con uniforme y sus seguidores obligados a ondear banderas, mientras usan chalecos y carnets que los identifican como funcionarios públicos. Los jóvenes que buscan a Doña Ana como los protestantes de 2014. Las verdades como mentiras y las mentiras como verdades. Un reciclaje histórico, intencionalmente, o por descuido.
Y también están las representaciones de quienes padecen las peores de las calamidades, pero que carecen de fuerza para hacerse notar: los más pobres, que pueden estar tanto en el centro o en el oriente del país, o el llano y en los andes.
En la sala del Teatro Municipal estaban quienes sonreían ante lo que veían y quienes cruzaban los brazos o se marchaban (no pocos) antes de que finalizara la obra. La acústica del lugar jugó en su contra. Y la realidad reflejada, también.
El pie de la virgen estrenará temporada en La Caja de Fósforos, ubicada en Bello Monte, el próximo 4 de mayo.
En el elenco también están Antonio Ruiz, Abel García, Evelia Di Gennaro, Moisés Berr, Carla Baratta, Antón Figuera, Edmundo Bianchi, Anthony Castillo, Pedro Borgo, y otros.
El intrépido Cabeza azul (Aitor Aguirre) encabeza un plan junto a la colorida Burriquita para salvarla, pero antes de hacer el primer movimiento, es capturado por los Malucos, perros falderos del tirano Topón, a quien no le gustan los niños con cabezas azules. Ni la alegría. Ni la libertad.
Empieza una ofensiva violenta por parte de los Malucos. Vestidos de uniforme militar, reparten -sonrisa incluida- cascazos y gases lacrimógenos a los pequeños, quienes intentan alzar su voz mientras usan pizarras y pupitres de escudo.
Poco después, encadenado a una celda en donde siempre es de día, Cabeza azul intenta convencer a sus captores de que ellos no están llenos de maldad, sino de "ignorancia y miedo". Les asegura que los superiores que les obligan a hacer daño, son en realidad sus inferiores.
Allí, la risueña Cara de colmena (María Antonieta Hidalgo) se infiltra para liberar a su novio. Va sola, pero encomendada por la mismísima virgen que, aplastando una serpiente, le ha dado instrucciones precisas sobre cada paso que debe dar para conseguir el objetivo, aunque eso amerite el corte de su pie de madera.
El pie de la virgen fue escrita por el poeta Andrés Eloy Blanco en 1929, un año después de las protestas estudiantiles en contra de la dictadora de Juan Vicente Gómez. El montaje presentado por el director Orlando Arocha, este lunes y martes en el Festival de Teatro de Caracas, se revistió de vigencia.
La obra fue descrita por su autor como un "prodigio en tres cuadros. Seguido de una burla en tres cuadros. Seguido de una comparsa en tres cuadros". Se le puede agregar -a riesgo de pecar de osadía por actualizarla con la historia reciente- como "un acto de subversión en pleno de centro de Caracas". Porque eso fueron ambas presentaciones.
Arocha (Maiquetía, 1954), confiado en la importancia de la generación de relevo, se juntó con un grupo de actores de no más de 25 años de edad para remontar el texto que ya había trabajado tiempo atrás.
Con ayuda de su ingenio y del vestuario (Saiduby Toro), creó ese mundo lúdico en el que viven Cabeza azul y Cara de colmena con sus amigos Cunín, Granito de oro, Pelotica y Tumusa, que en el escenario transcurre como un vistazo veloz al último siglo de Venezuela.
Los "cabeza azul" como la generación del 28. Topón como un caricaturizado tirano "hijo de la ignorancia". Sus aduladores con uniforme y sus seguidores obligados a ondear banderas, mientras usan chalecos y carnets que los identifican como funcionarios públicos. Los jóvenes que buscan a Doña Ana como los protestantes de 2014. Las verdades como mentiras y las mentiras como verdades. Un reciclaje histórico, intencionalmente, o por descuido.
Y también están las representaciones de quienes padecen las peores de las calamidades, pero que carecen de fuerza para hacerse notar: los más pobres, que pueden estar tanto en el centro o en el oriente del país, o el llano y en los andes.
En la sala del Teatro Municipal estaban quienes sonreían ante lo que veían y quienes cruzaban los brazos o se marchaban (no pocos) antes de que finalizara la obra. La acústica del lugar jugó en su contra. Y la realidad reflejada, también.
El pie de la virgen estrenará temporada en La Caja de Fósforos, ubicada en Bello Monte, el próximo 4 de mayo.
En el elenco también están Antonio Ruiz, Abel García, Evelia Di Gennaro, Moisés Berr, Carla Baratta, Antón Figuera, Edmundo Bianchi, Anthony Castillo, Pedro Borgo, y otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario