Los diablos de El Rodeo
"Con qué descaro Gobierno y oposición se calzan estas máscaras de inocencia..."
JORGE SAYEGH | EL UNIVERSAL
jueves 23 de junio de 2011 12:00 AM
Hoy, día de Corpus Christi, en distintos lugares de Venezuela los diablos danzantes congregan a su comunidad para rendirse finalmente ante el santo poder del Cuerpo de Cristo. Esta ceremonia festiva, que representa la lucha eterna entre el bien y el mal, es una catarsis de máscaras y disfraces.
Días antes los venezolanos hemos sido audiencia masiva alrededor del templo diabólico de El Rodeo, donde a nuestra "clase política" le ha quedado bien ridículo el disfraz de sorpresa ante la realidad -pública y notoria desde hace años- de que las cárceles son catedrales de la delincuencia. O es que vamos a mentirnos todos diciéndonos que no sabíamos nada del tráfico de armas, municiones, drogas e influencias.
Con qué descaro Gobierno y oposición se calzan estas máscaras de inocencia y se acusan mutuamente de la anarquía asesina que, todos sabemos, rige en los presidios. De qué sirve pedir la renuncia de un ministro, cuando es evidente que todo el sistema penitenciario, judicial y policial está podrido. En qué cerebro estratégico -de la mayoría parlamentaria adulterada- cabe que, para despistar su negligencia de fiscalizar a los verdaderos responsables, hay que inventar una investigación a los medios por ¡incitación a la violencia!
En un país donde todos los presidentes, desde 1948 para acá (a excepción de los copeyanos), han sufrido presidio, el tema de la cárcel debería ser algo sensible. Sin embargo todos sabemos que son santuarios del malandraje, con obispos uniformados de guardias y sacerdotes del hampa que imponen su doctrina, rituales y sacrificios.
La "clase política" debería aprender de los diablos danzantes, postrarse ante la realidad y hacer una promesa de humildad... Y cumplirla.
JorgeSayegh@gmail.com JorgeSayegh.BlogSpot.com
Días antes los venezolanos hemos sido audiencia masiva alrededor del templo diabólico de El Rodeo, donde a nuestra "clase política" le ha quedado bien ridículo el disfraz de sorpresa ante la realidad -pública y notoria desde hace años- de que las cárceles son catedrales de la delincuencia. O es que vamos a mentirnos todos diciéndonos que no sabíamos nada del tráfico de armas, municiones, drogas e influencias.
Con qué descaro Gobierno y oposición se calzan estas máscaras de inocencia y se acusan mutuamente de la anarquía asesina que, todos sabemos, rige en los presidios. De qué sirve pedir la renuncia de un ministro, cuando es evidente que todo el sistema penitenciario, judicial y policial está podrido. En qué cerebro estratégico -de la mayoría parlamentaria adulterada- cabe que, para despistar su negligencia de fiscalizar a los verdaderos responsables, hay que inventar una investigación a los medios por ¡incitación a la violencia!
En un país donde todos los presidentes, desde 1948 para acá (a excepción de los copeyanos), han sufrido presidio, el tema de la cárcel debería ser algo sensible. Sin embargo todos sabemos que son santuarios del malandraje, con obispos uniformados de guardias y sacerdotes del hampa que imponen su doctrina, rituales y sacrificios.
La "clase política" debería aprender de los diablos danzantes, postrarse ante la realidad y hacer una promesa de humildad... Y cumplirla.
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