Carlos Riazuelo: "La cultura nos alejó de los monos"
"Dirigir orquestas es como manejar un automóvil. Te sacas la licencia, pero aprendes con la práctica".
El músico venezolano regresó al país para dirigir el montaje de la ópera "Tosca" NICOLA ROCCO
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DANIEL FERMÍN , CARLOS RIAZUELO , DIRECTOR MUSICAL | EL UNIVERSAL
viernes 11 de mayo de 2012 12:00 AM
Carlos Riazuelo (Puerto Cabello, 1941) está en Venezuela. El músico, que lleva varios años en Estados Unidos, vino al país a dirigir la reposición de Tosca, la ópera de Giácomo Puccini que tendrá dos funciones en el Teatro Teresa Carreño.
La versión que se verá en el escenario de Bellas Artes será distinta a la original. Julio Bouley, el director artístico, ubicó la historia en un contexto futurista. Tal como la que se montó en el pasado mes de noviembre. Por ejemplo, el primer acto se realiza en una iglesia computarizada. Ya Cavaradossi no es un pintor, sino un diseñador gráfico. Y así, otros cambios. "Encontré al elenco algo más asentado en sus roles. El año pasado muchos hacíamos esa ópera por primera vez. Ahora se ha madurado un poquito más", indicó el también violinista.
A Riazuelo no le disgusta la modificación y dice que a Puccini tampoco le molestaría. Al contrario, cree que es necesaria. "La ópera por los años 60 estaba muriendo. Sólo las grandes voces lograban resucitarla. Hasta que una serie de directores teatrales se acercó a ella para, desde el punto de vista escénico, plantearla de otra manera. Es un experimento que tuvo éxito. Yo estoy abierto a esos experimentos siempre que se respete la parte musical", agregó el conductor, que dirigió por 20 años la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas.
Ahí, al frente de la agrupación con la que debutó como director, el carabobeño interpretó innumerables sinfonías. También óperas. Ambos géneros los disfruta, pese a las diferencias. "Es lo mismo y es totalmente distinto. Es como manejar un autobús o un carro. Hay ciertos principios que son iguales, pero al incorporarse la parte escénica, el teatro se convierte en rey. La orquesta y el director quedan atrás", dijo el músico, que ahora está radicado en Nueva Orleans.
Allá, en la sureña ciudad de Estados Unidos, Riazuelo da clases de dirección. También dirige. "Soy profesor de la universidad de Louisiana State. Mi centro de vida es dar clases, conducir la orquesta de la universidad. Esa es la base, pero dirijo como invitado todo lo que puedo. Hace 15 días estuve en Medellín; antes, en Texas".
Su actitud de maestro la lleva consigo. También la música. Cree que a un director le debe sonar la música por dentro. "Un violinista decía que no puedes tocar algo que no puedas imaginar. Por eso te decía que dirigir orquestas es como manejar un automóvil. Tú sacas la licencia de conducir cuando tienes 18 años, pero aprendes a manejar años después. Nadie te enseña la cantidad de situaciones distintas que se presenta mientras manejas. Eso te lo da la práctica. Y creo que imaginar la música toma tiempo. Yo leí una vez que Arturo Toscanini, en la primera gira nacional de la orquesta de la NBC, estudiaba la partitura en el tren. Y en un momento, ante la sorpresa de todos, gritó: '¡No, no!'. Imaginaba hasta tal punto que ya sabía dónde los músicos se iban a equivocar".
Las palabras de Riazuelo tienen un tono didáctico. Dice que un gran director debe convencer, que no mandar. "Antes todo era mandar. Ese estilo de gerencia cambió. El tiempo ahora es menor. Los directores deben montar un programa en muchísimo menos tiempo. Y mientras más rápido se pueda crear resultados, mejor. Está demostrado que convencer sin cambiar principios puede funcionar más", explicó el músico, que estará a cargo de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en el remontaje de Tosca.
A Riazuelo le motiva volver a estar en una ópera. Que se deberían montar constantemente. "La ópera es uno de los representantes de lo que llamamos cultura. Las óperas representan un grado alto de desarrollo teatral, musical. Y hay que llevarlo al pueblo. El violinista Isaac Stern dijo que la cultura es lo que hace que no estemos aún en los árboles. Y estoy de acuerdo: la cultura es lo que nos alejó de los monos".
Por eso aún dirige. También porque lo disfruta. "Soy músico porque me gusta. Porque todavía me estudio Tosca con alegría. La música es placer, como puede ser para cualquier otra persona el primer café de la mañana. Yo no quiero convencer a nadie ni a nada. Yo sólo creo que esto es bello. Y si me siguen invitando es porque todavía puedo seguir trabajando", concluyó Riazuelo. El fin de semana volverá a reflejar esa belleza que tiene la música.
dfermin@eluniversal.com
La versión que se verá en el escenario de Bellas Artes será distinta a la original. Julio Bouley, el director artístico, ubicó la historia en un contexto futurista. Tal como la que se montó en el pasado mes de noviembre. Por ejemplo, el primer acto se realiza en una iglesia computarizada. Ya Cavaradossi no es un pintor, sino un diseñador gráfico. Y así, otros cambios. "Encontré al elenco algo más asentado en sus roles. El año pasado muchos hacíamos esa ópera por primera vez. Ahora se ha madurado un poquito más", indicó el también violinista.
A Riazuelo no le disgusta la modificación y dice que a Puccini tampoco le molestaría. Al contrario, cree que es necesaria. "La ópera por los años 60 estaba muriendo. Sólo las grandes voces lograban resucitarla. Hasta que una serie de directores teatrales se acercó a ella para, desde el punto de vista escénico, plantearla de otra manera. Es un experimento que tuvo éxito. Yo estoy abierto a esos experimentos siempre que se respete la parte musical", agregó el conductor, que dirigió por 20 años la Orquesta Sinfónica Municipal de Caracas.
Ahí, al frente de la agrupación con la que debutó como director, el carabobeño interpretó innumerables sinfonías. También óperas. Ambos géneros los disfruta, pese a las diferencias. "Es lo mismo y es totalmente distinto. Es como manejar un autobús o un carro. Hay ciertos principios que son iguales, pero al incorporarse la parte escénica, el teatro se convierte en rey. La orquesta y el director quedan atrás", dijo el músico, que ahora está radicado en Nueva Orleans.
Allá, en la sureña ciudad de Estados Unidos, Riazuelo da clases de dirección. También dirige. "Soy profesor de la universidad de Louisiana State. Mi centro de vida es dar clases, conducir la orquesta de la universidad. Esa es la base, pero dirijo como invitado todo lo que puedo. Hace 15 días estuve en Medellín; antes, en Texas".
Su actitud de maestro la lleva consigo. También la música. Cree que a un director le debe sonar la música por dentro. "Un violinista decía que no puedes tocar algo que no puedas imaginar. Por eso te decía que dirigir orquestas es como manejar un automóvil. Tú sacas la licencia de conducir cuando tienes 18 años, pero aprendes a manejar años después. Nadie te enseña la cantidad de situaciones distintas que se presenta mientras manejas. Eso te lo da la práctica. Y creo que imaginar la música toma tiempo. Yo leí una vez que Arturo Toscanini, en la primera gira nacional de la orquesta de la NBC, estudiaba la partitura en el tren. Y en un momento, ante la sorpresa de todos, gritó: '¡No, no!'. Imaginaba hasta tal punto que ya sabía dónde los músicos se iban a equivocar".
Las palabras de Riazuelo tienen un tono didáctico. Dice que un gran director debe convencer, que no mandar. "Antes todo era mandar. Ese estilo de gerencia cambió. El tiempo ahora es menor. Los directores deben montar un programa en muchísimo menos tiempo. Y mientras más rápido se pueda crear resultados, mejor. Está demostrado que convencer sin cambiar principios puede funcionar más", explicó el músico, que estará a cargo de la Orquesta Sinfónica de Venezuela en el remontaje de Tosca.
A Riazuelo le motiva volver a estar en una ópera. Que se deberían montar constantemente. "La ópera es uno de los representantes de lo que llamamos cultura. Las óperas representan un grado alto de desarrollo teatral, musical. Y hay que llevarlo al pueblo. El violinista Isaac Stern dijo que la cultura es lo que hace que no estemos aún en los árboles. Y estoy de acuerdo: la cultura es lo que nos alejó de los monos".
Por eso aún dirige. También porque lo disfruta. "Soy músico porque me gusta. Porque todavía me estudio Tosca con alegría. La música es placer, como puede ser para cualquier otra persona el primer café de la mañana. Yo no quiero convencer a nadie ni a nada. Yo sólo creo que esto es bello. Y si me siguen invitando es porque todavía puedo seguir trabajando", concluyó Riazuelo. El fin de semana volverá a reflejar esa belleza que tiene la música.
dfermin@eluniversal.com
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