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lunes, 28 de octubre de 2013

Deng Xiaoping (Parte II)

Deng Xiaoping como líder supremo de China

La lucha por el poder con Hua Guofeng]

Tras la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping se encontraba en Pekín apartado de sus cargos políticos. La lucha por el poder se estableció entre, por un lado, Hua Guofeng, el sucesor designado por el propio Mao, y, por otro, la Banda de los Cuatro, el grupo de cuatro dirigentes del partido, entre ellos la esposa de Mao Jiang Qing, que habían llevado a cabo la organización de la Revolución Cultural.
Hua Guofeng hizo arrestar a la Banda de los Cuatro, culpándolos de los peores excesos y desórdenes de la Revolución Cultural. De esta manera, Hua parecía consolidar su poder, y la Banda de los Cuatro se convertía en el chivo expiatorio de las acciones más radicales de los últimos años del maoísmo. Esto permitía a Hua presentarse a sí mismo como fiel heredero y continuador del legado del presidente Mao.
Sin embargo, mientras que Hua contaba con pocos apoyos dentro del partido, muchos de los dirigentes que habían sufrido las purgas de la Revolución Cultural apoyaban a Deng Xiaoping, que, desde su exilio voluntario en la ciudad sureña de Cantón, había solicitado su rehabilitación. El prestigio personal de Deng parece haber llevado a Hua Guofeng y sus colaboradores a aceptar su rehabilitación política. El 22 de julio de 1977, durante la Tercera Sesión Plenaria del X Congreso del Comité Central del Partido Comunista, Deng volvía al gobierno, recuperando los cargos de viceprimer ministro, vicepresidente del Comité Central del Buró Político, vicepresidente de la Comisión Militar y jefe del Estado Mayor del Ejército Popular de Liberación.
Al mismo tiempo, partidarios de Deng Xiaoping, como Zhao Ziyang, líder del partido en Sichuan, aumentaban su influencia en el partido gracias a los éxitos de las reformas económicas a pequeña escala en el medio rural.
Gracias a los apoyos de otros dirigentes del partido y a haber recuperado sus cargos oficiales, en 1978 el ascenso hacia el poder de Deng era ya imparable. A pesar de que Hua Guofeng acaparaba formalmente los máximos cargos en la República Popular, su posición, sin apenas apoyos, era cada vez más difícil. En diciembre de 1978, durante la Tercera Sesión Plenaria del XI Congreso del Comité Central del Partido Comunista de China, Deng Xiaoping se hacía con las riendas del poder.
De hecho, la política china de los siguientes años estaría marcada por las líneas maestras definidas en el discurso pronunciado por Deng Xaoping en aquella reunión. Sus colaboradores pasaron a ocupar posiciones en el Buró Político, y Hua Guofeng, aún cuando conservaba los tres cargos de presidente del partido, primer ministro del Consejo de Estado y presidente de la Comisión Militar Central, se vio relegado a posiciones secundarias. Se repetía así una situación muy común a lo largo de la historia china, en la que los cargos nominales a menudo guardan poca relación con el poder real.

Deng Xiaoping, junto al presidente estadounidense Jimmy Carter, en Washington el 31 de enero de 1979, durante el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y la República Popular China.
A partir de 1979 se aceleraron las reformas económicas de tipo capitalista, aunque manteniendo la retórica de estilo comunista. El sistema de comunas fue desmantelado progresivamente y los campesinos empezaron a tener más libertad para administrar las tierras que cultivaban y vender sus productos en los mercados. Al mismo tiempo, la economía china se abría al exterior. El 1 de enero de ese mismo año, Estados Unidos pasaba a reconocer diplomáticamente a la República Popular China, abandonando a las autoridades de Taiwán, y los contactos comerciales entre China y Occidente empezaron a crecer. Ya a finales de 1978, la empresa aeronáutica Boeinghabía anunciado la venta de varios aviones 747 a las líneas aéreas de la República Popular China, y la empresa de bebidas Coca-Cola había hecho pública su intención de abrir una planta de producción en Shanghái.

Deng Xiaoping (en el centro) y su esposa Zhuo Lin (a su izquierda) visitan el Centro Espacial Johnson de Houston el 2 de febrero de 1979. El director del centro Christopher C. Kraft (a la derecha) les acompañó durante la visita.
A comienzos de 1979, Deng Xiaoping llevó a cabo una visita oficial a Estados Unidos, durante la cual se entrevistó en Washingtoncon el presidente Jimmy Carter y con varios congresistas, y visitó el centro espacial de laNASA en Houston, así como las sedes de Boeing y Coca-Cola en Seattle y Atlanta, respectivamente. Con estas visitas tan significativas, Deng dejaba claro que las nuevas prioridades del régimen chino eran el desarrollo económico y tecnológico.
Fiel a su famosa frase de que "da igual que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones", pronunciada en 1960, y que tantas críticas le había ocasionado, Deng Xiaoping, junto a sus más cercanos colaboradores, como Zhao Ziyang, que en 1980 relevaba a Hua Guofeng como primer ministro, y Hu Yaobang, que en 1981 hacía lo propio con el cargo de presidente del partido, tomaba las riendas del poder y con el propósito de avanzar en las llamadas "cuatro modernizaciones" (de la economía, la agricultura, el desarrollo científico y tecnológico y la defensa nacional) ponía en marcha un ambicioso plan de apertura y liberalización de la economía. El último cargo de poder que mantuvo Hua Guofeng, el de presidente de la Comisión Militar Central, pasaba precisamente a Deng Xiaoping en 1981.
A diferencia de Hua Guofeng, que había necesitado acaparar cargos para demostrar su autoridad, Deng sólo ocupó formalmente el cargo de presidente de la Comisión Militar Central, pero nadie ponía en duda ya su papel de líder supremo de la República Popular China.
Durante los años 1980, Deng dirigió la expansión de la economía y, en el plano político, se hizo cargo de las negociaciones con elReino Unido para la devolución del territorio de Hong Kong, entrevistándose personalmente con la primera ministra británica Margaret Thatcher. Fruto de esas negociaciones fue la Declaración Conjunta Sino-Británica firmada el 19 de diciembre de 1984, que acordaba la devolución a China del territorio de Hong Kong para 1997. El gobierno chino se comprometía a respetar el sistema económico y de libertades individuales de la entonces colonia británica durante los cincuenta años siguientes a la devolución. Portugal, presionado por las autoridades chinas, aceptaba acordar la devolución de su colonia de Macao en 1999, con un acuerdo a grandes rasgos igual al deHong Kong. La devolución de estos dos territorios se basaba en el principio político formulado por el propio Deng conocido como "un país, dos sistemas", que se refiere a la convivencia bajo una única autoridad política de territorios con sistemas económicos diferentes, comunista y capitalista. Aunque esta teoría se aplicó a los casos de Hong Kong y Macao, parece que la intención de Deng Xiaoping era presentarla como una opción atractiva a los ciudadanos de Taiwán para una eventual incorporación de esta isla, reivindicada como territorio chino, a la República Popular.
En el ámbito económico, el rápido crecimiento se enfrentaba a varios problemas. Por un lado, el censo de población de 1982 había revelado el extraordinario crecimiento de la población china, que rebasaba ya los mil millones de personas. Deng Xiaoping continuó los planes iniciados por Hua Guofeng para restringir la natalidad imponiendo la Ley del Hijo Único, por la cual la mayoría de las parejas solamente podían tener un único hijo bajo pena de sanciones administrativas. Por otro lado, la creciente libertad económica se estaba traduciendo en una mayor libertad de opinión y empezaban a surgir voces críticas con el sistema, como el famoso disidente Wei Jingsheng, que acuñó la expresión "quinta modernización" para referirse a la democracia, elemento ausente de los planes renovadores de Deng Xiaoping. A finales de los años 1980, el descontento con el autoritarismo del régimen y las desigualdades crecientes provocaron la mayor crisis de la etapa de poder de Deng Xiaoping.

Las protestas de 1989


La muerte de Hu Yaobang el 15 de abril de 1989 desencadenó numerosas protestas en el país. En la Plaza de Tian'anmen de Pekín, las manifestaciones de duelo por la muerte de Hu, reformista que había sido apartado del poder dos años antes, se transformaron poco a poco en una numerosa concentración de personas, en su mayoría estudiantes jóvenes que reclamaban más libertades y la salida del poder de políticos conservadores como el primer ministro Li Peng. Las protestas se intensificaron, y el 20 de mayo se declaraba la ley marcial. A pesar de ello, los manifestantes no abandonaron la plaza y la continuación de las protestas provocó la división en el Buró Político del Partido Comunista. Por un lado, los reformistas como Zhao Ziyang defendían la posibilidad de una salida dialogada mientras que el primer ministro Li Peng defendió el uso de la fuerza militar para desalojar la plaza y acabar con las protestas. Aunque no se conocen bien los detalles, las informaciones que se han ido filtrando en los últimos años parecen confirmar que Deng Xiaoping vaciló durante bastante tiempo hasta que finalmente dio la razón a Li Peng y autorizó el uso de la fuerza el 4 de junio.
La represión violenta de las protestas se cobró un número aún desconocido de víctimas, entre 400 y varios miles de fallecidos dependiendo de las fuentes. Zhao Ziyang, al que hasta entonces se le había considerado el sucesor natural de Deng Xiaoping, fue desalojado del poder y pasaría el resto de su vida, hasta su muerte en el año 2005, bajo arresto domiciliario, mientras que el sector conservador encabezado por Li Peng se fortalecía en el seno del partido. Sin embargo, Deng Xiaoping no eligió a Li Peng como sucesor. En su lugar, Deng llamó al hasta entonces alcalde de Shanghái Jiang Zemin, que había logrado mantener el orden público en Shanghái durante las protestas, y lo situó como sucesor suyo en el Buró Político, cediéndole el único cargo importante que Deng aún ocupaba de manera oficial, el de presidente de la Comisión Militar Central.

Jiang Zemin.
La decisión de Deng Xiaoping de nombrar como sucesor a Jiang Zemin y no a Li Peng parece haberse debido a la desconfianza que Deng sentía hacia el conservadurismo en materia económica de Li. Aunque el reformista Zhao Ziyang había sido apartado por su debilidad frente a las protestas, Deng no estaba dispuesto a sacrificar las reformas económicas

El "viaje al sur" y la expansión económica


Gran póster de Deng, en la ciudad deShenzhen, ciudad 
que se enriqueció económicamente durante el liderazgo de Deng.
A pesar de haber abandonado sus cargos públicos en1989, dejando en manos de su protegido Jiang Zemin el día a día de la gestión política, el anciano Deng Xiaoping continuó ejerciendo el poder desde la sombra. Mientras que el ala conservadora del partido representada por Li Peng deseaba poner freno a la liberalización económica e incluso volver a aumentar el control del Estado sobre la economía, Deng impuso su criterio de que la liberalización de la economía debía seguir adelante.
Estatua de Deng Xiaoping, una de las pocas existentes, en la ciudad de Shenzhen, surgida gracias a las reformas económicas.

El desarrollo económico, que se había visto frenado por la incertidumbre y el aislamiento internacional que afectó a la República Popular China tras la represión violenta de las protestas de Tian'anmen, se vería reactivado a partir del famoso "viaje al sur" o "gira por el sur" (南巡 Nán Xún), cuando en la primavera de 1992, a sus 88 años de edad, Deng Xiaoping sorprendió a los medios de comunicación de China y el mundo al visitar las ciudades sureñas de CantónShenzhen y Zhuhai, además de Shanghái, pronunciando en estos lugares discursos en los que anunciaba la continuación y profundización de las reformas emprendidas. De esta manera, Deng dejaba claro que la apertura económica no tenía marcha atrás. El espaldarazo del anciano líder a las reformas económicas inició una aceleración sin precedentes del crecimiento económico y de la inversión extranjera en la República Popular China durante los años 1990.

Legado y valoración histórica

Deng Xiaoping murió en Pekín a los 92 años de edad el 19 de febrero de 1997. En los últimos años de su vida había estado apartado de la vida pública y, aquejado de la enfermedad de Parkinson, apenas podía comunicarse con sus allegados.
A pesar de su avanzada edad, hasta su muerte se le consideró el líder supremo de China e incluso después de su desaparición, el Partido Comunista de China ha seguido a grandes rasgos las políticas que Deng había puesto en marcha. Su sucesor Jiang Zemin cedió el poder a otro dirigente también cercano a Deng Xiaoping, el ex-presidente de la República Popular China Hu Jintao.
Según sus partidarios, bajo el liderazgo de Den Xiaoping, China, con más de mil millones de habitantes, inició una época de desarrollo económico con apenas precedentes históricos. A pesar de los problemas sociales que se derivaron de las reformas económicas. Consideran que las políticas de Deng Xiaoping sacaron de la pobreza absoluta a cientos de millones de chinos y situaron a la República Popular en la senda de convertirse en una de las superpotencias económicas del mundo.
Frente a estos éxitos en el desarrollo económico y social de China, Deng Xiaoping ha sido criticado por su forma de gobierno autoritaria y por su papel decisivo en el uso de la fuerza contra los manifestantes de la Plaza de Tian'anmen en 1989. No obstante, algunos analistas consideran que el estilo de gobierno de Deng Xiaoping fue mucho más humano y altruista que el de su predecesor Mao Zedong. A diferencia de Mao, Deng no promovió el culto a su persona, y la represión de las libertades individuales, según algunos, fue mucho más leve que en la época maoísta.
Junto a estas visiones positivas de la figura histórica de Deng Xiaoping, ha habido también analistas de ideología marxista que han criticado el abandono de la ortodoxia comunista y la introducción de políticas económicas capitalistas, que serían responsables de las profundas desigualdades económicas y sociales en la China actual. Así, responsabilizan a Den Xiaoping de haber arrebatado a los trabajadores y campesinos el control del Estado, para dejarlo en manos de los grandes burócratas y los empresarios.

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