Templo del kabuki, el teatro Kabukiza combina lo antiguo con lo nuevo
El nuevo Kabukiza, modernizado para valorizar el espectáculo y adaptarlo a las normas antisísmicas más recientes, está dividido en dos edificios.
EL UNIVERSAL
lunes 25 de marzo de 2013 10:16 AM
Tokio.- Como si nunca hubiera desaparecido, como los japoneses siempre lo han visto: el teatro Kabukiza, templo del teatro tradicional kabuki, abrirá nuevamente sus puertas en abril tras su reconstrucción, con la promesa de un espectáculo aún más grandioso.
Algunos tenían lágrimas en los ojos cuando el teatro Kabukiza dejó caer el telón y cerró sus puertas hace tres años. Derribado, escondido detrás de barricadas blancas durante largos meses de construcción, volvió a mostrarse hace unas semanas, con contornos casi idénticos pero aún más majestuosos.
El nuevo Kabukiza, modernizado para valorizar el espectáculo y adaptarlo a las normas antisísmicas más recientes, está dividido en dos edificios.
El primero reproduce la estética del antiguo Kabukiza, destruido en 2010, con su arquitectura inspirada en los castillos medievales y templos japoneses con faroles rojos.
Su forma evolucionó muy poco desde la primera construcción en 1889, a pesar de haber sido destruido varias veces por incendios, el gran sismo de 1923 en Tokio y los bombardeos norteamericanos al final de la Segunda Guerra Mundial, dijo la AFP.
El segundo edificio es un moderno rascacielos de 29 pisos (143 metros) situado detrás del teatro y donde habrá restaurantes, comercios y oficinas. Contrariamente a lo que temían algunos, el edificio moderno pasa casi desapercibido en medio del paisaje de torres vecinas y no arruina en absoluto el aspecto del Kabukiza venerado por los japoneses.
Mientras que el antiguo Kabukiza, inaugurado en 1951, sufría de una acústica mediocre que terminaba perjudicando al espectáculo, la nueva sala engrandecerá el esplendor del extravagante teatro kabuki.
En una inmensa sala que impresiona por su altura y su color naranja, el nuevo teatro podrá acoger a cerca de 2.000 espectadores, en tres niveles.
El teatro está reservado únicamente a las representaciones de kabuki, una forma multisecular y polifacética de teatro, donde todos los roles son interpretados por hombres de distintas edades y donde la ruidosa extravagancia cede el paso a la lentitud silenciosa.
El público regular del antiguo Kabukiza, el cuarto del mismo nombre, encontrará todos los elementos que hacían la fuerza del anterior, y los profanos descubrirán un arte más accesible y explosivo.
La compañía Shochiku, que gestiona el nuevo Kabukiza, puso en pie un sistema de pantallas miniatura que permiten seguir en otras lenguas los diálogos y proporcionan explicaciones de las diferentes escenas. Disponibles sólo en japonés en un primer tiempo, "los textos serán posteriormente traducidos al inglés y eventualmente a otras lenguas", explica un portavoz.
Un teatro que ambiciona poder acoger a todo público, el Kabukiza dispone esta vez de ascensores y escaleras mecánicas.
El Kabukiza ofrecerá también a los visitantes una selección de comida tradicional japonesa.
Junto a una tienda de souvenirs, una galería presentará el universo del kabuki, un arte que se renueva constantemente a través de generaciones de actores audaces.
Algunos tenían lágrimas en los ojos cuando el teatro Kabukiza dejó caer el telón y cerró sus puertas hace tres años. Derribado, escondido detrás de barricadas blancas durante largos meses de construcción, volvió a mostrarse hace unas semanas, con contornos casi idénticos pero aún más majestuosos.
El nuevo Kabukiza, modernizado para valorizar el espectáculo y adaptarlo a las normas antisísmicas más recientes, está dividido en dos edificios.
El primero reproduce la estética del antiguo Kabukiza, destruido en 2010, con su arquitectura inspirada en los castillos medievales y templos japoneses con faroles rojos.
Su forma evolucionó muy poco desde la primera construcción en 1889, a pesar de haber sido destruido varias veces por incendios, el gran sismo de 1923 en Tokio y los bombardeos norteamericanos al final de la Segunda Guerra Mundial, dijo la AFP.
El segundo edificio es un moderno rascacielos de 29 pisos (143 metros) situado detrás del teatro y donde habrá restaurantes, comercios y oficinas. Contrariamente a lo que temían algunos, el edificio moderno pasa casi desapercibido en medio del paisaje de torres vecinas y no arruina en absoluto el aspecto del Kabukiza venerado por los japoneses.
Mientras que el antiguo Kabukiza, inaugurado en 1951, sufría de una acústica mediocre que terminaba perjudicando al espectáculo, la nueva sala engrandecerá el esplendor del extravagante teatro kabuki.
En una inmensa sala que impresiona por su altura y su color naranja, el nuevo teatro podrá acoger a cerca de 2.000 espectadores, en tres niveles.
El teatro está reservado únicamente a las representaciones de kabuki, una forma multisecular y polifacética de teatro, donde todos los roles son interpretados por hombres de distintas edades y donde la ruidosa extravagancia cede el paso a la lentitud silenciosa.
El público regular del antiguo Kabukiza, el cuarto del mismo nombre, encontrará todos los elementos que hacían la fuerza del anterior, y los profanos descubrirán un arte más accesible y explosivo.
La compañía Shochiku, que gestiona el nuevo Kabukiza, puso en pie un sistema de pantallas miniatura que permiten seguir en otras lenguas los diálogos y proporcionan explicaciones de las diferentes escenas. Disponibles sólo en japonés en un primer tiempo, "los textos serán posteriormente traducidos al inglés y eventualmente a otras lenguas", explica un portavoz.
Un teatro que ambiciona poder acoger a todo público, el Kabukiza dispone esta vez de ascensores y escaleras mecánicas.
El Kabukiza ofrecerá también a los visitantes una selección de comida tradicional japonesa.
Junto a una tienda de souvenirs, una galería presentará el universo del kabuki, un arte que se renueva constantemente a través de generaciones de actores audaces.
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