¿A quién has desafiado con escarnio,
y de quién has hablado injuriosamente?
¿Y contra quién has alzado (la) voz
y levantas en alto los ojos?
¿Es contra el Santo de Israel...?
(...) Y tu sentarte quieto y tu salir
y tu entrar conozco bien,
y tu excitarte contra mi,
porque tu excitarte contra mi
y tu rugido han subido
y entrado en mis oídos...
Y ciertamente pondré mi garfio en tu nariz
y mi freno entre tus labios,
y realmente te conduciré de vuelta
por el camino por el cual has venido"
Isaías, 37: 23 al 29
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