Yo soy

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domingo, 11 de agosto de 2013

El percusionista Joel “Pibo” Márquez considera que el problema que atraviesa la salsa actualmente es que está anclada en el tiempo. “Los mismos salseros estamos abanderando una cultura del pasado.

La salsa necesita nuevos templos en la ciudad de Caracas

La oferta de locales para escuchar y bailar salsa es limitada | Foto William Dumont
La oferta de locales para escuchar y bailar salsa es limitada | Foto William Dumont
El nivel de los músicos dedicados al género es muy bueno, pero hay pocos lugares para escucharlos

El cierre de El Sarao es un golpe más para los adeptos de la salsa en Caracas, que cuenta cada vez con menos locales que presentan agrupaciones de este género en vivo. Aunque este estilo musical suena mucho en la radio, la mayor parte del repertorio es de décadas pasadas. Los entendidos aseguran que aunque el nivel musical en el país es excelente, la cultura salsera ha decaído por la falta de espacios y por la manera en que este ritmo es presentado. Asimismo, tiroteos y otros incidentes ocurridos han afectado la reputación de algunos de sus centros.
El percusionista Joel “Pibo” Márquez considera que el problema que atraviesa la salsa actualmente es que está anclada en el tiempo. “Los mismos salseros estamos abanderando una cultura del pasado. Me llama mucho la atención que aunque el género es aproximadamente 20 años más joven que el rock, está más centrada en los homenajes, en la historia, que este último. Por cuestión natural, la gente mayor, que oía la salsa que se hacía en los inicios, sale menos a locales nocturnos, y si a ellos se le suman los hechos negativos que han ocurrido en los bares, el resultado es una escena un tanto opacada. En cambio, Colombia tiene una camada de salseros muy buena. Su escena se está revitalizando. Siento que en Venezuela estamos quedados en el homenaje, en la historia, en lo antropológico”.
Márquez asegura que el lado positivo de la salsa venezolana está en la preparación técnica de sus intérpretes. Sin embargo, considera que los productores musicales y de espectáculos, así como los gerentes de los locales y discotecas tiene que impulsar el trabajo de las nuevas generaciones que quieren hacer salsa. “Cuando los chamos llegan con propuestas se les hace a un lado, no se les presta atención porque no son Ismael Miranda ni Johnny Pacheco, que tiene más de 70 años de edad. Creo que sí hay jóvenes interesados en hacer esta música, pero hay que dejarlos intervenir”.
Otro aspecto sensible, a su juicio, es la manera como son presentados los salseros ante el público. Pone como ejemplo un local en Guatire, originalmente dedicado a la salsa, que tuvo que cambiar de ramo a raíz de un tiroteo ocurrido dentro de las instalaciones. “No es culpa de la música, pero los productores creen que para conseguir público tienen que vender los salseros como tipos duros. Si la salsa está ligada siempre a la guapería se está llamando a un tipo de público que puede ser tan violento como el que escucha heavy metal. Ha habido muchos incidentes negativos y eso aleja a la gente y a los nuevos valores. Si me dicen que en los locales hay balaceras les diría a mis hijos que no fueran a bailar allí. Creo que hay que abrir un poco la escena, hacer ver que este género es para todo el mundo”.
César Monges, integrante de la Dimensión Latina, coincide con Márquez en que Caracas necesita más locales dedicados al género, pero no cree que el cierre del El Sarao constituya un golpe a la escena, ni que este estilo musical esté en crisis. “La salsa se ha venido renovando y ha permanecido durante más de 40 años. Hay pocos lugares para los bailadores y para mostrar el trabajo de las orquestas, pero eso se puede solucionar. Para mí, lo de El Sarao no afecta tanto. Toqué allí hace un tiempo y era más el reguetón y el merengue que la salsa”.
En esto último coincide el locutor y escritor César Miguel Rondón, autor de El libro de la salsa. “No veo qué tiene que ver el cierre de El Sarao con la salsa. Era un local que presentaba una serie de cosas y no lo cerraron por la música. Su clausura no afecta la producción musical que se está haciendo. Hay unos grupos maravillosos, que no haya tantos sitios para ir, eso es otra cosa. Creo que quedan pocos locales, pero hablamos de una ciudad que tiene muy pocos lugares para oír todo tipo de música. Sin embargo, la salsa sigue intacta. Puede ser menos popular que antes porque hoy en día hay una oferta mucho más amplia, pero hoy en día se hace en Venezuela mejor salsa que antes”. 

En la radio
Son muchos los programas radiales dedicados a la salsa. Sin embargo, los temas de reciente data no son la norma. El músico Joel “Pibo” Márquez asegura que están dirigidos a un publico mayor de 50 años de edad, lo que a su juicio es un error. “La salsa que se está grabando actualmente para la radio es muy comercial, está pensada para oírla en el carro, es desechable y no atrae masas. Hay que buscarle un corte menos conmemorativo y más festivo, que de verdad sea para el disfrute de todo el público”, dice el músico, conocido por haber grabado el tema “La cita”, con Galy Galiano.
Para César Miguel Rondón el problema no está en la música que se hace, sino en la difusión. “Hay que preguntarle a los productores radiales por qué no ponen las cosas maravillosas que se hacen ahora como Bailatinos, Alfredo Naranjo y El Guajeo, Orlando Poleo o Hermán Rosales, por poner un ejemplo”, asegura el autor de El libro de la salsa

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