Yo soy

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miércoles, 14 de agosto de 2013

Los grandes sistemas penitenciarios caracterizados por elementos fundamentales que lo tipifican debidamente son, a mi juicio: 1) el nórdico; 2) el socialista; 3) el europeo; 4) el gigantismo penitenciario; 5) el japonés y 6) el latinoamericano.

El penitenciarismo nórdico

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Los grandes sistemas penitenciarios caracterizados por elementos fundamentales que lo tipifican debidamente son, a mi juicio: 1) el nórdico; 2) el socialista; 3) el europeo; 4) el gigantismo penitenciario; 5) el japonés y 6) el latinoamericano.
El penitenciarismo nórdico representado por Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, ofrece, en general, los objetivos ideales para el logro de un mejor penitenciarismo universal por su actitud, digamos, respetuosa hacia el sujeto privado de libertad. La cárcel no constituye un alejamiento pleno de su libertad individual. Esa postura se manifiesta en sus condiciones de vida dentro del penal, así como en los contactos establecidos con las comunidades vecinas, es decir, con la sociedad.
Porque la filosofía reclusoria nórdica, en general, asienta que el tratamiento institucional, es decir, la cárcel, o sea el cautiverio, no constituye, en principio, el régimen debido para el mejoramiento de la conducta humana. Es preferible el tratamiento no institucional, es decir, las medidas de concesión de libertades, ajustadas a limitaciones y exigencias, naturalmente, añadiendo enseñanzas forjadoras de premisas beneficiosas para la personalidad del individuo.
Se trata, igualmente, por supuesto, de no establecer una barrera infranqueable entre la cárcel y la calle, entre el individuo internado y la colectividad. Esto significa que el sujeto privado de libertad se incorpora a las actividades laborales, o culturales, o deportivas, o estudiantiles, o académicas, o folklóricas o costumbristas…, del conglomerado humano vecino.
Por supuesto que hay diferencias de concepción y de realización penitenciarias vigentes entre los países nórdicos, pero son de escasa monta, ya que de lo que se trata es de no establecer separaciones profundas, brechas infranqueables entre la prisión y la libertad, entre el hombre preso y el hombre libre.
La intención humana y sabia es insistir en que entre la prisión y la calle deben permanecer debidamente las puertas abiertas para que ambas comunidades intercambien sus expresiones colectivas sanas, creadoras y favorables para ambas.

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