Festival de Montrea
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Entre el publico que acudió a la proyección de la cinta, se encontraban algunos latinos inmigrantes en Canadá, como la colombiana María Eugenia Otero
La directora méxico puertorriqueña Sonia Fritz retrata las barreras comunes que enfrentan los latinos cuando llegan a EE.UU. (EFE)
EL UNIVERSAL
jueves 25 de agosto de 2011 03:04 PM
La película puertorriqueña América llevó hoy el drama de la inmigración latina en Estados Unidos al Festival de Películas del Mundo de Montreal con la historia de América, una joven que emigra de Puerto Rico a Nueva York para huir de su pareja, que la maltrata.
En la cinta, la directora méxico puertorriqueña Sonia Fritz retrata las barreras comunes que enfrentan los latinos cuando llegan a EE.UU. y muestra cómo el apoyo de los hispanos que ya residen en el país deviene clave para que los recién llegados comiencen su camino hacia el sueño americano.
América (Lymari Nadal) emigra a Nueva York, donde trabajará como niñera de una familia acomodada, para escapar de los malos tratos de su pareja, con quien tiene una hija de 14 años a la que no puede llevarse a EE.UU. hasta que no ahorre dinero.
En América confluyen así los dramas de la violencia doméstica y de la inmigración, a través de una historia en la que cerrar las puertas del pasado es tan importante como abrir las del futuro.
La cinta recuerda, sobre todo en las tramas del trabajo de América como niñera, a la película estadounidense "Spanglish" (2004), que narra la historia de una mexicana divorciada que emigra con su hija a EE.UU.
En este país, Flor (Paz Vega) cuidará los niños de una familia con un perfil muy similar a la de América: un matrimonio que no funciona y unos niños que necesitan el cariño y atención que sus atareados padres no les dan.
Sin embargo, mientras que Spanglish se centra en el choque cultural, la integración y la preservación de las raíces, Américapone los focos sobre el esfuerzo de los inmigrantes por labrarse una nueva vida fuera de su país, al tiempo que lanza una crítica a la política migratoria de Estados Unidos.
Así, América se hará amiga de otras tres niñeras latinas, una dominicana, una colombiana y una mexicana, dos de las cuales viven con miedo y huyendo de la Policía al ser indocumentadas.
"Lo que daría yo por tener el pasaporte que tú tienes", le repite constantemente la dominicana a América, que por ser puertorriqueña tiene pasaporte estadounidense.
"Muy caro nos sale a nosotros ser ciudadanos", le responderá la boricua, para quien esa ventaja acabara siendo una pesadilla, ya que da vía libre a su pareja, también puertorriqueño, para ir a por ella a Nueva York.
A través del personaje de la niñera mexicana, Fritz deja caer de nuevo una critica a la política migratoria de EE.UU., al lamentar la mujer que lleva cinco años solicitando la residencia permanente para traerse a su hijo sin ningún éxito.
Otra de las relaciones que aporta momentos brillantes al filme es la de América con su prima, hija de boricuas pero nacida en El Bronx neoyorquino, que habla "spanglish" y baila salsa con enormes botas de estética gótica.
América es una inmigrante fuerte, que sólo tiene miedo al pasado, por lo que se enfrentará con gracia y sin complejos a los prejuicios de algunos estadounidenses sobre su físico y su acento.
Lo más duro para América será asumir y enfrentar que el pasado puede alcanzarla a miles de kilómetros de distancia, pero ella tiene la determinación de que ha llegado a Nueva York para quedarse.
Precisamente en esta ciudad será completamente consciente de que las palizas que le daba su marido tienen un nombre, maltrato, y de que, por desgracia, hay muchas otras mujeres que lo sufren.
Entre el publico que acudió a la proyección de la cinta, se encontraban algunos latinos inmigrantes en Canadá, como la colombiana María Eugenia Otero, para quien la película refleja "muy bien" el drama de la inmigración hispana en EE.UU., que, subrayó, "no tiene nada que ver con lo que ocurre en Canadá".
"Cuando viajas a EE.UU. te das cuenta de que hay un clima extraño, los latinos viven con miedo. En Canadá no ocurre nada de todo eso, aquí nos sentimos muy bien recibidos, supongo que tiene que ver con que la política de inmigración del país es diferente", explicó Otero. EFE
cg/mv/ma/cav
En la cinta, la directora méxico puertorriqueña Sonia Fritz retrata las barreras comunes que enfrentan los latinos cuando llegan a EE.UU. y muestra cómo el apoyo de los hispanos que ya residen en el país deviene clave para que los recién llegados comiencen su camino hacia el sueño americano.
América (Lymari Nadal) emigra a Nueva York, donde trabajará como niñera de una familia acomodada, para escapar de los malos tratos de su pareja, con quien tiene una hija de 14 años a la que no puede llevarse a EE.UU. hasta que no ahorre dinero.
En América confluyen así los dramas de la violencia doméstica y de la inmigración, a través de una historia en la que cerrar las puertas del pasado es tan importante como abrir las del futuro.
La cinta recuerda, sobre todo en las tramas del trabajo de América como niñera, a la película estadounidense "Spanglish" (2004), que narra la historia de una mexicana divorciada que emigra con su hija a EE.UU.
En este país, Flor (Paz Vega) cuidará los niños de una familia con un perfil muy similar a la de América: un matrimonio que no funciona y unos niños que necesitan el cariño y atención que sus atareados padres no les dan.
Sin embargo, mientras que Spanglish se centra en el choque cultural, la integración y la preservación de las raíces, Américapone los focos sobre el esfuerzo de los inmigrantes por labrarse una nueva vida fuera de su país, al tiempo que lanza una crítica a la política migratoria de Estados Unidos.
Así, América se hará amiga de otras tres niñeras latinas, una dominicana, una colombiana y una mexicana, dos de las cuales viven con miedo y huyendo de la Policía al ser indocumentadas.
"Lo que daría yo por tener el pasaporte que tú tienes", le repite constantemente la dominicana a América, que por ser puertorriqueña tiene pasaporte estadounidense.
"Muy caro nos sale a nosotros ser ciudadanos", le responderá la boricua, para quien esa ventaja acabara siendo una pesadilla, ya que da vía libre a su pareja, también puertorriqueño, para ir a por ella a Nueva York.
A través del personaje de la niñera mexicana, Fritz deja caer de nuevo una critica a la política migratoria de EE.UU., al lamentar la mujer que lleva cinco años solicitando la residencia permanente para traerse a su hijo sin ningún éxito.
Otra de las relaciones que aporta momentos brillantes al filme es la de América con su prima, hija de boricuas pero nacida en El Bronx neoyorquino, que habla "spanglish" y baila salsa con enormes botas de estética gótica.
América es una inmigrante fuerte, que sólo tiene miedo al pasado, por lo que se enfrentará con gracia y sin complejos a los prejuicios de algunos estadounidenses sobre su físico y su acento.
Lo más duro para América será asumir y enfrentar que el pasado puede alcanzarla a miles de kilómetros de distancia, pero ella tiene la determinación de que ha llegado a Nueva York para quedarse.
Precisamente en esta ciudad será completamente consciente de que las palizas que le daba su marido tienen un nombre, maltrato, y de que, por desgracia, hay muchas otras mujeres que lo sufren.
Entre el publico que acudió a la proyección de la cinta, se encontraban algunos latinos inmigrantes en Canadá, como la colombiana María Eugenia Otero, para quien la película refleja "muy bien" el drama de la inmigración hispana en EE.UU., que, subrayó, "no tiene nada que ver con lo que ocurre en Canadá".
"Cuando viajas a EE.UU. te das cuenta de que hay un clima extraño, los latinos viven con miedo. En Canadá no ocurre nada de todo eso, aquí nos sentimos muy bien recibidos, supongo que tiene que ver con que la política de inmigración del país es diferente", explicó Otero. EFE
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