Encuentros con la sombra entre los cimientos de un convento
El escritor boricua espera que "Sangre en el convento" (Ficción Breve, 2011) se transforme también en un thriller cinematográfico NICOLA ROCCO
ROBERT ANDRÉS GÓMEZ | EL UNIVERSAL
viernes 12 de agosto de 2011 12:00 AM
El libro de cuentos La lengua y otros dialectos (2009) puso a Luis Saldaña, escritor boricua nacido en Sevilla, España (1967), en el mapa literario de Latinoamérica. Dos años después, debuta en el mundo de la novela con Silencio en el convento (2011), la historia de una vergüenza y también de una revancha que en dos tiempos históricos va construyendo un trepidante thirller dramático. Armando San Miguel, el protagonista, será el encargado de guiar al lector en este viaje.
-Silencio en el convento es una historia repleta de sombras: las del convento y las que abrazan al protagonista
-El trasfondo del piscoanálisis está presente. Freud y Lacan están allí. En la medida que ignoramos el lado oscuro de la personalidad, este sale con mayor fuerza. Eso permea la trama. En mi obra, lo oscuro y lo absurdo se entrelazan. El lado oscuro es el 50 % de todo. Si se le reprime, se convertirá finalmente en el todo. A las sombras siempre hay que mirarlas para que las consecuencias no sean nefastas.
-¿Cuál ha sido el detonante inspirador de la novela?
-El detonante de mis historias está en mis vivencias dentro del colegio marianista donde estudié. Allí se imponían los dogmas y yo fui un tanto rebelde. Los curas no estaban preparados para soportarme, así que terminaron echándome. En Puerto Rico, alrededor de ese convento, siempre giraron mitos, leyendas urbanas que me permitieron tejer Silencio en el convento.
-Armando San Miguel es un personaje muy atractivo, usted no ha sido piadoso con él
-Armando es a ratos un héroe y a otros un antihéroe. Quería muchos ángulos en él. Cuando llega a mirarse a sí mismo no lo puede resistir y cae en la locura. Esa transformación es vertiginosa. Luego vuelve a la acción, aunque de manera desequilibrada, ya no es el mismo.
-El trazado histórico impuso el tono a la novela
-El escenario de la acción contemporánea es el viejo San Juan. Desde allí se crean los vínculos con el pasado. No fue una estructura consciente, fue fluyendo a partir de la investigación que hice, sobre la historia del convento, de la arquitectura, de la propia vida del clérigo Juan Alejo de Arismendi. Fue como montarse en una máquina del tiempo, sumergirse en los archivos, en los expedientes de las novicias, quienes incluso, -las de ahora, cuenta-, llegaron a pedirme que no publicara la novela.
-Su historia coquetea con el lenguaje cinematográfico
-Somos criaturas del mundo de la imagen, cuando digo un tigre no tengo necesidad de describirlo. Y quisiera que la novela se convierta en película.
-Es una historia fresca, se lee de un tirón.
-Soy un escritor que viene del mundo del cuento. En el cuento no tienes tiempo para perder. Y a mí no me gusta extenderme en cosas innecesarias. Sabía que quería escribir una novela, pero quería que fuese corta.
-Silencio en el convento es una historia repleta de sombras: las del convento y las que abrazan al protagonista
-El trasfondo del piscoanálisis está presente. Freud y Lacan están allí. En la medida que ignoramos el lado oscuro de la personalidad, este sale con mayor fuerza. Eso permea la trama. En mi obra, lo oscuro y lo absurdo se entrelazan. El lado oscuro es el 50 % de todo. Si se le reprime, se convertirá finalmente en el todo. A las sombras siempre hay que mirarlas para que las consecuencias no sean nefastas.
-¿Cuál ha sido el detonante inspirador de la novela?
-El detonante de mis historias está en mis vivencias dentro del colegio marianista donde estudié. Allí se imponían los dogmas y yo fui un tanto rebelde. Los curas no estaban preparados para soportarme, así que terminaron echándome. En Puerto Rico, alrededor de ese convento, siempre giraron mitos, leyendas urbanas que me permitieron tejer Silencio en el convento.
-Armando San Miguel es un personaje muy atractivo, usted no ha sido piadoso con él
-Armando es a ratos un héroe y a otros un antihéroe. Quería muchos ángulos en él. Cuando llega a mirarse a sí mismo no lo puede resistir y cae en la locura. Esa transformación es vertiginosa. Luego vuelve a la acción, aunque de manera desequilibrada, ya no es el mismo.
-El trazado histórico impuso el tono a la novela
-El escenario de la acción contemporánea es el viejo San Juan. Desde allí se crean los vínculos con el pasado. No fue una estructura consciente, fue fluyendo a partir de la investigación que hice, sobre la historia del convento, de la arquitectura, de la propia vida del clérigo Juan Alejo de Arismendi. Fue como montarse en una máquina del tiempo, sumergirse en los archivos, en los expedientes de las novicias, quienes incluso, -las de ahora, cuenta-, llegaron a pedirme que no publicara la novela.
-Su historia coquetea con el lenguaje cinematográfico
-Somos criaturas del mundo de la imagen, cuando digo un tigre no tengo necesidad de describirlo. Y quisiera que la novela se convierta en película.
-Es una historia fresca, se lee de un tirón.
-Soy un escritor que viene del mundo del cuento. En el cuento no tienes tiempo para perder. Y a mí no me gusta extenderme en cosas innecesarias. Sabía que quería escribir una novela, pero quería que fuese corta.
TEATRO
El petróleo como veneno
Ibsen Martínez estrenará hoy su obra "Petroleros suicidas"
Iván Tamayo, Fabiola Colmenares, Dimas González y Luis Abreu, bajo la dirección de Héctor Manrique (Grupo Actoral 80), serán los encargados de interpretar el texto que escribió Ibsen Martínez sobre el paro petrolero de 2002. La pieza, que se estrenará esta noche en el Centro Cultural Corp Banca de La Castellana, estará hasta el mes de octubre en cartelera. Las entradas, que están en venta a través de Ticketmundo.com, tienen un costo de Bs.120. OSWER DÍAZ M.
DANIEL FERMÍN | EL UNIVERSAL
jueves 11 de agosto de 2011 12:00 AM
El dramaturgo venezolano estrenará esta noche (a las 8:00) Petroleros suicidas, una obra que narra la supuesta ola de suicidios que hubo tras el despido masivo por el paro de Pdvsa en 2002. La pieza, tan mordaz como su autor, es una comedia negra que estará en el Centro Cultural Corp Banca hasta el mes de octubre.
Aquella persona que se acerque a la institución ubicada en La Castellana verá a Fabiola Colmenares e Iván Tamayo en los papeles protagónicos. Ellos interpretarán a un antiguo matrimonio (ambos trabajadores de la empresa) que se reencuentra en el aeropuerto de Nueva York al inicio de la historia. A partir de ahì seguirá una hora màs de suspenso e ironía.
"En Petroleros suicidas hay mucho más que una ruptura conyugal: no hay suicidios pero sí ocurren homicidios, extorsiones, electrocuciones. En fin; un thriller del cual, sin fingir modestia, me siento razonablemente satisfecho", dijo Martínez en la nota de prensa enviada por el Grupo Actoral 80, que dirige Héctor Manrique.
El director del montaje reunió a Dimas González y Luis Abreu para completar el reparto de la obra que el autor de Por estas calles tardó años en terminar. "Hace unos años me cité con Héctor para almorzar juntos. Me rondaba la idea de volver a escribir teatro a partir de un episodio que me obsedía desde mediados del 2003: la leyenda urbana del suicidio masivo de ejecutivos despedidos luego del fracasado paro. Recuerdo que jugamos con algunas ideas y que en su oficina rayé algunas cuartillas en plan de esbozar un argumento. No recuerdo los detalles, pero lo esencial germinó en aquella conversación", agregó el escritor.
De ahí surgió el texto que desde hace meses se ha ensayado bajo la tutela de Manrique. "Esta es una pieza que habla del país, de una parte de lo que somos. Porque esa es una industria que nos significa como venezolanos. Venezuela es sinónimo de petróleo, de una riqueza petrolera. Y uno nota que esa riqueza no se ve traducida en la nación", indicó el director.
La única actriz de la pieza coincide con él. "Ibsen es un tipo con una temperatura bastante crítica en sus opiniones. Y el teatro siempre ha sido una lupa al acontecer de la sociedad. Creo que la historia tiene parte de la lectura de lo que son los venezolanos", agregó Colmenares, quien regresará a las tablas tras su embarazo.
Su pareja en el escenario apoya la teoría de la reflexión. "Creo que hará que de alguna forma nos miremos en el espejo. Puede ser muy interesante para la gente que no conoce la industria petrolera. Y los involucrados, tendrán con esto un punto de reflexión", concluyó Tamayo. Fue su personaje quien no supo responder la pregunta que le da fin a Petroleros suicidas: "¿Qué tiene el petróleo que envenena tanto?"
dfermin@eluniversal.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario