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domingo, 12 de abril de 2015

El secuestro de Alfredo Di Stefano...Comienza la historia del fracaso(I)


Edición 493: El secuestro de Alfredo Di Stefano

Historia Oculta

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Rafael Simón Jimenéz

rafaelsimonjimenez@hotmail.com
La muerte del astro del Real Madrid Alfredo Di Stefano, apodado la “saeta rubia” por su extraordinario desempeño en la cancha, ha traído a colación las difíciles circunstancias que le tocó vivir al ídolo de la afición madrileña en agosto de 1963, cuando fuera secuestrado en Caracas, por una brigada perteneciente a las entonces denominadas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), instrumento armado de los ilegalizados Partido Comunista y Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
En el contexto de una situación de violencia promovida por los partidos de izquierda, desde comienzos de la década de los sesenta del pasado siglo, pretendiendo mediante la fuerza acceder al poder y liquidar el naciente ensayo democrático, se constituyó toda una estructura militar en los escenarios urbanos y rurales de Venezuela, destinados a la planificación y ejecución de acciones que desestabilizaran y el definitiva condujeran al derrocamiento del régimen constitucional, con el objetivo de implantar en Venezuela al calco fiel del modelo cubano una dictadura comunista.
Se constituyeron las FALN como aparato armado insurreccional, y el Frente de Liberación Nacional (FLN), como brazo político donde además de prominentes dirigentes del PCV y el MIR, participaban factores independientes e individualidades vinculadas a la izquierda de URD, el partido de Jóvito Villalba, y se creó una estructura paramilitar mediante una comandancia general, destacamentos, brigadas y escuadras destinadas a llevar adelante las acciones violentas, que incluían asesinatos de policías, robo a bancos tras el eufemismo de las “expropiaciones revolucionarias”, colocación de bombas y niples, atentados y algunas acciones espectaculares, cuyo objetivo era de tipo propagandístico con el fin de dar a conocer a Venezuela y el mundo, el conflicto armado que se desarrollaba en el país.
El secuestro de personalidades, de aviones o de bienes de valor material o inmaterial fue usado, principalmente, con el propósito de despertar conocimiento e interés por la evolución de la situación en Venezuela. El secuestro del avión de Avensa que sobrevoló Caracas para mediante una profusa distribución de panfletos denunciar la suspensión de las garantías constitucionales, el robo de los cuadros de la exposición de 100 años de pintura francesa, el secuestro del Barco Anzoátegui y del coronel Smolen, miembro de la misión militar norteamericana, junto al de Di Stefano se inscriben dentro de esas iniciativas que conmovieron a la opinión pública nacional e internacional.
En el caso de la famosa “saeta Rubia” del Real Madrid, fue capturado el 24 de agosto de 1963, cuando se encontraba en su habitación del hoy desaparecido hotel Potomac de la urbanización San Bernardino, y un comando perteneciente a la denominada Brigada Nº 1 de la FALN que se autodenominaba “Cesar Augusto Ríos”, haciéndose pasar por miembros del Cuerpo Técnico de Policial Judicial (PTJ), lo conminaron a acompañarlos a la sede de ese cuerpo para una investigación intrascendente que lo devolvería a su alojamiento en cuestión de minutos. Cuando el afamado futbolista montó en el carro de sus captores, estos le hicieron saber que se trataba de un secuestro y que nada debía temer porque le garantizaban su integridad y además, su pronto retorno.
El secuestro del astro madrileño, que fue informado telefónicamente por los miembros de la FALN a sus compañeros de equipo, pronto ganó los titulares de los principales periódicos de Venezuela y el mundo, lográndose el objetivo político deseado. El gobierno de Rómulo Betancourt desató una autentica razzia en toda Caracas y zonas aledañas, tratando de dar con el sitio de reclusión de Di Stefano, que recibiendo un trato adecuado fue obligado a posar junto a quien desde entonces se atribuye la autoría del secuestro, el hispano-venezolano Paul del Rio, conocido como Máximo Canales, quien con pose de galán e impoluto uniforme militar comparte partidas de ajedrez con su víctima.
Dos días después, el 26 de agosto de 1963, el recientemente fallecido Alfredo Di Stefano es liberado por sus captores en la avenida Libertador, con instrucciones de dirigirse a la embajada española en Caracas, la cuestión no había pasado de una desagradable experiencia vivida en momentos en que su equipo disputaba con el Oporto y el Sao Paulo un campeonato en la capital venezolana.
Años más tarde Rafael Elino Martínez, dirigente del PCV y luego del MAS, y quien con el seudónimo de “Concepción Alcalá” formó parte de la comisión militar del partido rojo, junto a Guillermo García Ponce y al recordado Antonio José “Caraquita” Urbina, confesaría que esa operación fue llevada a cabo por la brigada Nº 1 de las FALN y que después de ejecutado el secuestro, la dirección del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) les pidió que permitieran que un miembro de sus filas, en este caso Paul del Rio y/o Máximo Canales, posara junto a Di Stefano para mandar un mensaje moralizador a la militancia de ese partido, involucrado junto al PCV en la lucha armada.
La muerte del gran ídolo del futbol español a los 88 años de edad, ha desempolvado una de sus peores experiencias, vividas en la Venezuela violenta de hace más de 50 años.

El proceso de fractura Cívico-Militar en Venezuela

Las tesis de Ceresole se impondrían en el accionar de Chávez. Los modelos ceresolianos de poder nacional y el internacional serán los ejes que determinarán su estrategia política.
Las tesis de Ceresole se impondrían en el accionar de Chávez. Los modelos ceresolianos de poder nacional y el internacional serán los ejes que determinarán su estrategia política.

La guerrilla, desorganizada, con escasa inserción en los sectores campesinos y una estructura precaria en los centros urbanos, pronto adquirió conciencia de que la victoria militar era imposible

Ruptura
 / Soberania.org
Los autores intelectuales del llamado “Proceso” o “Proyecto” revolucionario dieron en la tecla exacta al plantearse atacar la columna vertebral del Estado: las Fuerzas Armadas. Esa decisión fue tomada por el denominado Brazo Armado del Partido Comunista de Venezuela cuando corría el año 1957. Douglas Bravo, Teodoro Petkoff y Eloy Torresse reunieron en la casa del oficial Rafael Arráez Morles, en El Paraíso, y caracterizaron que la Fuerzas Armadas Venezolanas eran permeables a las ideas revolucionarias.
A partir de ese momento comenzó un trabajo sistemático de captación de oficiales que en pocos años lograría que 170 uniformados se guiaran por las instrucciones del Partido Comunista. Estos oficiales se alzarían, hacia 1962, enCarúpano y Puerto Cabello, con el respaldo de sus pares del joven Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR). Esa fue la primera gran fractura en el cuerpo de Venezuela durante la era del “Proceso”.
La historia oficial refiere varios centenares de muertos y heridos como consecuencia del levantamiento, mientras los derrotados aseguran que los muertos llegaron a un par de miles de militares y milicianos de izquierda. El Carupanazo y el Porteñazo cerraron el primer ciclo de la conspiración cívico-militar originada en una conceptuación inédita en América Latina, en la cual la revolución tenía como punto de eclosión un “Pronunciamiento” militar cuya base militar operativa e ideológica había nacido en la izquierda marxista-leninista y posteriormente castrista. 
Tiempos de guerrilla
Los combatientes que sobrevivieron a la debacle se incorporaron, paulatinamente, a una guerrilla improvisada.Aproximadamente 50 oficiales decidieron combatir con los revolucionarios. Entre ellos destacaron Víctor Hugo Morales, Jesús Teodoro Molina Villegas, Juan de Dios Moncada Vidal, Pedro Medina Silva, Manuel Ponte Rodríguez, Acosta Bello. Varios llegaron a ser comandantes de frentes guerrilleros. Ninguno -vale la pena destacarlo- cambió de ideas. Ninguno se rindió.
La guerrilla, desorganizada, con escasa inserción en los sectores campesinos y una estructura precaria en los centros urbanos, pronto adquirió conciencia de que la victoria militar era imposible. En 1964 Douglas Bravoredactaba el “Documento de la Montaña“, donde se decía:
“Nuestra revolución, como la de cualquier país del mundo, tiene un conjunto de características que la diferencia de otras. El no entender esto, nos ha llevado a lamentables errores que van desde exagerar esas peculiaridades para aplicar tácticas erradas, como en el caso de nuestra posición golpista, hasta el hecho de aplicar esquemas ajenos a nuestra realidad, como el caso de querer hacer una guerra al estilo chino” (Bravo, DouglasDocumentos de la Polémica, Iracara, 1978, p.21).
En ese mismo papel para la discusión, Bravo, por primera vez desde los levantamientos de Carúpano y Puerto Cabello, plantea el retorno de la conspiración de la izquierda al interior de las FAN:
“Una de las características de la sociedad venezolana es la no existencia de clases cerradas en lo económico, político e ideológico. Esta característica tiene su origen fundamental en el carácter libertador de nuestro Ejército independentista y en el carácter igualitario y popular de la Guerra Federal (…). Por eso es explicable la existencia de numerosos oficiales y suboficiales como los que integraron los movimientos de Carúpano y Puerto Cabello y otros dispuestos a hacer de las FAN un verdadero instrumento de apoyo en la lucha de nuestro pueblo (…). Es tarea central del movimiento de liberación nacional tomar en cuenta esas características para desarrollar un trabajo permanente en el seno del Ejército”. (Ibídem, pp. 28-29).
También aparece, en este documento fundamental para comprender el posterior proceso chavista, la primera referencia histórica bolivariana en el marco de inserción de la izquierda en las FAN:
“Relevante papel han desempeñado en la tarea de rescatar la tradición bolivariana de las FAN oficiales como Pedro Medina Silva, Manuel Ponte Rodríguez, Juan de Dios Moncada Vidal, Manuel Asuaje, etc.”. (Ibíd., p. 29).
El pensamiento de izquierda buscaba, ya a mediados de los ’60, nacionalizarse. Nada más ajustado a esa intención que rescatar a BolívarPero se trataba del Bolívar triunfador, optimista, Libertador de naciones, hispanoamericanista. Era el Bolívar de 1819. Ese era el Bolívar revolucionario que reivindicaba la guerrilla.
Volverán las Fuerzas Armadas 
Hacia finales de los ’60 ya la guerrilla estaba derrotada. Algunos de sus dirigentes más conocidos aceptaron la propuesta de pacificación de Rafael Caldera. Pero Bravo, que jamás reconoció oficialmente el fracaso militar, ya estaba diseñando el retorno de la insurgencia a las FAN. En 1970 se radicó con un pequeño equipo en París, con el fin de estudiar la nueva política de inserción. La estrategia que se decidió tenía tres pasos. En primer lugar, copar los cargos de Asimilados, dejados a un lado por los profesionales de aquella Venezuela de las vacas gordas. Por otra parte, realizar un censo de militantes del Partido de la Revolución Venezolana -producto posterior de la división del PCV-, al efecto de intentar su incorporación al plan. En esta circunstancia se logrará la incorporación del joven Hugo Chávez, cuyo hermano, Adán, era militante del PRV.
En tercer lugar, lanzarse a la captación de oficiales, pero de manera organizada. Para esa función fue designado el profesor Nelson Sánchez, ex miembro del FLN y jefe de seguridad de Bravo, quien tuvo a su cargo la conformación delFrente Militar de Carrera, organismo que actuaría como centro de coordinación de los distintos frentes conspirativos que se desarrollaban en las distintas fuerzas. El jefe militar de la operación era, en ese momento, William Izarra, quien comandaría, sucesivamente, los grupos R-83 (Revolución 83) y ARMA (Alianza Revolucionaria de Militares Activos).
Luego aparecerá, con su epicentro en el Ejército, el Comité de Militares Patrióticos, Bolivarianos y Revolucionarios, semilla del Ejército Bolivariano Revolucionario (EBR) y del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200).Bravo era jefe indiscutible del conjunto de movimientos, aunque muchos de los participantes no sabían de su existencia. Ya la nueva fractura estaba planteada. Bravo la llamaba “Ruptura Histórica”, o “Desencadenamiento Histórico”, términos que años más tarde haría suyos -en todo el sentido de las palabras- Hugo Chávez.
En el camino Bravo había creado un brazo político del PRV llamado Ruptura, que llegó a tener gran influencia entre los universitarios y los miembros del sector cultural. Uno de sus dirigentes, quien había participado en el Porteñazo, Tirso Alberto Meléndez, organizó en 1970 el Congreso Cultural de CabimasSalvador Garmendia, Carlos Contramaestre y los hermanos Marcos y Domingo Miliani figuraron entre los participantes más representativos del encuentro, que llegó a reunir aproximadamente siete mil personas. Ahí se discutieron y aprobaron las tesis bolivarianas, robinsonianas y zamoranas, que constituirían el ideario revolucionario del llamado Árbol de las Tres Raíces, tan reivindicado una docena de años más tarde por los jóvenes bolivarianos de las FAN.
En el desarrollo de la conspiración Bravo fue alejado, tanto por Francisco Arias Cárdenas como por Hugo Chávez, jefes de la conjura en el Ejército. El movimiento conspirativo de la Aviación, ahora bajo la conducción de Francisco Viscontipor la separación de Izarra de las FAN -debido a una delación-, permanece leal a la relación con el viejo comandante guerrillero. En esa circunstancia, que implicaba distintas concepciones sobre el alzamiento, puede encontrarse, en parte, la decisión de Visconti de no apoyar a Chávez y Arias en su intentona del 4-F. Esa hipótesis se reafirma en el mismo momento en que es Visconti el principal promotor del pronunciamiento del 27-N.
La fractura de Chávez 
Fracasados los alzamientos del 4-F y del 27-N, por razones tan discutidas como poco claras, Chávez se distanció de sus viejos compañeros, quienes cuestionaban de forma implacable decisiones y conductas que el Teniente Coronelhabía asumido en los momentos claves. Entonces comenzó a formarse, alrededor de su figura, un nuevo entorno, donde figuraban, desde Luis Miquilena y José Vicente Rangel, hasta los incondicionales “Centauros”, oficiales en esa época de baja jerarquía que hasta el día de hoy sostienen una relación impenetrable con su líder.
Además, ya en Yare, Chávez inició una correspondencia clandestina con los “Carapintadas” de Seineidin, cuyo asesor es, todavía, el sociólogo argentino Norberto Ceresole. Cuando Chávez salió de Yare, en 1994, se dirigió a Buenos Aires y visitó a Ceresole. Una nueva etapa arrancaba en ese momento para el comandante del “Por Ahora”la de la internacionalización. Ese mismo año visitó Santa Marta y se contactó con viejos miembros del pacificado M-19 y con algunos militares retirados bolivarianos colombianos. Ahí se decidió reactivar los Congresos Anfictiónicos Bolivarianos, que más tarde pasarán a actuar como una Internacional Bolivariana. Pocos días después Chávez viajó aCuba y se encontró con Fidel Castro. La intensidad de esa relación solamente se conocería después de que Cháveztomó posesión del gobierno, paradójicamente por la vía electoral.
De todas maneras, las tesis de Ceresole se impondrían en el accionar de Chávez. Los modelos ceresolianos de poder nacional (Caudillo-Ejército-Pueblo), y el internacional (mundo multipolar vs. mundo unipolar liderado por los EE.UU.) serán los ejes que determinarán su estrategia política. El primero de los modelos, con el Ejército como partido, parte en dos el esquema de la democracia representativa clásica, que ahora solamente sirve como factor legitimador del poder ante el resto del mundo. El segundo lleva a establecer “ejes” y “polos” de poder contra aquellos países enfrentados -o con posibilidad de enfrentarse- a los Estados Unidos.
La mesa se encuentra servida y los enemigos estratégicos -interna y externamente- han tomado posición. Jamás habría pensado Douglas Bravo en esa forma heterodoxa de hacer estallar la “Ruptura Histórica”.
Ruptura / Organo para la difusión y discusión de las ideas de Un Tercer Camino
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