Yo soy

Yo soy

domingo, 27 de marzo de 2016

He observado en los ratos de intensa soledad que me acompaña como preso y hombre vinculado al teatro toda mi vida, que comenzamos la primera quincena del siglo XXI con un país que se asemeja en la mayoría de sus características a la Escocia deMacbeth, pieza teatral de William Shakespeare (Stratford on Avon, Reino Unido, 1564 - id., 1616, famoso dramaturgo y poeta inglés), que se ha considerado como una de las piezas más cortas y emblemáticas de su obra. La corrupción del ser humano como consecuencia de una ambición desmedida por el poder, a costa de lo que sea...Esa actitud es lo que vemos en todos los personeros del gobierno, desde el de más alto rango hasta el menor.Mientras los venezolanos, y en especial los privados de libertad, los pobres que han ido en aumento y los que creímos en Hugo Chávez y su proyecto revolucionario y de justicia social pasamos el hambre pareja, sin luz, agua ni servicios básicos ¿Invasión de chavistas en Miami?Se divulgó la existencia de un spa vinculado a una exdiputada chavista en Doral. Más chavistas arrepentidos y boliburgueses se asientan –o vacacionan– en el “imperio” Activistas cuestionen la concesión de visas a estos elementos

Resultado de imagen para William Shakesperae

William Shakesperaere

Didascalia: El país de Macbeth

Póster de “Macbeth” / Foto cortesía
Póster de “Macbeth” / Foto cortesía
“Comenzamos la primera quincena del siglo XXI con un país que se asemeja en la mayoría de sus características a Escocia”

Hace un año, cuando hacía algunas entrevistas sobre la influencia de la obra de William Shakespeare en la dramaturgia venezolana, tuve la oportunidad de entrevistar al director Orlando Arocha, quien dirige con la actriz Diana Volpe la Caja de Fósforos, sala de teatro ubicada en los espacios de la Concha Acústica de Bello Monte. Pensé que dicha entrevista perdería vigencia, dado que trata sobre un tema muy puntual en una época muy específica como lo fue el aniversario de los 450 años de la fecha estimada del nacimiento del máximo referente del teatro isabelino. No sucedió así.
Comenzamos la primera quincena del siglo XXI con un país que se asemeja en la mayoría de sus características a la Escocia deMacbeth, que se ha considerado como una de las piezas más cortas y emblemáticas de Shakespeare. La corrupción del ser humano como consecuencia de una ambición desmedida por el poder fue algo que, como Arocha explica, lo motivó a adaptarla y montarla en el año 2012. A continuación sus pensamientos sobre este montaje, cuyo contexto no ha cambiado en absoluto a cuatro años de su estreno.
¿Por  qué Macbeth?
Nosotros queríamos montar un texto que hablara un poco del poder y los puros vericuetos del poder. Entonces en ese momento nos pareció una obra absolutamente concorde a lo que queremos decir en el país en el que estamos viviendo y esa es una de las razones para escoger este gran clásico con un gran valor literario.
¿Qué cosas implica trabajar un texto de Shakespeare?
La gente ante Shakespeare toma una actitud exageradamente respetuosa, y esa es una de las cosas que en realidad me parecen irrespetuosas porque si bien es cierto que se trata de grandes textos, los textos se escriben desde lo humano, desde un acercamiento muy profundo y muy directo a lo humano pero no como un hecho filosófico sino como una cosa viva, y yo creo que el respeto de veneración impide muchas veces que uno no se acerque suficiente. Entonces Shakespeare no escribió para ser venerado sino para hablar de lo que él vivió en su época, y creo que el mejor acercamiento a Shakespeare es lo que estamos viviendo ahorita.
Eso ocurre con los demás autores: un espectáculo se da en la medida que uno se acerque al autor a partir de las vivencias personales y lo que se quiera transmitir.
Muchos evitan acercarse a Shakespeare porque sus textos se consideran más bien como académicos.
Peor que eso: si en verdad fuese tomado como algo académico la gente lo estudiaría, lo analizaría. Lo que nosotros tenemos de Shakespeare viene a partir del siglo XIX, porque comienza a ser traducido y esa es la visión romántica que tenemos. Cuando él no fue un escritor romántico sino renacentista con absolutamente otra estética. Hoy en día nadie monta a Shakespeare, evita hacerlo porque sigue manteniéndolo en el siglo XIX. Hay que deslastrarlo del romanticismo para poder representarlo. Por ejemplo, Romeo y Julieta que es una historia de amor trágica, dice la gente. Sin embargo la tragedia se da al final, la mayor parte de la obra se va en una comedia. Además, está llena de obscenidades, de sexo y erotismo, y si no la ves de cerca tal y como era en su época pierde más de la mitad del argumento. Hay que ver a Shakespeare a partir de lo que estamos viviendo.
¿Hay alguna diferencia entre el trabajo realizado con Shakespeare y otros autores?
No hay diferencia. Cuando aceptas un texto ya sea shakespiriano o de un autor contemporáneo tienes un diálogo con él: es lo que tú dices y lo que dice el texto, y ese diálogo varía evidentemente pero no porque sea o no de Shakespeare, varía según las condiciones mismas de la obra y por lo general yo trato de tener a Shakespeare como algo contemporáneo. Muchas veces hago el procedimiento inverso: trato de ver lo clásico en lo contemporáneo.
¿Qué otra obra de Shakespeare piensa que podría representarse actualmente?
Pienso que el universo de Shakespeare es maravilloso. Ya yo he montado HamletSueño de una noche de veranoRomeo y Julieta. Creo que al venezolano no le perjudicaría para nada ver más obras de Shakespeare. De hecho, en estos momentos creo que debería montarse más a menudo.
He aqui un ejemplo:
Fotografía de Iroshima Jennifer Bravo (centro) con el alcalde de 
Doral, Luigi Boria (derecha), y otros invitados a la inauguración. 
Imagen tomada de Facebook


Read more here: http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/daniel-shoer-roth/article68289902.html#storylink=cpy
Una cosa es vivir debajo del puente, y otra es traer el 
puente a la casa. Este decir del argot popular significa 
internar en nuestras moradas a las personas que habitan 
esos inhóspitos lugares o incorporar sus adversas 
condiciones de vida a nuestro cotidiano.
Metáfora pertinente para
describir una realidad muy incómoda que cada día
aqueja más a los venezolanos
en la Florida, quienes en muchos casos salieron del suelo natal porque el peligro, la inseguridad,
la escasez y el caos social, fomentados por los alféreces del chavismo, transformaron al puente en techo de toda una
nación.
Reitero: una cosa es emigrar a Miami para no vivir debajo
de aquel sombrío puente, y otra es traer el puente a Miami.
Lo vemos emerger, desnivelado y agrietado, a medida que
más chavistas arrepentidos y boliburgueses, atraídos por el bienestar, se asientan –o vacacionan– en el “imperio” por su ideología tan vilipendiado, en vista de que en la arruinada Venezuela bolivariana no pueden siquiera subsistir en paz.
Pero el don de la ubicuidad de la internet y, por consiguiente,
del teléfono inteligente y las redes sociales, se ha tornado
en una suerte de policía moral de la cual nadie puede escapar.
Y las denuncias de usuarios vigilantes, centinelas de la
conciencia colectiva, están rindiendo frutos.
Sucedió al divulgarse la existencia de un spa vinculado
a una exdiputada chavista en Doral, municipio donde
proliferan los testimonios sobre la presencia de venezolanos
que han amasado grandes fortunas en virtud de sus
conexiones con la alta cúpula de un gobierno corrupto, responsable del desfalco del Tesoro nacional.
El escándalo suscitó furia absoluta en esta comunidad, 
donde residen tantas víctimas del puño de hierro de Chávez/Maduro, e incluso salpicó a personalidades 
locales fotografiadas junto con la flamante dirigente 
socialista, cuya verdadera identidad desconocían.

No tardaron en aflorar las
protestas. Personas
enlutadas por ver morir
en sus brazos la patria que 
llevaron en el corazón a la 
diáspora, se presentaron frente al centro de tratamientos 
estéticos con cables y enchufes gigantes, en alegoría a los enchufados, la indigna tribu que ayuda a los 
boliburgueses a agrandar sus capitales en Estados 
Unidos. El negocio –y la asistencia de la crema y nata 
de Doral a un encuentro publicitario– encarnaba un 
insulto flagrante hacia las raíces venezolanas de Miami; 
una descarada osadía. No resistió la presión y, finalmente, 
apagó sus luces.
Otro caso que ha servido de comidilla para las redes
sociales,
e ilustra el cambio de cáscara del exilio venezolano 
tradicional, fue la presentación artística en Miami de 
una modelo y pinchadiscos de curvas voluptuosas 
asociada sentimentalmente, según informes de prensa, 
con cabecillas de bandas criminales en las cárceles y 
vinculada al chavismo. Ante los reproches a esta gira y el cuestionamiento del origen de las divisas del viaje, surgieron amenazas a la integridad física de los críticos, un triste 
patrón de conducta en la Venezuela de hoy.
Porque los abanderados del chavismo y los boliburgueses –y desafortunadamente muchos otros nuevos inmigrantes que
usan el método del descrédito y el ataque soez– no se
destacan por buenos modales y la búsqueda del bien común.
La vulgar ostentación de las riquezas, la manifestación
excesiva del
lujo y la exaltación de la apariencia no caen bien.

Funcionarios del gobierno de Maduro han convocado a sus camaradas revolucionarios a
prender fuego a las visas norteamericanas, “mancha a la dignidad de los
hijos de Bolívar”. Por eso es una aberración constatar que
oficiales chavistas y sus allegados viajen a Estados Unidos e inviertan fortunas mal poseídas en la adquisición de
propiedades inmobiliarias y en darse la gran vida a costa
de la tragedia del país.
Es natural que activistas cuestionen la concesión de visas
a estos elementos.
Pero lo más doloroso es acogerlos en una ciudad de
inmigrantes, exiliados y refugiados, de personas que otrora aguantaron
prisión, hostigamiento, violencia, confiscaciones y violación
a su
dignidad. En otras palabras, son vecinos indeseados.
Un puente que no queremos traer a casa.
Escritor venezolano, periodista, biógrafo y cronista de
Miami.

No hay comentarios:

Publicar un comentario