Yo soy

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martes, 30 de agosto de 2011

Ser egoísta es bueno... y necesario...En la cárcel nadie rie ni pide ni da cuartel...

Ser egoísta es bueno... y necesario
SAÚL GODOY GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
martes 30 de agosto de 2011  03:09 PM
Dos de las novelas que más me han impactado, y que recomiendo sin reservas, fueron escritas por Ayn Rand (1902-1982); son The Fountainhead, publicada en 1943, (traducida al castellano como El Manantial) y Atlas Shrugged (La Rebelión de Atlas) de 1957. De la primera se hizo una película con Gary Cooper como el ambicioso arquitecto Howard Roak. La película se estrenó en 1949 y en uno de los más memorables discursos de la gran novelística, Roak dice al final de su defensa: "no le reconozco a nadie que me quite un minuto de mi vida. Tampoco darle nada de mi energía. Ni ninguno de mis triunfos... No reconozco ninguna obligación hacia los hombres excepto una: el respeto a su libertad y no hacerme parte en esclavizar a la sociedad".

Con La Rebelión de Atlas caí en cuenta de lo peligroso y degradante que es el colectivismo y su credo de la búsqueda del "bien común y la justicia social". Luego del éxito de estas novelas, la Sra. Rand se dedicó a elaborar sus tesis filosóficas, la construcción de una corriente del pensamiento que llamó Objetivismo. Su tesis se ancla en la "realidad" que es percibida por los sentidos y descubierta por la razón. La realidad y, por ende, la naturaleza, no son sentimientos, intuiciones o deseos, ella distingue que el propósito moral de la vida es nuestra propia felicidad, o lo que Rand llama "un interés propio racional", con lo que se deslinda del egoísmo absoluto y ciego.

"Mi filosofía- dice Rand- en esencia, es el concepto del hombre como un ser heroico, con su propia felicidad como propósito moral de vida, con alcanzar la productividad como su más noble actividad, y la razón como su único absoluto". Son tres los principios en los que se deben fundamentar la vida de todo ser humano: la Razón, el Propósito y la Autoestima.

"El hombre está llamado a ser un ser racional por la necesidad de una decisión, la naturaleza le plantea, o convertirse en un ser racional, o en un animal suicida. El hombre es hombre por escogencia, puede tomar su vida como un valor y tiene que aprender a mantenerla; por decisión, tiene que descubrir sus valores y practicar sus virtudes".

El propósito fundamental del hombre en sociedad es la cooperación y el intercambio con otros individuos, de allí nace la búsqueda del conocimiento y la mutua dependencia que propician los intercambios productivos, siempre preservando los derechos individuales, en un clima de armonía de intereses y bajo el principio de no-agresión.

El principio máximo de la sociedad es preservar el derecho a la vida, el cual inexorablemente lleva a proteger el derecho a la propiedad privada. Rand se opone a la doctrina ética del altruismo (cuya idea y concepto fue desarrollado por Augusto Comte) como la obligación moral de vivir la vida en función de los otros, un hombre que vive con la carga de los problemas del prójimo a cuestas, se anula como persona, es el camino de la dependencia, el sufrimiento y el resentimiento; es solo por la vía del cultivo de la individualidad y de la libre interacción social e intercambios, como los problemas de la sociedad pueden ser superados. Los emprendedores, para Rand, son personas superiores, que no solo tienen que luchar en contra de las adversidades propias de sus decisiones y propósitos, sino en contra de obstáculos "sociales" que los hacen ver como villanos y aprovechadores, cuando en realidad son los que mueven los engranajes de la prosperidad y el bienestar.

Nada de malo hay en un egoísmo racional, ser feliz no es pecado, y hacerse cargo de los problemas de los "otros" no es una virtud, es una tontería que impide que nuestras contribuciones a la sociedad se hagan efectivas.

Ayn Rand tenía doce años cuando estalló la Revolución de 1917 en Rusia y tuvo que salir exiliada a EEUU, donde trabajó muy duro hasta hacerse su propio espacio, en unos círculos intelectuales que estaban deslumbrados por el oropel de la Rusia estalinista. En 1950 escribió: "Cuando usted advierta que para producir necesita la autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes no intercambian bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no le protege de ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos de usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada".

saulgodoy@gmail.com

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