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miércoles, 12 de noviembre de 2014

El pasado Encuentro Nacional de Documentalistas exhibió 63 películas en sólo una semana. El evento podría considerarse una muestra de la producción del género en años recientes. Hay alguien allí, una cinta de Eduardo Viloria Daboín sobre el autismo, se suma a la lista de filmes de no ficción que se estrenan en salas comerciales. Ya deja de ser una extrañeza ver ese tipo de obras en los principales cines de Venezuela.

La realidad, en pantalla

El documental intenta ganar espacio en la cartelera venezolana.

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"Hay alguien allí", de Eduardo Viloria Daboín, se estrenará el 15 de noviembre (Cortesía)
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DANIEL FERMÍN |  EL UNIVERSAL
domingo 9 de noviembre de 2014  11:33 AM
El pasado Encuentro Nacional de Documentalistas exhibió 63 películas en sólo una semana. El evento podría considerarse una muestra de la producción del género en años recientes. Hay alguien allí, una cinta de Eduardo Viloria Daboín sobre el autismo, se suma a la lista de filmes de no ficción que se estrenan en salas comerciales. Ya deja de ser una extrañeza ver ese tipo de obras en los principales cines de Venezuela.

El largometraje de Viloria Daboín, que llegará a la cartelera el 14 de noviembre, se convertirá en el quinto estreno documental del año en el país. Ya antes se exhibieron Convit (María Eugenia Mosquera/Sergio Monsalve), Cecilia y las muchachas (Alfredo Anzola/Gabriela González), Verde salvaje (Belén Orsini) y El río que nos atraviesa (Manuel Blanco). Todas encontraron su lugar entre los largos de ficción.

Las distribuidoras, de a poco, apuestan por incluir documentales en sus catálogos. Gran Cine, por ejemplo, exhibirá Hay alguien allí en 15 salas. "El género tiene una audiencia bastante limitada o definida. Se proyecta por la necesidad de contribuir a elevar los niveles de apreciación cinematográfica del espectador venezolano. Que se encuentre no sólo con las películas de ficción", explicó Bernardo Rotundo, presidente de la organización.

El documental no suele representar un éxito de taquilla. Salvo Tiempos de dictadura (Carlos Oteyza), que llevó más de 180 mil personas a las salas, ninguna otra película venezolana de no ficción superó los 100 mil. "El lanzamiento hay que hacerlo en los espacios adecuados, con las salas y copias precisas. Lo hacemos como parte de un compromiso que tenemos con el cine nacional. Sabemos que son los menos comerciales. Todavía es poco rentable, pero se puede mejorar en la medida en que se cree el hábito y costumbre en los espectadores", agregó Rotundo, que en 2015 estrenará Nikkei (Kaori Flores).

Rosana Matecki también espera estrenar su última cinta, Algo pasó en el alma, en 2015. La cineasta mostró su película en el Festival de Varsovia (uno de los 15 certámenes Clase A reconocidos por la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Fílmicos). También la exhibió en Viña del Mar, Praga y Taiwán, además de su estreno en Bolivia, país que hizo de coproductor.

La realizadora venezolana cree que todavía faltan por derribar ciertos prejuicios en torno al género en Venezuela. Ella, por ejemplo, no pudo estrenar su ópera prima, Historia de un día, que hizo en 2009. Y eso que la proyectó en 52 festivales, y se vio en salas de Holanda, Polonia y Canadá. "Yo creo que sigue siendo visto como algo menor. La prioridad de los distribuidores es la ficción. Cuando les queda un espacio es que incluyen documentales. Uno tiene que estar buscándolos", indicó Matecki, que está por concretar la distribución deAlgo pasó en el alma.

Poco a poco el documental intenta ganar la proyección que merece toda película nacional, según la ley de cine vigente. Educar al público, le dicen. Exhibirlos en salas para que la gente se acerque a verlos. En la última década, en el país, ha habido, como mínimo, un estreno de un documental al año. La cifra aumentó en el lustro reciente. A eso de tres por año. Y para 2015 se esperan 10, aseguran personas del sector.

Pablo Gamba no se atreve a hablar de un auge del género. Que la producción se mantiene, pero la exhibición sigue siendo escasa a pesar de los avances. Que la pocas películas que se muestran de forma comercial no le hacen justicia al sector. "Hay un amplio número de documentales que tienen una buena calidad, que merecen ser vistos. No creo que en el campo de la ficción haya tantas películas con el mismo nivel", dijo el crítico venezolano, que se queja de la tardanza de los documentales en exhibirse.

El pasado Encuentro Nacional de Documentalistas proyectó películas viejas que aún no encuentran su lugar en salas. Lo mismo pasó en el Festival Entre Largos y Cortos Oriente y en el Festival de Maracaibo. El silencio de las moscas (Eliezer Arias, 2013), Entre sombras y susurros (Samuel Henríquez, 2011), Ti@s (John Petrizzelli, 2014), La llave perdida (Ricardo Adler/Rabbi Manis Friedman, 2014),El laberinto de lo posible (Wanadi Siso, 2013), y las cintas de los hermanos Andrés y Luis Rodríguez, todavía esperan por su estreno. El documental aguarda así por un mayor número de salas.

dfermin@eluniversal.com

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