Yo soy

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miércoles, 5 de noviembre de 2014

La artista israelí-venezolana Lihie Talmor se impuso con su obra EMEK_3, una fotografía intervenida con la técnica del grabado en la Bienal "Arturo Michelena" del Ateneo de Valencia

Las fronteras de Lihie Talmor ganan la Bienal Michelena

El salón continúa a pesar de que le expropiaron la sede en 2007 | Foto Manuel Sardá / Archivo
El salón continúa a pesar de que le expropiaron la sede en 2007 | Foto Manuel Sardá / Archivo
La artista israelí-venezolana se impuso con su obra EMEK_3, una fotografía intervenida con la técnica del grabado 

Lihie Talmor está obsesionada con las fronteras. Desde hace doce años se ha parado al borde de zonas de conflicto para hacer fotografías. La imagen es el origen de sus creaciones. De ahí nació EMEK_3, la pieza con la que ganó la Bienal 67 Salón Arturo Michelena, la más antigua del país, que emitió su veredicto el pasado domingo en Valencia.
“Estoy muy contenta y sorprendida”, indica la artista venezolana-israelí por teléfono. “Confío en mi trabajo, pero no esperaba que le dieran el premio a una obra gráfica. Es también un reconocimiento a esta expresión del arte, que me llena de satisfacción porque soy una grabadora de constancia”.  
La pieza nació en la línea que separa a Israel con el Líbano. Ahí, en una colina, parada a la distancia, retrató al paisaje devastado el día después de una tormenta de nieve. “Es una fotografía a lo lejos, porque lamentablemente no puedo llegar hasta ese punto en el Líbano. Las tomé en un parque nacional que quedó destrozado. En las piezas finales no se ve, aunque están claramente impregnadas por esa atmósfera, Pero las luces, los colores, eso cambia en el proceso de grabado”.  
A Talmor le interesa explicar la técnica que utiliza. Son fotograbados, imágenes que manipula de muchas maneras. “Les paso una plancha, las trabajo sobre prensas que le imprimen otra información al espacio registrado por mí. La intención no es documental sino hacer una representación metafórica”. Luego vienen los nombres que le pone a las obras, que no son fáciles de descifrar. En el caso de la obra ganadora, Emek significa valle en hebreo. “Es un nombre propio, por eso lo pongo en mayúscula”, señala.
Para la artista existe una expresión simbólica en sus trabajos que fácilmente se conecta con su otra tierra. “Cuando pienso en las separaciones arbitrarias que se hacen entre los pueblos, grupos, sectores de la sociedad y culturas, veo mucho paralelismo entre las dinámicas de Venezuela y las de países que viven en conflicto”. Esta reflexión es la que ha impregnado su trabajo en los últimos años, que ha hecho también en la línea que separa Pakistán con la India.
Otro punto que le interesa es el fenómeno mundial de los desplazados. Por eso para su próximo trabajo intentará adentrarse en la vivienda temporal de un refugiado. “Ahora lo haré con un poco más de coraje. Porque siempre me he cuidado de no ser ilustrativa o abiertamente política, pero siento que ahora debo serlo”.
La resistencia. En el Ateneo de Valencia fue el lugar donde se celebró la primera Bienal Michelena en 1943. Según Ilich Rodríguez Coronel, desde sus inicios el certamen se convertiría en el más importante del país dedicado a las artes visuales.
“Con más de sesenta ediciones ininterrumpidas, ha sobrevivido a dictaduras, maledicencias y, desde hace siete años, al despojo de su sede natural situada en la avenida Bolívar de Valencia, arrebatándosele la edificación y sus colecciones de arte y biblioteca”. Se refiere a la expropiación de su patrimonio que ejecutaron en 2007, bajo las órdenes del entonces gobernador Luis Felipe Acosta Carles. (¿?)
El Salón Arturo Michelena sigue en pie. “La confianza depositada por los artistas años tras año dan fe del interés con que es asumida esta convocatoria. Es que las dictaduras pasan, pero el arte y el sentir auténtico perviven y no se amilanan”, dice el curador. 

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