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sábado, 22 de agosto de 2015

Francis Rueda: “Yo jamás he bajado la cabeza, ni como artista ni como ser humano”

Francis Rueda: "Hay que seguir aprendiendo, no claudicar"

La actriz celebra sus 50 años en las artes escénicas en el Teatro Simón Bolívar

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Rueda ha recibido el Premio Municipal de Teatro en siete ocasiones, el Premio Nacional del Artista, y la Orden Andrés Bello en su primera clase ARCHIVO
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INDIRA ROJAS |  EL UNIVERSAL
jueves 20 de agosto de 2015  12:00 AM
Ella no se cansa. Son ocho voces las que deberá sacar de su garganta, ocho personalidades las que se descubrirán en sus gestos, y entre cada monólogo regresará de su transmutación para ser nuevamente Francis Rueda y hablar de vocación: la actuación.

No es la primera vez que la veterana intérprete, de 65 años, presenta en escena Encuentro con Francis Rueda, pero no hay fatiga alguna en personificar nuevamente los roles que le trajeron mayores gratificaciones, sobre todo porque con esta pieza celebrará sus 50 años de trayectoria. "Esta obra tiene un gran significado para mí porque habla de la profesión del actor. La ideé con mi esposo Gilberto Pinto, que Dios lo tenga en su gloria". El dramaturgo, quien falleció en diciembre de 2011, dirigió la obra.

La añoranza por su esposo se extiende también hacia el territorio de las amistades. "Siento nostalgia por la gente que se ha ido, que fueron mi bastión, como José Ignacio Cabrujas", confiesa, descubriendo en estos sentimientos que es una de las pocas actrices de su generación que permanece activa. "Este año me puse a disertar ¿habrá valido la pena todo lo que he hecho? Al retomar el espectáculo me volvió el aliento. Hay que seguir aprendiendo, no claudicar. Entonces me digo 'Francis, todavía tienes mucho que dar, todavía te queda'".

Si por ella fuera, representaría eternamente a Greta Garbo, creación de Miguel Otero Silva en Oficina Nro. 1. Esta mujer que proviene de un pueblo, llega a un campo petrolero con sueños muy distintos a los que las circunstancias pusieron a sus pies. Convertida en prostituta, Greta "lo que quiere es una vida nueva" y esto es lo que Rueda, primera actriz venezolana, ve de hermoso en ella.

Así, Brusca la rompe fuego, quien pertenece al imaginario del venezolano César Rengifo en Lo que dejó la tempestad, "es un símbolo de la libertad y de las secuelas de la guerra, es la que se queda para hablar sobre la barbarie que ha visto pero sin dejar de ser poesía"; mientras que Lucrecia, protagonista de la obra homónima, es una mujer que "busca que el pueblo reaccione".

Cada una de estas mujeres de la ficción teatral universal y nacional, que forman parte del repertorio, fueron escogidas por su fuerza y a la vez por su gentileza. "Es una maravilla convertirse en otro ser humano, hago otra vida, una más rica y más interesante, no como las de uno que son cotidianas. La de Greta, la de Laurencia ¡esas sí son vidas de verdad! Y siempre le descubres cosas nuevas a los personajes. Anteayer me metí muchísimo en el de Lucrecia y sonó diferente".

La primera vez que presentó el espectáculo fue en 2006, cuando la Universidad Bolivariana de Venezuela inauguró una sala de teatro con su nombre. Para la ocasión, la intérprete escogió actuar como forma de agradecimiento. ¿¿Para qué conformarse con un discurso? En esa oportunidad llevó a escena cuatro personajes, y se sintió tan a gusto que pensó: "Quiero convertir esto en una espectáculo de una hora".

Repitió la experiencia para festejar sus cuatro décadas en las artes escénicas, y ahora estará en el Teatro Bolívar. "Le he agregado cosas nuevas a las reflexiones que hago sobre la actuación, pero los parlamentos de cada personaje no los he cambiado".

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