El amor, las mujeres y los tiranos
JUAN CARLOS PÉREZ-TORIBIO | EL UNIVERSAL
sábado 3 de septiembre de 2011 12:01 PM
Uno puede imaginarse al aburrido de Franco volviendo una y otra vez a La Coruña y a San Sebastián para pasar sus vacaciones a bordo del yate Azor; igualmente al "padre de todos los pueblos", José Stalin, bromeando entre sus allegados con la amenaza de que los iba a enviar al algún Gulag; incluso podemos suponer cuáles podrían haber sido las extravagancias sexuales de Mussolini antes de leer el diario de Clara Petacci, publicado hace algunos años por su sobrino; y hasta podemos conjeturar sobre las preferencias culinarias de "El Gran Timonel", Mao Zedong , sin temor a equivocarnos. Pero lo que sí no concuerda, y es casi impensable, es que alguien como Hitler, quien, como se sabe, llevó a la muerte a veinte millones de personas y acabó con millones de judíos, gitanos y homosexuales, sintiera verdadera lástima por los animales y un profundo desprecio por la caza, hasta el punto no solo de ser vegetariano sino de imponer severas restricciones a la caza deportiva. Algo parecido nos sucede ahora, cuando nos enteramos de algunos de los gustos de Gadafi, ese señor que no ha escatimado esfuerzos para mantenerse en el poder, a costa incluso de la muerte de 10.000 libios.
Cuando el 27 mayo de este año, la menor de edad marroquí Ruby Rubacuori fue arrestada por un supuesto robo a una amiga brasileña, y la prensa tuvo noticias de que Silvio Berlusconi había llamado a la jefatura de policía de Roma para que la pusieran en libertad, a nadie causó mayor asombro las confesiones de la atrevida joven de que los encuentros con el presidente del gobierno italiano tuvieron lugar en veladas donde se practicaba el juego del bunga bunga. (Aparentemente el llamado bunga bunga es una suerte de sodomización practicada por algunas tribus africanas que gustaba llevar a cabo Muamar Gadafi con su harén, y que su íntimo amigo Berlusconi -aunque ahora diga lo contrario- , gustaba emular en su villa de Arcore; algo que el mismo Cavalieri ratificaría luego con su acostumbrada desfachatez). Como tampoco extraña ahora saber que uno de los hijos de Gadafi, Hannibal (¡qué casualidad!) torturaba a la niñera de sus hijos. Son actos que por mucho asombro que causen, están enmarcados dentro del accionar de estos señores. Lo que sí no parece coherente y llama mucho la atención, es esa fijación, ese amor platónico y obsesivamente ideal que siente por Condoleezza Rice ese ser ardorosamente antiimperialista y anticolonialista que ha sido el coronel Gadafi, según lo atestiguan la serie de objetos y fotografía de la excanciller que, como un adolescente cualquiera, guardaba en su fortaleza; recordándonos con ello la banalidad trágica del mal, a que hiciera referencia una vez Hannah Arendt.
Aparentemente el amor que siente Gadafi no es nuevo; ya en 2007 le declaró su amor a la que ha calificado como su "querida mujer africana negra" en una entrevista que le realizó Al-Jazeera. Y durante la visita que hizo la representante de Bush a Libia en el 2008, el líder libio le hizo entrega de obsequios valorados en 220.000 dólares, (entre los que destacaba un anillo de diamantes), llegando incluso a romper el ayuno del Ramadán. A favor de la señora Condoleezza, habría que decir, sin embargo, que no solo Gadafi se ha sentido atraído por ella, sino también el exministro de Asuntos Exteriores canadiense Peter McKay, el exministro de Exteriores Británico Jack Straw y el ministro de Asuntos Exteriores italiano Massimo D'Alema, según lo refiere la prensa americana. Hasta se corrió el rumor, durante su mandato, de que Bush dejaría a su esposa por su secretaria de Estado. Incluso nuestro Presidente, en cadena nacional y a pesar de las burlas que hizo de ella, en alguna oportunidad le lanzó un sonoro beso.
Creo recordar que en los trabajos recogidos bajo el título El amor, las mujeres y la muerte, Schopenhauer propone la tesis, desarrollada luego por el psicoanálisis, según la cual la voluntad del mundo se vale de ciertas ilusiones para que los amantes crean que están satisfaciendo sus intereses y gustos individuales, cuando en realidad sirven a la infinita voluntad de vida que se perpetúa en la especie. Sin embargo, estoy seguro que esa misma voluntad no solo tendrá en cuenta esa simple propagación de la especie, sino también su perfección, y que la vida le deparará a esta primorosa dama mejores partidos.
@pereztoribio
www.diariosdelaincertidumbre.com
Cuando el 27 mayo de este año, la menor de edad marroquí Ruby Rubacuori fue arrestada por un supuesto robo a una amiga brasileña, y la prensa tuvo noticias de que Silvio Berlusconi había llamado a la jefatura de policía de Roma para que la pusieran en libertad, a nadie causó mayor asombro las confesiones de la atrevida joven de que los encuentros con el presidente del gobierno italiano tuvieron lugar en veladas donde se practicaba el juego del bunga bunga. (Aparentemente el llamado bunga bunga es una suerte de sodomización practicada por algunas tribus africanas que gustaba llevar a cabo Muamar Gadafi con su harén, y que su íntimo amigo Berlusconi -aunque ahora diga lo contrario- , gustaba emular en su villa de Arcore; algo que el mismo Cavalieri ratificaría luego con su acostumbrada desfachatez). Como tampoco extraña ahora saber que uno de los hijos de Gadafi, Hannibal (¡qué casualidad!) torturaba a la niñera de sus hijos. Son actos que por mucho asombro que causen, están enmarcados dentro del accionar de estos señores. Lo que sí no parece coherente y llama mucho la atención, es esa fijación, ese amor platónico y obsesivamente ideal que siente por Condoleezza Rice ese ser ardorosamente antiimperialista y anticolonialista que ha sido el coronel Gadafi, según lo atestiguan la serie de objetos y fotografía de la excanciller que, como un adolescente cualquiera, guardaba en su fortaleza; recordándonos con ello la banalidad trágica del mal, a que hiciera referencia una vez Hannah Arendt.
Aparentemente el amor que siente Gadafi no es nuevo; ya en 2007 le declaró su amor a la que ha calificado como su "querida mujer africana negra" en una entrevista que le realizó Al-Jazeera. Y durante la visita que hizo la representante de Bush a Libia en el 2008, el líder libio le hizo entrega de obsequios valorados en 220.000 dólares, (entre los que destacaba un anillo de diamantes), llegando incluso a romper el ayuno del Ramadán. A favor de la señora Condoleezza, habría que decir, sin embargo, que no solo Gadafi se ha sentido atraído por ella, sino también el exministro de Asuntos Exteriores canadiense Peter McKay, el exministro de Exteriores Británico Jack Straw y el ministro de Asuntos Exteriores italiano Massimo D'Alema, según lo refiere la prensa americana. Hasta se corrió el rumor, durante su mandato, de que Bush dejaría a su esposa por su secretaria de Estado. Incluso nuestro Presidente, en cadena nacional y a pesar de las burlas que hizo de ella, en alguna oportunidad le lanzó un sonoro beso.
Creo recordar que en los trabajos recogidos bajo el título El amor, las mujeres y la muerte, Schopenhauer propone la tesis, desarrollada luego por el psicoanálisis, según la cual la voluntad del mundo se vale de ciertas ilusiones para que los amantes crean que están satisfaciendo sus intereses y gustos individuales, cuando en realidad sirven a la infinita voluntad de vida que se perpetúa en la especie. Sin embargo, estoy seguro que esa misma voluntad no solo tendrá en cuenta esa simple propagación de la especie, sino también su perfección, y que la vida le deparará a esta primorosa dama mejores partidos.
@pereztoribio
www.diariosdelaincertidumbre.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario