La protesta
Son contadas las organizaciones concebidas para defender los derechos de los ciudadanos...
FERNANDO SÁNCHEZ ARIAS | EL UNIVERSAL
lunes 5 de septiembre de 2011 12:00 AM
Los latinoamericanos somos altamente protestatarios. Claro está, con sus variantes según el área geográfica y la cultura propia de cada localidad, pues como dicen: "de todo hay en la viña del Señor".
Sin embargo, cuando a "Protesta" nos referimos, parece que el término ha sido secuestrado por políticos y líderes de gobierno, como sí sólo en el plano público y gubernamental fuese posible un descontento masivo.
En consecuencia, la tendencia o disposición protestataria ante una injusticia, un maltrato o un mal servicio, se ve mermada cuando los escenarios de inconformidad son privados o institucionales. Así, hay centenares de organizaciones siempre listas y dispuestas a activarse ante los abusos, las incompetencias y las mentiras de un gobernante de turno; pero son contadas las organizaciones concebidas para defender los derechos de los ciudadanos, clientes o usuarios de un producto o servicio en particular.
De allí, que el representante de una aerolínea pueda asegurar que un vuelo está a tiempo, sabiendo que ese mismo pasajero que le pregunta al chequearse, quizá dentro de una hora se enterará de que no saldrá sino con tres o cuatro horas de retraso; o que conductores de líneas de transporte público unilateralmente decidan aumentar el valor de un pasaje, a sabiendas de que los pasajeros no tendrán más opción que pagar para poder llegar a su barrio a ciertas horas de la noche.
La organización ciudadana, puede y debe ser un catalizador para que los actores que hacen vida en una comunidad se adecúen a lo que su gente define, desea y merece como bienestar, y muchas veces transita por la necesidad de elevar la voz con respeto y firmeza para exigir que ese respeto sea correspondido.
En la medida en que seamos capaces de organizarnos para protestar y garantizar ser escuchados, para darle cuerpo y efectividad a una voz que normalmente deambula inútilmente entre los afectados, podremos ir co-construyendo la realidad que merecemos.
fsa@fernandosanchezarias.com
Sin embargo, cuando a "Protesta" nos referimos, parece que el término ha sido secuestrado por políticos y líderes de gobierno, como sí sólo en el plano público y gubernamental fuese posible un descontento masivo.
En consecuencia, la tendencia o disposición protestataria ante una injusticia, un maltrato o un mal servicio, se ve mermada cuando los escenarios de inconformidad son privados o institucionales. Así, hay centenares de organizaciones siempre listas y dispuestas a activarse ante los abusos, las incompetencias y las mentiras de un gobernante de turno; pero son contadas las organizaciones concebidas para defender los derechos de los ciudadanos, clientes o usuarios de un producto o servicio en particular.
De allí, que el representante de una aerolínea pueda asegurar que un vuelo está a tiempo, sabiendo que ese mismo pasajero que le pregunta al chequearse, quizá dentro de una hora se enterará de que no saldrá sino con tres o cuatro horas de retraso; o que conductores de líneas de transporte público unilateralmente decidan aumentar el valor de un pasaje, a sabiendas de que los pasajeros no tendrán más opción que pagar para poder llegar a su barrio a ciertas horas de la noche.
La organización ciudadana, puede y debe ser un catalizador para que los actores que hacen vida en una comunidad se adecúen a lo que su gente define, desea y merece como bienestar, y muchas veces transita por la necesidad de elevar la voz con respeto y firmeza para exigir que ese respeto sea correspondido.
En la medida en que seamos capaces de organizarnos para protestar y garantizar ser escuchados, para darle cuerpo y efectividad a una voz que normalmente deambula inútilmente entre los afectados, podremos ir co-construyendo la realidad que merecemos.
fsa@fernandosanchezarias.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario