Yo soy

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miércoles, 25 de marzo de 2015

Leonardo van Schermbeek y Jorge Souki son los ganadores del festival que organizó el Trasnocho Cultural...Ambos tienen menos de 30 años de edad y son egresados de la Universidad Católica Andrés Bello, pero lo que más los asemeja es el interés por lo social en sus montajes. Son peatones de la crisis del país, esa que inevitablemente impregna sus propuestas artísticas.

Jóvenes directores muestran su madurez en escena

Leonardo van Schermbeek fue premiado por su montaje de La lección | FOTO CORTESÍA RAQUEL CARTAYA
Leonardo van Schermbeek fue premiado por su montaje de La lección | FOTO CORTESÍA RAQUEL CARTAYA
Leonardo van Schermbeek y Jorge Souki son los ganadores del festival que organizó el Trasnocho Cultural

Hay fotos proféticas. Leonardo van Schermbeek y Jorge Souki se conocieron el día que fueron retratados uno al lado del otro, apartados del resto de los concursantes, durante la primera rueda de prensa del Festival Jóvenes Directores Trasnocho. Desde el momento en el que el flash iluminó sus rostros surgió una complicidad, que creció durante la competencia y se consolidó cuando supieron que eran los ganadores.
Sus egos tienen poco apetito. Son modestos al hablar, pero la madurez de su discurso reafirma la acertada decisión del jurado, veteranos del teatro que apuestan por una generación de relevo preparada.
Ambos tienen menos de 30 años de edad y son egresados de la Universidad Católica Andrés Bello, pero lo que más los asemeja es el interés por lo social en sus montajes. Son peatones de la crisis del país, esa que inevitablemente impregna sus propuestas artísticas.
“Yo no puedo desligar el hecho artístico del tema ciudadano. Yo viajo en Metro y en camionetica. La inseguridad me vuelve loco, me afecta en el estómago”, cuenta Van Schermbeek, ganador del primer lugar del concurso por su montaje de la obra La lección de Eugène Ionesco. “Esa angustia me llevó a elegir esta pieza. Un texto contemporáneo que refleja el absurdo que estamos viviendo. Se centra en un homicidio que queda impune en nombre del poder”.
El novel director de 26 años de edad comenzó su carrera como actor en el colegio. Se formó en el grupo teatral infantil El Chichón y en el Teatro UCAB. Tiene un Diplomado en Artes Escénicas de la UCV. Es protagonista del montaje Ratón y Vampiro. “A mi edad me parece pretensioso decir que soy actor, pero es el camino que elegí. Los nervios cuando cumples el papel de director son distintos. Estás sentado en la sala y no puedes intervenir si algo sale mal. Todo se vuelve un acto de fe en el trabajo de tus actores”.
Jorge Souki prefiere estar fuera del escenario. Después de varios intentos, el creador de 28 años se dio cuenta de que actuar no es lo suyo. El ganador del segundo lugar por Julia, su versión de La señorita Julia de August Strindberg, encontró las respuestas a sus preguntas en el teatro. “Yo le tengo un profundo respeto al trabajo del actor, no está en mi código genético. Soy de la generación posterior a la tragedia de Vargas y el paro petrolero, lo que hizo que en mi colegio la formación se inclinara a lo social”.
Sus viajes como voluntario de alfabetización en zonas populares en Venezuela, Uruguay, Paraguay y la India le ayudaron a ganar esa sensibilidad que canaliza como director.
Todo su conocimiento teatral es empírico. Fue aprendiendo como asistente en los montajes de Luis Fernández y de su primo Juan Souki. “Mi trabajo está muy orientado al conocimiento de la historia real de mis actores para descubrir su potencial. No tengo técnica ni una formación estructurada”.
La versión de su obra se desarrolla en la Caracas actual. “Se centra en una relación perniciosa en la que se refleja la capacidad de los seres humanos de hacerse daño entre sí. Ellos ven el escape como la solución a sus problemas. Esa arista es pertinente a nuestra sociedad, este país en el que emigrar parece ser la única opción”.
Souki utilizó contenido multimedia para alimentar la puesta en escena. “Mi estilo va orientado al hiperrealismo, a lo casi cinematográfico. Buscaré reinventarme sobre eso”.
Van Schermbeek prefiere pocos elementos. Su estilo recae sobre el lenguaje corporal de los actores, en los que busca movimientos sincronizados, casi coreográficos, además de que caractericen personajes muy distintos a ellos, apoyados en el uso de maquillaje.
Ambos consideran que la clave para hacerse respetar como directores está en la coherencia de sus proyectos. “La figura del director ogro está en desuso. Si tu propuesta es sólida el trabajo fluye”, dice Van Schermbeek. “El teatro es el universo paralelo en el que uno es un poco Dios, en el que construyes un mundo”, concluye Souki.

La lecciónViernes, 8:00 pm
Sábado y domingo, 7:00 pm

JuliaSábado, 9:00 pm
Domingo, 4:00 pm
Trasnocho Cultural
Entradas: 350 bolívares

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