Yo soy

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miércoles, 25 de marzo de 2015

Poesía Reunida fue el nombre que el Centro Cultural Chacao le dio a su recién estrenada temporada dedicada a la palabra escrita en verso. Desde el 16 al 19 de marzo, la Sala Experimental se llenó de poetas y amigos en un familiar homenaje entre conversatorios y recitales

Encuentros entre líneas: Una gran familia de poetas

José Delpino, Yolanda Pantin e Igor Barreto. Semana “Poesía Reunida” | Foto: Luna Benítez, Oscar Todtmann Editores
José Delpino, Yolanda Pantin e Igor Barreto. Semana “Poesía Reunida” | Foto: Luna Benítez, Oscar Todtmann Editores
Poesía Reunida fue el nombre que el Centro Cultural Chacao le dio a su recién estrenada temporada dedicada a la palabra escrita en verso. Desde el 16 al 19 de marzo, la Sala Experimental se llenó de poetas y amigos en un familiar homenaje entre conversatorios y recitales

Las noches son frescas en estos días de marzo. Los días se han copado de nubarrones pero por alguna razón, la tarde las espanta. El viento ahuyenta la lluvia y la ciudad se calma bajo la oscuridad. El tráfico comienza a aminorar. Son las 7:00. El Centro Cultural Chacao recibe a sus invitados. En las paredes forradas de papeles en blanco comienza la proyección: poemas reunidos –Estructuras de la palabra, de Miguel Braceli. La espera se hace corta acompañada de un café. O una cerveza.
Espero al poema
como aguardo el placer al inicio de la cópula,
lentísimo, fértil.
Armando Rojas Guardia
Cerca de las 7:30, casi como de costumbre, comienza a llenarse finalmente la Sala Experimental. Los poetas se reconocen, los amigos se saludan. Como si de pronto se tratara de una extensa reunión familiar. Claudia Urdaneta es la anfitriona. Al aire libre, bajo estas noches frescas, da inicio su “temporada” –así ha querido llamarla– de “Poesía Reunida”. Así “celebraremos a la palabra”, y a sus emisarios, los poetas.
Voy a meterle mano a este poema.
Voy a lamerlo, voy a mentirle, voy a perder
la cabeza por este poema como si fuese
un hombre.
Alejandro Castro
El martes se sentaron –como maestros frente a sus pupilos– José Delpino, Yolanda Pantin e Igor Barreto. La conversación fue un ir y venir de anécdotas, de relatos sobre inspiración, fantasmas y muertos. Sus más recientes antologías Obra reunida. El campo/ El ascensor(Barreto) y País (Pantin) son el motivo porque el que se reunió ante ellos esta familia. Ellos, dijo Delpino, “han construido dos de las obras más consecuentes de la poesía de hoy”. Por eso en esta celebración a sus voces inquietas. Al final, ellos nos leen y nosotros conmovidos, callamos ante sus palabras.
tras la palabra un nuevo lugar
aunque sea un silbo
con lengua de trapo
Franklin Hurtado
El miércoles, tal como caballeros –y damas– alrededor de una mesa redonda invisible, Eleonora Requena, Franklin Hurtado, Verónica Cento, Francisco Catalano, Gabriela Rosas y José Delpino protagonizaron el encuentro de los versos. Como peleados, como reconciliados, uno a uno se enfrentaron los poemas, y sus poetas, en medio del jamming. Son seis voces nuevas, que todavía aprenden y se sorprenden. Son también “Gente de palabra”, como los llama Claudia. Leen emocionados del amor y el desamor, de los miedos, los espejos, los animales… Del adiós. Transpiran esa ingenuidad de los poetas que comienzan y sus versos son los que refuerzan sus voces. Uno tras otro se les infla la confianza; uno tras otro, nos conmueven sus palabras. 
Kira Kariakin, Graciela Yáñez Vicentini, Georgina Ramírez y Jacqueline Goldberg. Semana “Poesía Reunida” | Foto: Luna Benítez, Oscar Todtmann Editores
Hay recuerdos que no saben despedirse
Georgina Ramírez
El jueves fue la despedida. La noche abrió con más familiaridad que nunca: cervezas y abrazos circulaban entre el público. La Sala Experimental se convirtió en un famoso “Hall de la poesía”. Así le llamó Luna Benítez cuando presentó a las fuertes voces de Kira Kariakin, Graciela Yáñez Vicentini, Georgina Ramírez y Jacqueline Goldberg. Las representantes de Oscar Todtmann Editores tomaron las riendas de un recital digno del gran final de temporada. Sus versos eran canciones, armonías de sentimientos a flor de piel, sobre abandonos y reencuentros, sobre el país y sobre los amores. Sus poemas fueron una hermosa despedida.
¿En qué piensas?
en el país desecho
en mi madre cada cinco minutos
en la clase de ayer
en lo jodida que es la belleza
y el alma
en el hambre que tengo
Gabriela Rosas
Al final, como quien no quiere decir adiós, vuelvo a recordar las palabras de Luna: Y es que “parece que nos hemos acostumbrado a estar aquí todos los días a las 7”.

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