Yo soy

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domingo, 11 de noviembre de 2012

A veces, con el trajín de la cotidianidad, pasa desapercibido que la cultura nacional se anota varios puntos a favor en el extranjero. Y no sólo se trata de músicos o cineastas, pues ahora se suman también escritores.


La Cátedra Vargas Llosa puso al boom en su santo lugar: El momento de Venezuela

Un congreso que recorrió España y convocó a una treintena de escritores hispanohablantes visibilizó obras que se mantuvieron en la sombra por años, como la de José Balza
A veces, con el trajín de la cotidianidad, pasa desapercibido que la cultura nacional se anota varios puntos a favor en el extranjero. Y no sólo se trata de músicos o cineastas, pues ahora se suman también escritores.

Cada vez son más los que tienen proyección internacional y, si bien es cierto que la mayoría de ellos hace años que salieron del país, es también innegable que colocan bajo la luz cenital de la discusión erudita global a su tradición letrada, con un ímpetu que no se veía desde hace medio siglo. Ejemplo de ello es lo que hizo por la literatura nacional el congreso El Canon del Boom, que reunió esta semana a cerca de 30 autores de Europa y América para conversar en varias universidades de España sobre el origen y efecto del movimiento que abrió la narrativa latinoamericana al mundo. Además de los 11 escritores españoles convocados, las nacionalidades más frecuentes entre los ponentes fueron la peruana y la venezolana.

Por el país participaron Gustavo Guerrero, Juan Carlos Chirinos, Juan Carlos Méndez Guédez y José Balza. La obra del último ha recibido un espaldarazo enorme en el último lustro e, incluso, Mario Vargas Llosa lo cuenta entre los autores del boom que han pasado desapercibidos.

“Venezuela fue esencial en el boom gracias al Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, sobre todo. Pero también podemos hablar de escritores como Arturo Uslar Pietri, Salvador Garmendia y Adriano González León, por ejemplo, además de Miguel Otero Silva”, escribe en un correo electrónico Juan Jesús Armas Marcelo, uno de los principales cómplices del congreso y director de la Cátedra Vargas Llosa, creada hace alrededor de un año para fomentar estudios literarios.

Guerrero, desde la crítica literaria, difiere de la posición de Armas Marcelo en cuanto a la adscripción de Uslar Pietri al boom: “Fue más bien precursor del realismo mágico. Pertenece a una generación anterior y se benefició como otros de éste, pero no se le puede asociar al movimiento”.

En el discurso inaugural del congreso, Vargas Llosa dijo que Caracas había sido una de las capitales literarias del fenómeno no sólo por la importancia del Rómulo Gallegos, sino también por el papel que desempeñó Monte Ávila, por los coloquios y los contactos que allí ocurrieron. “Desde esa perspectiva, es lógico que se abra la discusión sobre la presencia de los escritores venezolanos en el boom y que se examine cuál fue en el lugar de figuras como las de Garmendia, Gonzalez León o Balza. Hay una historia venezolana del boom que está por escribirse. Los organizadores del congreso quisieron que la cita de Madrid sirva para explorar ésta y otras nuevas pistas”, continúa Guerrero.

Chirinos dice que no tiene sentido sumar más nombres al boom, aunque agrega que la idea de un canon permite preguntarse quiénes quedaron por fuera. “El fenómeno, sociológico como fue, puso la literatura de un continente entero bajo los focos del mundo”, indica, y recuerda que Carlos Barral también publicó obras de González León y de Garmendia.

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