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jueves, 29 de noviembre de 2012

¿Será en el diseño de las políticas públicas en materia de a las artes escénicas vale más la cantidad que la calidad?

MEMORIA EMOTIVA: Más técnica que alma

Pantheo Teatro presentó en la sala Anna Julia Rojas, "Las cloacas del Paraíso".

JUAN A. GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
jueves 29 de noviembre de 2012  12:00 AM
Más técnica
que alma
El fin de semana pasado, la agrupación Pantheo Teatro, que lidera Francisco Salazar, presentó en la sala Anna Julia Rojas de Unearte Las cloacas del Paraíso, pieza del dramaturgo Jorge Díaz Gutiérrez, del que me permito reproducir unas palabras sobre la obra mencionada:

"Me duele, me irrita, me presiona, me inquieta, me desasosiega, que las guerras más sangrientas se produzcan, por lo menos indirectamente, por la intolerancia de los tres monoteísmos excluyentes: el Judaísmo, el Islam y el Cristianismo. Creo en Dios, pero no en los administradores de Dios", dice el autor.

Y prosigue: "Me sobrecoge y me rebelo contra la discriminación de la mujer, la xenofobia, las guerras santas que quiere imponer Bush y compañía, todos los fundamentalismos. No creo que el mundo se divida en inocentes y culpables. (... ) Estaré siempre con los perdedores. Por eso amo a Caín y detesto a Abel, él que sabe conquistar al poderoso con su virtud, que es pura manipulación oportunista. (... ) Odio el poder en cualquiera de sus formas. (... ) Adán ha transado, se ha humillado, y por eso mismo será basureado más que ninguno. (... ) Tengo una especie de rabia que quizás es pura impotencia y que se manifiesta en esta obra".

La larga cita revela el tema y acento de Las cloacas del Paraíso: la expresión extrema de la intolerancia religiosa y sus consecuencias en el mundo moderno o, por lo menos, en el que para 2004 desquiciaba a Díaz Gutiérrez: el mundo posterior a los atentados contra las torres gemelas de Nueva York, el de esa especie de "nueva guerra santa" que podemos seguir hoy por televisión y que continúa enfrentando a Oriente y Occidente.

El montaje de Pantheo Teatro hace hincapié en la cultura latina y a través del video incluye guiños a películas como Nosferatu (la de Murnau) y El perro andaluz (Buñuel-Dalí). No obstante, el desempeño general de los actores -Jonathan Rodríguez, Casandra Indriago, Ray Viloria, Alejandro Miguez, Beusi Araque y el propio Salazar-, aunque técnicamente incuestionable, carece de emotividad.

Hay sudor, músculo y memoria, demasiada memoria, pero se echan en falta la lágrima y el dolor... El alma y la convicción.

La obra, que trae a un presente inmoral, corrompido, a los personajes bíblicos -Adán, Eva, Caín, Abel y el mismísimo Dios-, tiene un efecto sorpresa inicial, pero una vez que el público lo descubre, el mayor de los escollos del montaje de Pantheo Teatro es que sus intérpretes no logran llenar el patio de butacas con la ira y el desasosiego a los que hacía referencia el autor de la pieza en la declaración de principios reproducida líneas arriba.

Finalmente, es una lástima que Las cloacas del Paraíso haya tenido apenas tres funciones. Ni siquiera contó con el boca a boca. Ello me lleva a una reflexión: no tiene sentido que la cartelera teatral luzca abundante en ofertas si las posibilidades de ver un espectáculo son tan escasas. ¿Será en el diseño de las políticas públicas en materia de a las artes escénicas vale más la cantidad que la calidad?

jgonzalez@eluniversal.com

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