Yo soy

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jueves, 29 de noviembre de 2012

El teatro es una maravilla. Toda la relación personal que genera el teatro es una cosa deslumbrante. A mi me gustaba mucho hacer teatro, pero creo que me puse viejo ya

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Ugo Ulive: "Creo que me puse viejo ya"

"Guardo respeto por la Revolución cubana... es una empresa que no debe dejar de apoyarse", señala el director de teatro.

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Sus películas favoritas: "Basta" y "Como el Uruguay no hay" (Venancio Alcázares)
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
miércoles 28 de noviembre de 2012  08:06 AM
¿Qué título colocar a Ugo Ulive? ¿Director de teatro, realizador de cine, docente, dramaturgo, novelista..? Al preguntarle qué coloca en las planillas, responde "jubilado", y si fuera obligado a asumir una etiqueta -cosa que odia- diría en todo caso, "lector". "Yo me siento un has been, como dicen en Estados Unidos, alguien que fue muchas cosas, pero ya no es nada", dice el uruguayo nacionalizado venezolano, que el domingo cumplió 79 años.

Y es que Ugo Ulive se divorció del cine, tras TO3, con la que obtuvo el Premio Municipal en 1975; se separó también del teatro, tras lo que consideró un "fracaso" en escena, y también le dijo adiós a la dramaturgia. Solo lee y escribe novelas, como Las cenizas de Marx (2005) y Danzas tristes (2009).

Ha dejado de ir al teatro y al cine, a menos que estrenen algo con lo que ha estado vinculado, como la puesta en escena de Hamlet de Skena. "Me pareció un espectáculo muy creativo, muy serio", comenta.

Recientemente, la Fundación Fernando Gómez anunció que los ganadores del premio homónimo son precisamente, el actor marabino Homero Montes y Ugo Ulive.

-¿Sirven para algo los premios?

-Sí, para ponerse vanidoso.

-Dirige por primera vez en 1956 (El centro forward murió al amanecer, de Agustín Cuzzani). ¿Cómo ve ese hito en perspectiva?

-Era una obra muy elemental, muy maniquea, un tipo de teatro pseudopolítico que se hacía en aquella época, con todas las simplificaciones de un marxismo muy ingenuo. Pero a mi me deslumbraba porque formalmente tenía un poco de pirotecnia y además había conocido al autor, y nos la llevábamos muy bien. El montaje estaba lleno de errores.

-¿Le pasó lo mismo con el marxismo? ¿Quizás tenía mucha pirotecnia?

-El marxismo nunca tuvo pirotecnia, ya esa es otra cosa.

-¿Nunca lo atrajo el modelo marxista?

-Yo tengo una novela que se llama Las cenizas de Marx, ¿usted no sabía? Ahí hablo mucho de Marx y las varias visiones que hay de él.

-¿Cuando se va a Cuba en 1960 hace la película Crónica cubana, quizás la primera que cuestionaba qué pasó después del triunfo de la Revolución, no?

-No, que va, no la cuestiona, la describe. Hasta ese entonces todas las películas cubanas terminaban con el triunfo de la Revolución, cuando desaparecían los problemas y había un nuevo día. Eso me parecía muy falso. Lo que yo quería hacer era una película que comenzara cuando triunfa la Revolución y de ahí en adelante ver qué problemas se generaban en el ámbito estudiantil, sindical, etcétera. Ese fue el guión que ellos (el Icaic) me aprobaron, que luego duraba como tres horas y pico... Después empezó la cortadera para llevarlo a una cosa potable.

-¿Cómo ve la Revolución cubana hoy? ¿Cómo sería esa película ahora?

-La Revolución ha sufrido mucho. No se puede comparar la Revolución de los años 60, que viví yo, que estaba en La Habana cuando Playa Girón, cuando la crisis de octubre, eso lo viví mucho. Yo guardo por la Revolución un enorme respeto, comprendo que los años del bloqueo y el respeto excesivo hacia la Revolución Soviética, han hecho mella en esta. Pero la Revolución es una empresa que no debe dejar de apoyarse nunca.

-¿Cree que en Venezuela puede llegar a haber una Revolución similar a la cubana?

-No. Recuerda que Fidel Castro entró por las armas, conquistó toda la isla batalla tras batalla. Así que no me imagino cómo sería aquí la batalla de Barquisimeto o Maracaibo.

-Sin tratar de ser un profeta, ¿tiene idea de hacia dónde se dirige Venezuela?

-No lo sé, pero no quiero hablar de política, menos de política actual.

El principal divorcio

-El teatro y yo nos separamos, pero todavía seguimos siendo amigos. Lo que significa que yo no voy al teatro jamás. Hace tres o cuatro años que no piso un teatro, salvo si hacen una obra en la que yo intervine, como Hamlet.

-¿Y qué lo motivó a separarse del teatro?

-El fracaso que tuvo mi montaje de Un enemigo del pueblo con Rajatabla, porque yo pensaba que ese era el momento de decir lo que dice Ibsen. Comencé a comprobar que no iba nadie y pensé, "Ya no hay un diálogo entre el público caraqueño y yo", entonces me retiré.

-¿Cuál es la función del teatro: entretener, pelearse con la gente..?

-Tiene varias funciones, como aclararle cosas a la gente, hacer que la gente piense...

-¿Y será que el público venezolano no quería pensar?

-El venezolano no, porque yo había tenido años haciendo teatro con mucho éxito, eran los mismos venezolanos. Lo que pasa es que llegó un momento en que quizás lo que yo quería decir no interesaba, era obvio, entonces mejor dejarlo allí.

-¿Qué encontró en el teatro?

-El teatro es una maravilla. Toda la relación personal que genera el teatro es una cosa deslumbrante. A mi me gustaba mucho hacer teatro, pero creo que me puse viejo ya.

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