Yo soy

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sábado, 6 de octubre de 2012

Agustín Fernández Mallo inició en España la forma de escribir conocida como artefactos literarios, que imitan la posmodernidad...


Agustín Fernández Mallo

Agustín Fernández Mallo (La Coruña, 1967) es licenciado en Ciencias Físicas. En el año
2000 acuña el término Poesía Pospoética —conexiones entre la literatura y las ciencias—,
cuya propuesta ha quedado reflejada en los poemarios
Yo siempre regreso a los pezones
y al punto 7 del Tractatus
 (2001), Creta lateral Travelling (2004) y el poemario-perfomance Joan 
Fontaine Odisea [mi deconstrucción] (2005). En 2007 fue galardonado con el Premio
Ciudad de Burgos de Poesía por su libro
 Carne de Píxel. Su libro,Postpoesía, hacia un
nuevo paradigma
, ha sido finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2009. En el 2006 publica
su primera novela,
Nocilla Dream (traducida a varios idomas), que fue seleccionada por la revista
Quimera como la mejor novela del año, por El Cultural de El Mundo como una de las diez mejores,
y en 2009 fue elegida por la crítica como
 la 4º novela, en español, más importante de
Década
. Crítica y público han coincidido en el deslumbramiento que está suponiendo este Proyecto
Nocilla para las letras españolas, del que
 Nocilla Experience (elegida mejor libro del año por
Miradas2, TVE y Premio Pop-Eye 2009 a la mejor novela del año, incluído en los Premios de La Música
y La Creación Independiente) constituye la segunda entrega de la trilogía, y que concluye con
 Nocilla Lab.
Su último libro es
 El hacedor (de Borges), Remake (Alfaguara 2011).
"El talento, el hallazgo,
reside en cómo crear conexiones poéticas que
enlacen las diferentes partes del artefacto"Agustín Fernández Mallo,


Me interesan las pequeñas distorsiones que rompen la situación a la que estamos acostumbrados
La publicación de Nocilla Dream en 2006 fue un pequeño gran terremoto en el panorama novelístico español. Situó a su autor, Agustín Fernández Mallo, como cabeza más visible de una nueva hornada de escritores con una forma distinta de entender la narrativa. Ahora es el turno de Nocilla Experience, su segunda novela y también la segunda parte de ese “experimento literario” denominado Proyecto Nocilla. De nuevo encontramos el mosaico de historias interconectadas (o no) por conductos invisibles, los personajes fronterizos y solitarios, la extraña poesía oculta tras la ciencia. Desde hoy está en las librerías y Notodo.com te ofrece, en exclusiva, la posibilidad de leer (o devorar, con eso de la evocativa nocilla) del capítulo 1 al 14 aquí yganar uno de los cinco ejemplares que sorteamos.

Notodo: Nocilla Experience y Nocilla Dream comparten estructura y tono; los personajes y las historias son semejantes. En cambio, has adelantado que la tercera parte (Nocilla Lab) será bastante distinta. ¿Por qué una trilogía en lugar de un único libro, y por qué esa tercera parte supondrá una ruptura respecto a las otras?
Agustín Fernández Mallo:
 En realidad no escribo de una manera programada. Yo empiezo a escribir y nunca sé lo que va a pasar. No sé si un personaje que aparece en la página 10 volverá a salir. La respuesta más honesta es que me salió así. En la tercera parte lo que hago es contar cómo escribí las dos primeras, está escrita en primera persona y la envuelvo en una trama de road movie. Entonces es lógico que sea diferente.

N.: Así que el orden de los capítulos no es fruto de una planificación, sino más bien del azar...
A.F.M.:
 Ni una cosa ni otra. Yo diría que es una especie de sexto sentido que me viene de escribir poesía. Pero los capítulos no están ordenados a posteriori; salvo algunos pequeños detalles, están prácticamente como fueron saliendo en el momento de escribir.

N.: Como pasaba con el álamo de los zapatos en Nocilla Dream, la imagen más poderosa de Nocilla Experience es ese palacio del parchís abandonado en medio de la estepa rusa, donde una radio escupe noticias que suceden a miles de kilómetros de allí. ¿De dónde surge esa imagen?
A.F.M.:
 Fue a raíz de una noticia del periódico. Realmente existía un palacio así en ese lugar, sólo que estaba dedicado al ajedrez. A mí el ajedrez no me interesa, porque es algo complicado, pero no complejo; me interesa más el azar, así que se me ocurrió lo del parchís. Y luego incluí esa radio encendida, que no aparecía en la noticia real, claro.

N.: Al hilo de esto que comentas, en una entrevista decías: “Lo siento por los realistas, pero han perdido”.
A.F.M.:
 Bueno, de alguna manera...

N.: Es decir, tú tomas para tus novelas muchos elementos reales que, sin embargo, parecen ficticios. ¿Podríamos decir que lo que haces es mirar la realidad desde otro ángulo, o buscar una realidad “oculta”?
A.F.M.:
 Lo que me interesa son pequeñas desviaciones de la realidad; no algo absolutamente disparatado ni surrealista, sino pequeños desenfoques, situaciones extrañas, pero sin llegar a ser alucinantemente raras. Me gusta ese punto de indefinición y subvertir esas historias. Otra cosa que me atrae es el humor absurdo: el absurdo, hecho con inteligencia, me parece el culmen de la obra de arte. Lo digo siempre: cuando Duchamp mete un urinario en un museo no es una broma, y al mismo tiempo es una gran broma, pero que cambia la historia del arte del siglo XX. Pues ese tipo de cosas me interesan. Pequeñas distorsiones que rompen el discurso o la situación a la que estamos acostumbrados de una forma leve, no agresiva.

N.: Uno de los personajes de la novela, Josecho, es un joven escritor experimental, que escribe “narrativa transpoética”, que ficha por una editorial importante... ¿Es una especie de autoparodia?
A.F.M.:
 No, simplemente me planteé que por qué un escritor no podía publicitar su obra como lo hace un grupo de música, aunque en el libro esté llevado a la exageración. Éste es un personaje al que quiero mucho, porque es un solitario, y lo que al final siempre intento narrar es la soledad. Espero que no haya quedado grotesco...

N.: Pensábamos que podría ser un trasunto tuyo...
A.F.M.:
 Me lo ha comentado más gente. Pero cuando yo escribí esta novela ni siquiera sabía si alguien me iba a publicar la primera, así que por ahí no van los tiros. Pero sí es un personaje al que aprecio. Quizá esté, inconscientemente, un poco inspirado en una película que me gusta mucho, 'Caro diario', en la que Nani Moretti recorre Roma en una Vespa.

N.: En Nocilla Dream nos llamó mucho la atención que incorporases a Fernando Alfaro como personaje.
A.F.M.:
 Bueno, eso es lo que todo el mundo cree, pero en el libro no se dice que sea Fernando Alfaro, así que en rigor no es él... Aunque se llama Fernando también...

N.: Y lleva una camiseta de Surfin’ Bichos y trabaja en una gasolinera de Albacete...
A.F.M.:
 Sí, bueno, pero... (risas).

N.: Dejémoslo ahí. El caso es que en Nocilla Experience has tomado como personaje a Julio Cortázar, que además escribe una “Rayuela B”. ¿No te dio un poco de pudor, o de miedo, echar mano de un icono literario como él?
A.F.M.:
 Si te soy sincero, no, porque encuentro que no es faltarle al respeto. Para mí es uno de mis dioses, yo creo que en la novela está muy bien tratado, con mucha dignidad; es un homenaje absoluto. Si te refieres a que alguien pueda decir algo del tipo de “cómo se ha atrevido”... Yo creo que si Cortázar es Cortázar es porque se atrevió a hacer muchas cosas a las que otros no se atrevían. ¡Y no me estoy comparando con él ni nada parecido!

N.: Suele existir una frontera entre las letras y el mundo científico. Sin embargo, en tus novelas has demostrado que conviven muy bien y crean sinergias muy estimulantes.
A.F.M.:
 Todos los grandes científicos (no los de a pie, como yo, sino los grandes de verdad) son en el fondo grandes poetas, han dado un salto poético. Se mueven a base de intuiciones, y así es como funciona también el mundo de la poesía y las artes. Hay cantidad de frases y cosas de la ciencia que me parecen muy poéticas y las uso en mis libros. Me interesa mucho el tema del apropiacionismo: arrancar algo de un contexto y meterlo en otro, para ver cómo funciona, cómo ese texto da otro significado a lo que tú has escrito, y al revés.

N.: En un artículo que publicaste en El País recientemente, “Apología del error”, hablas del potencial creativo que encierran los errores. ¿Cómo se manifiesta esto en tu obra?
A.F.M.:
 Digamos que el error viene a mí. De entrada, para mucha gente Nocilla Dream y Nocilla Experience son dos errores, errores en el discurso literario preestablecido. A un nivel menor, vale el ejemplo que pongo en el artículo: canciones en las que yo creía que se decía una cosa, y eso me inspiraba un poema. Y luego, cuando leía el libreto, resulta que no era eso lo que decía. Pero a mí me sirvió.

N.: Argumentas que la novela “tradicional”, hoy por hoy, es un artefacto inútil, o que de alguna manera necesita una revisión...
A.F.M.:
 Maticemos mucho esto. Pienso que la novela en general, las mías incluidas, es un producto inútil hoy día porque ya no es capaz de transformar la sociedad, como sí las artes visuales o el cine o la televisión. Por otro lado, sí creo que la novela española necesita aire nuevo. Los autores de esa mal llamada Generación Nocilla buscamos un espacio para otra literatura que hasta ahora no existía, pero no pretendemos abolir nada, sino que haya sitio para todos.

N.: ¿Por qué esa resistencia a valorar esta nueva corriente literaria? Desde la publicación de Nocilla Dream, ¿ha habido una evolución de la crítica literaria, se ha hecho más abierta?
A.F.M.:
 Sí, yo creo que ha habido un cambio, por tímido que sea. La crítica está mucho más receptiva, porque se ha dado cuenta de que ahí hay algo, una serie de autores que tenemos cosas que decir. ¿Por qué no había ocurrido antes? Porque el mundo de la literatura es muy de cánones, muy poco proclive a la experimentación, al menos en los últimos 30 años. Además, en la literatura hay mucho ego, más que en las estrellas de Hollywood, y creo que es porque con la literatura, en general, no se gana mucho dinero. Entonces lo único que queda es el reconocimiento, el ego.

N.: ¿Esperas críticas por haberte pasado a una gran editorial?
A.F.M.:
 Alguien me lo ha dicho, pero en general todo el mundo entiende que no es más que una evolución en la industria editorial. Yo me río, porque no conozco a ningún escritor de esta generación que diga que no quiere publicar en una gran editorial. Hay quien tiene la idea de que el escritor bueno ha de ser maldito, una idea que viene del Romanticismo y que hoy ya no tiene ningún sentido. ¡Si hasta el proletario invierte en bolsa! Yo sólo me debo a mi propia obra y a trabajar siempre con el 100% de exigencia e ilusión, sea en la editorial más grande, en la más pequeña o en revistas minoritarias que nadie lee y donde no me pagan. Y el resto, que llueva.

N.: Tus novelas requieren un mayor esfuerzo por parte del lector que una “tradicional”, de narración lineal. ¿Crees que es necesario también un nuevo tipo de lector?
A.F.M.:
 Hombre, no lo sé, decir eso sería muy pretencioso por mi parte... Sí creo que tiene que cambiar un poco el chip, pero sobre todo, eliminar prejuicios.

N.: ¿Qué autores te interesan de la narrativa actual?
A.F.M.:
 Españoles, todos los de esta nueva hornada. Me interesa bastante la literatura que se está haciendo en Norteamérica. Como carecen de la mochila histórica que tenemos en Europa, no tienen prejuicios y se sienten más libres a la hora de experimentar. Pero yo no soy un gran lector de novela. Veo mucho más la tele, por ejemplo. La tele me fascina y me sirve de inspiración para escribir.

N.: De hecho, uno de los agradecimientos en el libro es “a la programación de televisión más allá de la medianoche”. ¿Qué programas sueles ver?
A.F.M.: 
Me gusta toda la tele. Creo que hasta en el peor programa de telebasura hay algo de interés. Llegamos ahí no porque hayamos despreciado cosas, sino porque está contenido todo lo que la humanidad ha ido viviendo. Me gustan mucho las teleseries (House me parece genial), los telediarios, los programas del corazón... Siempre que la tele no me domine a mí, sino yo a ella...

N.: ¿Qué harás después del Proyecto Nocilla?
A.F.M.:
 Paralelamente estoy publicando poesía. En breve saldrá el libro Carne de Píxel (Premio Ciudad de Burgos 2007, Editorial DVD) y tengo otro libro de poesía pendiente de publicar... Quizás novela, pero aún no hay nada claro.

N.: Sinceramente, ¿cuántas veces te han preguntado el porqué de la Nocilla del título?
A.F.M.:
 Uf, cien mil. ¿Me lo vais a volver a preguntar?

Chat con Agustín Fernández Mallo. 12 de marzo, 16 horas. ¡Envía ya tu pregunta!


Enlaces:
Capítulos 1 al 14 de Nocilla Experience
Blog de Agustín Fernández Mallo
Editorial Alfaguara

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