Yo soy

Yo soy

sábado, 6 de octubre de 2012

En Venezuela también hay artefactos literarios...En la gran ladilla de estar preso vacilémonos los artefactos literarios venezolanos y uno del blog del escritor español que los "creó"


Tenéis muchos sueños

Publicación: 26/09/2012
AÑO 2009 (APROXIMADAMENTE):

En lo que se refiere a la imagen pública del sujeto, emerge una nueva manifestación de
la publicidad, nos referimos a lo que se da en llamar elyoismo, o Generación Yo, que tiene en Internet su hábitat natural. Podría resumirse: YO, S.L. El culto a la imagen del ciudadano anónimo llevada a cabo por el propio ciudadano. Una autopublicidad desplegada con el mismo descaro que si se tratase de la clásica marca comercial que pretende expandirse en el mercado. Facebooks, MySpace, Fotologs, Youtube, etc, creados exclusivamente para, a través de textos y autorretratos fotográficos, darle al mundo una imagen construida de uno mismo. La palabra pudor ha pasado a mejor vida. La marca que pretende expandirse en el mercado es uno mismo, pero, ¿con qué fin? No para vender objeto alguno, y casi nunca con ánimo de lucro. Se trata de, a través de la seducción, intercambiar una mercancía simbólica llamada personalidad. Pero tal mercancía no tiene un destinatario determinado, se expande por las redes como una nube de esperma a la caza aleatoria de algún óvulo.

En un interesante análisis, Yo Soy la Estrella (por Xavi Sancho y Gerard Estadella), publicado en el suplemento de El País, EP3, se dicen cosas como estás:

Del nihilismo, al narcisismo. De la obsesión adolescente por la privacidad, al exhibicionismo. Del "mi querido diario" a "he cambiado el color de mi perfil online". De la soledad de mi habitación con The Cure cantando cómo me siento, a toda esta multitud que ha entrado en mi alcoba a través del ADSL pidiendo que me haga otra foto con el móvil y le envíe un e-mail con el último sencillo de Klaxons en MP3.

"En el capitalismo global todos actúan como estetas de clase media aunque sean pobres o muy pobres" (Eloy F. Porta)

Este grupo se caracteriza por una enorme autoestima, un narcisismo desarrollado hasta al paroxismo, un dominio de las nuevas tecnologías casi terrorífico, una acumulación de experiencias vitales de gran precocidad, una sanísima falta de prejuicios estéticos y musicales y un desprecio por lo establecido, no procedente de una herencia anarcosindical o de rebeldía punk de anuncio de refrescos, sino de un convencimiento casi absoluto de que ellos saben más y mejor

Jean Twenge, autora del libro Generation me (Free Press, 2006), estudio fundacional de estos jóvenes nacidos a partir de 1980, encantados de conocerse —y de que les conozcas—, recuerda:
"Esta gente con un nivel tan alto de narcisismo encuentra serios problemas a la hora de articular sus relaciones con otros humanos. A pesar de ser muy transparentes en tanto que exhibicionistas, el mundo no conectado a sus principios sigue encontrándolos complicados de entender.”

"El otro día vi un perfil Aefawhook en el que una chica escribió sobre una foto de ella misma: '¡Malditospaparazzis!'”

"¿Sabías que en Estados Unidos ya casi no se ponen nombres clásicos a los hijos?", cuenta Twenge. "La gente quiere un hijo especial, un trofeo. Deciden empezar a crearlos poniéndoles nombres cada vez más raros, más especiales, diferentes a los que se supone lleva la masa".

"Si hablamos de autobiografización de la experiencia y tecnologías del yo, tendríamos que remontarnos al romanticismo, y en particular a William Blake: '¡Antes ahogar a un bebé en su cuna que renunciar al más pequeño de nuestros caprichos!'. José Luis Molinuevo [catedrático de Estética de la Universidad de Salamanca] lo llama tecnorromanticismo, y es una renovación de esa estética a través de los nuevos medios".



Es interesante esa declaración de José Luis Molinuevo, ya que aunque el romanticismo se fundamenta en la exaltación del yo, existe una diferencia entre el yoismo y el romanticismo: el romántico del siglo 19 se postulaba como una singularidad, un bicho raro que suscribiría al 100% la canción de Creep, de Radiohead, "Ojalá fuera especial, tan especial /pero soy horrible /soy un raro/¿Qué demonios hago aquí?/ No pertenezco a este sitio” Ello no ocurre con esta generación de jóvenes autopublicitados, subconjunto de otro fenómeno: el internauta compulsivo, patológico, que en vez de permanecer encerrado en su celda lleva la celda de la que mana su personalidad –léase el teléfono-, en el bolsillo. En efecto, el yoismo no se enraíza en el malditismo, ni la exclusión social. Su referente clásico sería la cara pública de Andy Warhol. Sólo que lo que en Warhol era excentricidad hoy ha ascendido a norma.

Agustín Fernández Mallo

Se va Gené. Se va 

Szymborska

Por Willy McKey | 1 de Febrero, 2012

1. Gené. 31/01/2012


Venezuela, donde nada de lo que pasa me 
puede resultar indiferente. J.C.G.
La muerte de Juan Carlos Gené —escribir desde
la tristeza obliga a los lugares comunes
— nos resultó una tragedia. Más allá del íntimo
cariño que le guardan las filas del
Grupo Actoral 80, la sensación que a uno como
espectador le queda en la boca es
que eso que podríamos llamar el histrión venezolano
nunca terminó de asimilar cuánto
le debía a un maestro de esa estatura. Uno —yo—
presiente desde afuera, desde la
butaca, que al maestro se le pudo haber querido más.
El teatro, su magia, lo vuelve
paisaje vivo, habitado. Al fin y al cabo la diferencia
entre el actor y quien lo aplaude
es eso: una distancia. Pues esta distancia es así, triste…
Quienes estábamos juntos para el momento inmediato
del duelo
decidimos llevarlo ligero,
creyendo que quizás la tristeza merecía crecer en la
misma dimensión en la cual nos
enteramos de la noticia. Fuimos hasta esa posibilidad
infinita que es YouTube
y tuvimos la suerte de conseguir una pieza digna, hermosa.
El historiador Felipe Pigna,
figura mediática y audaz del conocimiento en Argentina, lo
tuvo como invitado
en mayo del 2011, en su programa ¿Qué fue de tu vida?,
por la TV Pública Argentina.
Ver el programa entero permitió un espejismo, una
legitimación
espectacular: no lo
entrevistaba un periodista, sino un historiador. Ese
Gené, su voz ronca encapsulada
en los audífonos, sonaba por ser Historia, no por
la facilidad que es ser noticia.
Eso sí fue un reconocimiento. No saber que hubo
especialistas que cacareaban
el nombre sin saber a quién nos estábamos refiriendo. No
la potencia de pésame
que tienen estas líneas. No este retraso.
2. Szymborska. 01/02/2012
Después de cada guerra / alguien 
tiene que limpiar. / No se van a ordenar 
solas las cosas, / digo yo.De “Fin y principio”. W.S.
La edad, la enfermedad, la predicción no nos libera de la
pena que es la muerte.
El duelo que se siente a partir de la muerte de un autor
que se ha tenido cerca es
como una refracción, un quiebre del aire. Quienes están
cercanos a aquellos que
firman los libros que amamos pueden advertir el golpe,
acusarlo, saber. Pero el asunto
del lector es que se vuelve menos de un solo golpe con
la muerte de quien estaba
vivo dentro del mismo universo abierto páginas antes. Al día
siguiente de la muerte de
Gené muere Wisława Szymborska. Ser optimista, sin ella
respirando en algún lugar,
será más complicado.
Escribir desde la tristeza, sí, obliga a los lugares comunes.
Pero hay uno que detesto:
ése que surge siempre cercano a la idea de que un autor
sigue vivo en sus textos, en
su palabra escrita. Me gusta creer en que los textos
abandonan a sus autores. Que
cada punto final de un relato, de un poema, es un episodio
de numen que hace que la
palabra sea autónoma y poderosa, incluso mucho más que
sus autores. Es otro
espejismo, otra legitimación espectacular. Pero de algo debe
anclarse uno para reponerse.
Ese raro optimismo poético, esa manera de celebrar en la
palabra de Wisława Szymborska,
es producto de una inteligencia viva. Como sus audaces
respuestas a las entrevistas.
Como su poderosa manera de ubicar el papel del poeta
en el mundo. “En la hierba
que cubra / causas y consecuencias / seguro que habrá
alguien tumbado, / con una
espiga entre los dientes, / mirando las nubes”. Esa
contempladora de nubes ha muerto.
Queda en sus textos una responsabilidad que se muda hacia
nosotros como lectores.
Por eso el lugar común de “queda vivo en sus textos” me
molesta tanto: es una manera
sencilla de mantener el compromiso con el hallazgo poético en
una boca ajena y no en
los ojos propios.
La palabra de otros se vuelve nuestra responsabilidad si se
marchan. Es lo menos que
podemos hacer: ser los sobrevivientes del tiempo, no sus
taxidermistas.
3. Nosotros. Ahora…
…deberíamos tomarnos en serio la tristeza. Ver a Gené
hablando con Pigna, sobre todo
cuando al final de su conversación lo único que se atreve
a cuestionar es el aplauso
que recibe. Leer entero ese poema “La realidad exige…”
de Szymborska y
terminar riéndonos de los sombreros.


Del libro “Eso lo sé”, 

tres poemas palíndromos 

de César Segovia

Tres poemas-palíndromos del libro Eso lo sé, de

César Segovia, publicado 

este año por la editorial Lugar Común, en el sello 

de poesía Lancini.
Por Prodavinci | 26 de Abril, 2012

Son esos ojos océanos.
Reputado tramo, tesoro,
serena malla, lado tenue, reto.
No sé…
Esa mirada…
No sé…
Eso no lo sé.
¿Vemos acaso dioses?
Oíd: sale verbo… salía…
Baja, bella, tú, todo tu talle…
Baja, baila sobre velas.
Dioses oídos.
¿Acaso me ve solo?
No sé eso.
Nada rima.
Sé eso:
No te reúne toda.
La llaman.
Eres oro.
Sé tomar toda tu persona…
[Ecos: ¿Ojos o senos?]
*
Yo soy esa piel arañada,
ese dolor.
Épocas, olor a polillas,
a rama seca,
holograma amargo.
¿Lo haces?
¿Amarás?
Allí lo paró, lo sacó…
Pero lo desea.
¿Dañará?
Leí… pasé…
Yo soy…
*
Otra herida y otra pena soy.
Otro César:
Rey ya seco, nadie…
Soporto otra:
parodiar tu trama no caló su trago.
Himnos solos son mi hogar.
Tú sola, con amar tu traidor, apartó otro.
Poseída no cesa y yerra…
Se cortó. Yo sané…
¡Parto ya! diré harto.

La triste alegría de emigrar (Fragmento), por Carlos Subero

Por Prodavinci | 6 de Agosto, 2012
































Mexicanos, caribeños y centroamericanos que fracasan al pedir 
visa ingresan en masa atravesando un río o un espacio fronterizo, 
o arribando a las costas de Florida o Puerto Rico por mar.
Y como dice el merenguero Juan Luis Guerra:
“Eran las 9 de la mañana
Santo Domingo, 8 de enero
Con la paciencia que se acaba
Pues ya no hay visa para un sueño
Buscando visa para un sueño
Buscando visa para un sueño
Buscando visa de cemento y cal
“¿Y en el asfalto quién me va a encontrar?
Buscando visa, la razón de ser,
Buscando visa para no volver”
Por el contrario, la gran mayoría de los venezolanos se chequea 
ante un oficial de inmigración. Y así el gobierno conoce entonces 
su nacionalidad, su género, la foto permite ver sus rasgos faciales, 
se conoce su fecha de nacimiento, se sabe su fecha de ingreso y 
la fecha estipulada de permanencia en el  territorio. Es decir, como 
se sabe la fecha en que este venezolano ingresó, el Gobierno puede 
saber también si el individuo salió en el lapso estipulado o permaneció 
ilegalmente dentro de Estados Unidos. La gran mayoría de los 
venezolanos que intenta aventurarse a emigrar entra a Estados 
Unidos con visa de turista o negocios de no inmigrante. Durante el 
año 2010, ingresaron a Estados Unidos 527 mil 907 ciudadanos 
venezolanos con visa de no inmigrante, según documento de 
su I-94 (Incluye turismo, negocios y permiso de trabajo).
Esto equivale a un promedio de un mil 446 diarios, que lo hacen 
por aire, mar y tierra. El promedio se ha mantenido durante 
los últimos tres años reportados 
Es muy común que, a través de la tarjeta I-94 que se le entrega, 
le den seis meses de permanencia, lapso durante el cual quienes 
guardan intenciones de permanecer intentan lograr un empleo, 
con alguna empresa que les patrocine para la visa o aunque sea 
un permiso de trabajo. Si no lo encuentran pueden optar por 
dos vías: salir a los seis meses y volver a entrar, corriendo el riesgo 
de que el funcionario de inmigración en el aeropuerto se dé cuenta 
de su juego. Si esto ocurre, se somete al individuo a un interrogatorio 
y pueden darle una última oportunidad para que justifique las causas 
de sus repetidos viajes con largas permanencias. Si lo hace, la siguiente 
vez le devuelven, porque no se puede entrar y salir interminablemente.
La otra opción es solicitar una extensión de su permanencia en el 
país por otros seis meses. Entonces, si se le pasan los seis 
meses sin trabajo legal, permanecen en el territorio ilegalmente. 
En casi todos los estados, si no se cometen delitos, no es muy 
difícil permanecer sin problemas con la policía de  inmigración, 
U.S. Immigration and Customs Enforcement (ICE).
Algunos finalmente se deciden y pueden arriesgarse para pedir 
hasta un asilo político. El riesgo es que si lo niegan, el individuo se 
ve obligado a salir del territorio de EUA (o Canadá), so pena de que 
el ICE se lance en su búsqueda.
Hay otro detalle que hace pensar que los venezolanos juegan así. 
Se repite anualmente. Los venezolanos entran con visa de no 
inmigrante y cuando consiguen un trabajo legal, ajustan su 
estatus jurídico de no inmigrante a estatus de inmigrante. En 
2010, esta treta legal la hicieron cinco de cada diez inmigrantes 
provenientes de todos los países del mundo, siete de cada diez 
inmigrantes de Suramérica y ocho de cada diez inmigrantes 
de Venezuela (8). No es descabellado afirmar que el venezolano 
no va con el riesgo aventurero de la ilegalidad y trata de jugar 
siempre para otro estatus. Todo esto hace pensar que para el caso 
de los venezolanos, el departamento de Seguridad Interna, aunque 
no sepa dónde están todos, sí conoce con cercana precisión cuántos son.
Hay un tercer punto que nos llevará a la conclusión de que la cifra 
de ilegales venezolanos no es importante en comparación con 
la de otros países. Anualmente, Seguridad Interna publica un 
documento sobre los que no tienen papeles legales. Es una 
investigación en la que se reportan los primeros 10 países con 
población no autorizada en el territorio de EUA (9).
En síntesis, en enero de 2010 había 10 millones 790 mil ilegales 
viviendo en territorio de EUA. De estos 6 millones 600 mil eran 
mexicanos. Se agregan otros nueve países, entre los cuales 
ninguno es Venezuela. El último de la lista es China, al que 
se le atribuyeron 130 mil nacionales no autorizados.
No voy a aventurarme a dar una cifra de ilegales venezolanos 
en EUA actualmente. Sin embargo, dejo la siguiente reflexión que 
descarta una cifra muy trascendental. De la investigación del 
Gobierno sobre los diez países con más ilegales, sólo resta por 
repartir la nacionalidad de un millón 550 mil y esto entre más 
de 200 países. Sabemos también que hay otras 15 naciones que 
aportan más emigrantes con papeles legales que Venezuela. 
Entonces, estos 15 países deberían tener también más población 
no autorizada
que Venezuela. Esto ofrece luces para concluir que los ilegales 
venezolanos en EUA no están cerca de 100 mil, como comúnmente 
se escucha decir en declaraciones de algunos voceros venezolanos 
en Miami.
Aún más, el censo de EUA 2010 contó 531 mil peruanos en el territorio. 
Es decir la cantidad de ciudadanos del Perú es mucho más que el 
doble de la cantidad de venezolanos. Y ocurre que Perú tampoco 
aparece entre los diez primeros países suplidores de inmigrantes 
ilegales. Ese censo reportó 471 mil colombianos, y Colombia tampoco 
aparece entre los 10 países con más indocumentados.  No hay 130 mil 
peruanos ilegales en Estados Unidos. Tampoco hay 130 mil colombianos 
ilegales.
Mucho menos los puede haber venezolanos.
Sobre este asunto sólo me resta informar que, usando la Ley 
sobre Derecho a la Información (Freedom Of Information Act, Foia) 
he solicitado en varias oportunidades la cifra de venezolanos no 
autorizados en territorio de EUA. Para la fecha de edición de este 
libro todavía no había recibido tal información.
Al final de este capítulo hay una tabla explicativa de esta realidad. 
Sin embargo, y a propósito de esto, cabe explicar que la residencia 
permanente, en realidad no es tal. Puede ser revocada en cualquier 
momento. Ése fue el caso que me contó personalmente en diciembre 
de 2011 la señora Marina, quien vive en Orlando. Su familia tiene 
varios años en EUA. Una de sus hijas nunca terminó de adaptarse 
y tomó el camino de las drogas.
Ocurrió en 2010 que la joven sacó unas pastillas del baño del padre 
de su novio, un joven  norteamericano. Y el señor decidió 
denunciarla. La muchacha estuvo presa una semana. La familia 
había dado el asunto por olvidado, cuando en diciembre de 2011 
la joven recibió una carta del Departamento de Seguridad Interna. 
Le informaban que su visa había sido revocada y que debía salir 
del país antes del 16 de enero de 2012.
Ésa es la situación jurídica del asunto, que la familia apeló para, al 
menos, dar largas. Pero hay también una perspectiva familiar, ya 
que durante el último trimestre de 2011, la joven había parido un 
niño de su mismo novio. El asunto se complicó aún más porque 
el joven anunció que nunca firmaría el permiso  para que su hijo 
viajara a Venezuela. Alega que ha escuchado muchas cosas malas 
de este país y que nunca se perdonaría que su hijo le reclamara 
en el futuro por haber permitido que le llevaran allí.
En enero de 2012 le fue quitada la custodia del niño, a quien 
cuida ahora su suegra. La joven venezolana sólo puede ver a 
su hijo de visita. Éste es el drama. Esa familia venezolana debe 
estar enfrentando dos casos judiciales en un país extranjero.
Entro en los siguientes capítulos a desmenuzar y ver en 
perspectiva la vida de los venezolanos en  Norteamérica. 
Sólo resta explicar cierto fenómeno que producen los venezolanos. 
En Estados Unidos más de la mitad de los admitidos en 2010 se 
concentró en el Estado de Florida (5 mil 074). Aun más, en el 
núcleo definido por las ciudades Miami-Fort Lauderdale-Pompano 
Beach, Florida, está 42 por ciento de todos los venezolanos que 
recibieron la green card en 2010. Es decir los venezolanos están 
en masa al sur de Florida.
Sin embargo, hay venezolanos en casi todos los estados. En 
Canadá hay más venezolanos en las ciudades de Montreal, 
Toronto y Calgary
.




No hay comentarios:

Publicar un comentario