El dramaturgo Rodolfo Santana se despidió de la vida hostil
El autor, nacido en Guarenas, deja un legado de más de 80 piezas teatrales.
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Su compromiso político siempre persistió en el teatro (Archivo)
JUAN ANTONIO GONZÁLEZ | EL UNIVERSAL
lunes 22 de octubre de 2012 12:00 AM
Como todas las noticias que no se desea recibir durante una guardia dominical, la del repentino deceso del dramaturgo Rodolfo Santana fue recibida, primero con el escepticismo propio de quien no da crédito a priori a todo lo que se publica en la red social Twitter -¿cuántas veces no han matado allí al maestro Simón Díaz?-, pero luego, una vez confirmada la información, con la desazón de la partida inesperada de uno de los autores teatrales que mejor supo representar la idiosincracia de ese montón de ángeles perdidos en una ciudad hostil como Caracas.
Aquejado por una diabetes que se le complicó con una infección pulmonar, el autor de piezas como Mirando al tendido, El animador, Ángel perdido en la ciudad hostil, Gracias José Gregorio Hernández y Virgen de Coromoto por los favores recibidos, Encuentro en el parque peligroso y La empresa perdona un momento de locura, entre otras, falleció la mañana de ayer en el hospital del Seguro Social de Guarenas, según lo confirmó a El Universal el presidente de Fundarte, Freddy Ñáñez.
Nacido en Guarenas, el 25 de octubre de 1944, Santana siempre se reconoció como un hombre de letras. Desde los 15 años escribía cuentos y novelas breves, hasta que a partir de los 19 años comenzó a vincularse con el teatro, disciplina desde la que se propuso ahondar en temas de profunda raíz latinoamericana y universal.
En 1969 se vinculó con agrupaciones teatrales universitarios y un año después comenzó a dirigir el Teatro Universitario de Maracay, adscrito a la Universidad Central de Venezuela. Ese mismo año, obtuvo el Premio Nacional de Teatro, que se otorgaba por primera vez en Venezuela con la obra Barbarroja.
El universo temático de Santana abarca aspectos como la violencia, la identidad, las costumbres, la expresión sincrética, la magia, la santería, el poder, la influencia de los medios de comunicación y hasta la proyección del deporte en las sociedades.
En 2007, Santana declaró a El Universal: "Mi obra siempre ha estado comprometida con los procesos revolucionarios, mi teatro es testigo permanente de los procesos que viven Venezuela y América Latina, porque es allí donde se puede asentar un teatro nacional. En el campo del teatro yo no distingo polarizaciones, la polarización es panfleto. Todo teatro es político, mas no politizado, partidista, endeble, superficial o panfletario. No creo en el teatro blandengue o evasivo, que abandone la circunstancia histórica. El papel del dramaturgo es escribir extraordinarias obras que expresen los movimientos históricos de manera especial, que busque la verdad y provoque debate y conflicto en el espectador".
Su compromiso en las tablas también se reflejó en el cine nacional, que lo tuvo como uno de sus más originales autores. Allí están para confirmarlo películas como El reincidente, El crimen del penalista, Compañero de viaje y Los criminales (todas de Clemente de la Cerda), La empresa perdona un momento de locura (Mauricio Walerstein) y El Caracazo, (Román Chalbaud).
"Estoy tristísimo. El legado de Rodolfo Santana es muy grande. Él trabajo muchísimo por el teatro y la cultura de Venezuela. Tuve el honor de dirigir el guión de la telenovela Amores de barrio adentro y de la película El Caracazo. En el teatro es uno de los mejores dramaturgos. Siempre estuvo al lado de la justicia y de la verdad", dijo Chalbaud.
Hasta ayer no se conocían detalles del sepelio, pero Freddy Ñáñez aseguró que el Gobierno le dará todo su apoyo a la familia del dramaturgo. "La muerte de Santana es una pérdida que no se puede compensar ni describir con palabras, pues él sigue siendo una presencia orgánica, un ejemplo del hombre ético", dijo.
Aquejado por una diabetes que se le complicó con una infección pulmonar, el autor de piezas como Mirando al tendido, El animador, Ángel perdido en la ciudad hostil, Gracias José Gregorio Hernández y Virgen de Coromoto por los favores recibidos, Encuentro en el parque peligroso y La empresa perdona un momento de locura, entre otras, falleció la mañana de ayer en el hospital del Seguro Social de Guarenas, según lo confirmó a El Universal el presidente de Fundarte, Freddy Ñáñez.
Nacido en Guarenas, el 25 de octubre de 1944, Santana siempre se reconoció como un hombre de letras. Desde los 15 años escribía cuentos y novelas breves, hasta que a partir de los 19 años comenzó a vincularse con el teatro, disciplina desde la que se propuso ahondar en temas de profunda raíz latinoamericana y universal.
En 1969 se vinculó con agrupaciones teatrales universitarios y un año después comenzó a dirigir el Teatro Universitario de Maracay, adscrito a la Universidad Central de Venezuela. Ese mismo año, obtuvo el Premio Nacional de Teatro, que se otorgaba por primera vez en Venezuela con la obra Barbarroja.
El universo temático de Santana abarca aspectos como la violencia, la identidad, las costumbres, la expresión sincrética, la magia, la santería, el poder, la influencia de los medios de comunicación y hasta la proyección del deporte en las sociedades.
En 2007, Santana declaró a El Universal: "Mi obra siempre ha estado comprometida con los procesos revolucionarios, mi teatro es testigo permanente de los procesos que viven Venezuela y América Latina, porque es allí donde se puede asentar un teatro nacional. En el campo del teatro yo no distingo polarizaciones, la polarización es panfleto. Todo teatro es político, mas no politizado, partidista, endeble, superficial o panfletario. No creo en el teatro blandengue o evasivo, que abandone la circunstancia histórica. El papel del dramaturgo es escribir extraordinarias obras que expresen los movimientos históricos de manera especial, que busque la verdad y provoque debate y conflicto en el espectador".
Su compromiso en las tablas también se reflejó en el cine nacional, que lo tuvo como uno de sus más originales autores. Allí están para confirmarlo películas como El reincidente, El crimen del penalista, Compañero de viaje y Los criminales (todas de Clemente de la Cerda), La empresa perdona un momento de locura (Mauricio Walerstein) y El Caracazo, (Román Chalbaud).
"Estoy tristísimo. El legado de Rodolfo Santana es muy grande. Él trabajo muchísimo por el teatro y la cultura de Venezuela. Tuve el honor de dirigir el guión de la telenovela Amores de barrio adentro y de la película El Caracazo. En el teatro es uno de los mejores dramaturgos. Siempre estuvo al lado de la justicia y de la verdad", dijo Chalbaud.
Hasta ayer no se conocían detalles del sepelio, pero Freddy Ñáñez aseguró que el Gobierno le dará todo su apoyo a la familia del dramaturgo. "La muerte de Santana es una pérdida que no se puede compensar ni describir con palabras, pues él sigue siendo una presencia orgánica, un ejemplo del hombre ético", dijo.
Rodolfo Santana partió a "asaltar al cielo"
Ayer fue velado en el Teatro Nacional y hoy será sepultado en Guarenas.
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Varios textos fueron recordados en el velatorio (Enio Perdomo)
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
martes 23 de octubre de 2012 12:00 AM
La lluvia es utilizada en las artes escénicas como metáfora de tristeza o melancolía. Pues ayer llovía fuera del Teatro Nacional y dentro también... Rodolfo Santana (1944-2012) subía al escenario de nuevo pero esta vez para un homenaje póstumo que le rindió parte de la comunidad teatral venezolana.
Ayer Santana se iba a encontrar con Humberto Orsini para conversar sobre un proyecto de teatro para las comunas. "Hace poco me pidió prestado un libro de Bertolt Brecht, donde aparece una obra llamada Terrores y miserias del Tercer Reich, que cuenta el ascenso de Hitler al poder. Creo que terminó una obra titulada Terrores y miserias en Venezuela. El año pasado él me confesó que tenía más de 100 piezas escritas y unas 40 sin editar", recordó el director y docente.
"Su obra está ligada totalmente al pueblo, al ser humano. Él escribía con un nivel mucho más elevado que como tratan siempre el teatro político o el teatro de barrio. El tenía un nivel intelectual muy alto, sin perder la esencia popular", afirma Orsini.
Asdrúbal Meléndez, 10 años mayor que Santana, lo recuerda desde sus años de juventud. "Hice la escenografía de algunas de sus obras, una de las primera fueBarba Roja. Después he trabajado en varias películas donde hago personajes que él escribió porque fue el guionista".
El actor agrega: "En el campo del oficio de la dramaturgia, el teatro y el cine, los que trabajamos allí nos sentimos como una gran fraternidad. Con Santana siento como si se muriera un hermano".
Su único hijo, Roberto Santana, contemplaba el féretro en primera fila. "El era un hermoso padre gruñón, con sentimientos hermosísimos, sumamente solidario y comprensivo", comenta, quien se crió en Maracay, estado Aragua, y se dedica también al teatro.
"Mi primer montaje fue con una obra de mi papá, El ordenanza, con un grupo de Maracay, Antágonos... No fue mi padre nada más, fue mi maestro. Lo admiro profundamente como escritor. Es más, si yo no fuera su hijo seguiría pensando que él es uno de los mejores dramaturgos de América Latina", dice el joven.
Roberto Santana aprendió de su padre la necesidad de asumir una "postura radical en el pensamiento". "En las circunstancias actuales de nuestro planeta y de la sociedad, no hay tiempo ni espacio para ser moderado, ni políticamente correcto. No es cuestión de extremismo, él creía en asaltar al cielo y yo lo creo también", dice.
Muy merecido el tributo a Rodolfo Santana en el Teatro Nacional, homenaje que también debieron tener otros como Isaac Chocrón y Gilberto Pinto.
Ayer Santana se iba a encontrar con Humberto Orsini para conversar sobre un proyecto de teatro para las comunas. "Hace poco me pidió prestado un libro de Bertolt Brecht, donde aparece una obra llamada Terrores y miserias del Tercer Reich, que cuenta el ascenso de Hitler al poder. Creo que terminó una obra titulada Terrores y miserias en Venezuela. El año pasado él me confesó que tenía más de 100 piezas escritas y unas 40 sin editar", recordó el director y docente.
"Su obra está ligada totalmente al pueblo, al ser humano. Él escribía con un nivel mucho más elevado que como tratan siempre el teatro político o el teatro de barrio. El tenía un nivel intelectual muy alto, sin perder la esencia popular", afirma Orsini.
Asdrúbal Meléndez, 10 años mayor que Santana, lo recuerda desde sus años de juventud. "Hice la escenografía de algunas de sus obras, una de las primera fueBarba Roja. Después he trabajado en varias películas donde hago personajes que él escribió porque fue el guionista".
El actor agrega: "En el campo del oficio de la dramaturgia, el teatro y el cine, los que trabajamos allí nos sentimos como una gran fraternidad. Con Santana siento como si se muriera un hermano".
Su único hijo, Roberto Santana, contemplaba el féretro en primera fila. "El era un hermoso padre gruñón, con sentimientos hermosísimos, sumamente solidario y comprensivo", comenta, quien se crió en Maracay, estado Aragua, y se dedica también al teatro.
"Mi primer montaje fue con una obra de mi papá, El ordenanza, con un grupo de Maracay, Antágonos... No fue mi padre nada más, fue mi maestro. Lo admiro profundamente como escritor. Es más, si yo no fuera su hijo seguiría pensando que él es uno de los mejores dramaturgos de América Latina", dice el joven.
Roberto Santana aprendió de su padre la necesidad de asumir una "postura radical en el pensamiento". "En las circunstancias actuales de nuestro planeta y de la sociedad, no hay tiempo ni espacio para ser moderado, ni políticamente correcto. No es cuestión de extremismo, él creía en asaltar al cielo y yo lo creo también", dice.
Muy merecido el tributo a Rodolfo Santana en el Teatro Nacional, homenaje que también debieron tener otros como Isaac Chocrón y Gilberto Pinto.
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