Yo soy

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lunes, 15 de octubre de 2012

La música es un gran unificador de gente y mentalidades. Cuando yo voy a dirigir una orquesta trato siempre de unificar los criterios, porque es obvio que hay mentalidades distintas. El director lo que tiene que hacer es convencer al músico de que hay un criterio, el director es el gran responsable de toda la interpretación de la obra, debe tratar de comunicar a través de su gesto y su palabra. La batuta habla, es la que dirige, eso puede tratar de configurar a toda esa gente y llevarla por una propuesta, el tempo...


ENTREVISTA ALFREDO RUGELES, DIRECTOR DE ORQUESTA

"La música es un gran unificador"

"Quisiera que la programación de las orquestas tuviera más inclusión de los creadores actuales" "Cuando yo fui director del Teatro Teresa Carreño se hacían seis óperas al año, por lo menos"

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"La música es un símbolo de paz y amor, uno tiene que hacer la música con amor, disciplina, optimismo", dice Rugeles CHEO PACHECO/ARCHIVO
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ , ALFREDO RUGELES , DIRECTOR DE ORQUESTA |  EL UNIVERSAL
lunes 15 de octubre de 2012  12:00 AM
De los grandes nombres de la dirección orquestal en Venezuela hay que detenerse obligatoriamente en Alfredo Rugeles, quien posee 30 años de trayectoria artística. Rugeles tiene las credenciales para estar al frente de cualquier orquesta nacional o internacional, pero también para hablar de un sector que parece ser el más favorecido de todas las artes en Venezuela, precisamente, por el Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles, del cual forma parte desde 1991. No obstante, también ha dirigido la Municipal de Caracas y otras tantas en Venezuela y el mundo. 

El maestro aboga principalmente por los compositores -gremio al que también pertenece-, por sus derechos y divulgación. 

-Quisiera que la programación de las orquestas tuviera más inclusión de los creadores actuales y creo que eso no es lo que está sucediendo. 

-¿Por qué cree que eso es así? 

-Yo precisamente me he empeñado en difundir esa música porque creo que es la música de nuestro tiempo, la que hay que tocar. Las orquestas tocan muy bien Mahler, Shostakovich y Tchaikovsky, para eso están también las orquestas de sus países, de Alemania o de Rusia. Y no es que no se deban tocar aquí, por supuesto que es parte del repertorio que debe tocar una orquesta para su formación y crecimiento, pero yo pienso que falta darle más cabida a autores venezolanos y latinoamericanos en las programaciones. 

-¿Y que ha hecho usted para que esto cambie? 

-No quiero vanagloriarme con esto, pero quizás he sido el director que más estrenos de obras he hecho en Venezuela y hemos hecho también el Festival Latinoamericano de Música, que celebró su edición 17 el año pasado, un espacio de difusión, aunque se queda como en el ghetto de esos 10 días de festival; la cosa debería continuar, que sea una cuestión más cotidiana. En 2009 creamos un ensamble de música contemporánea dentro de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar y hemos hecho conciertos con música de cámara contemporánea latinoamericana, con obras fundamentales del siglo XX. 

La taquilla 

-Esa ha sido una salida importante para mí dentro del mundo sinfónico, donde tenemos autonomía de programar ese tipo de cosas. La exigencia generalmente de las orquestas es por taquilla, por público, porque la gente le tiene como miedo a la música contemporánea -que no debería- y por eso prefieren hacer repertorio tradicional. Estamos claros nosotros también en que la música contemporánea no es una música comercial, que vende, los autores no viven de esto. Porque además, lo que más se vende es la figura del solista y el director. Nosotros estamos luchando para que el autor tenga una remuneración por su trabajo, que cobre derecho de autor por grabación y ejecución. 

-¿Puede explicar mejor eso? 

-El director, el solista y los músicos cobran; el compositor no. Se piensa que le estamos haciendo un favor al autor porque le estamos tocando su obra y no debería ser así. Hay que luchar para que las orquestas tengan entre su presupuesto el rubro del pago de derecho de autor. 

-Algunos opinan que el Sistema acapara todos los recursos del Estado ¿Cree que es así? 

-El Sistema de Orquestas es un programa social, no solamente artístico, y entiendo que por eso recibe un presupuesto mayor. Las demás orquestas tienen su apoyo por canales diferentes: La Orquesta Sinfónica de Venezuela tiene su apoyo por el Ministerio de Educación; la Filarmónica, ahora Compañía Nacional de Música, por el Ministerio de la Cultura; la Municipal, por la Alcaldía de Caracas, y así, sucesivamente. Mi deseo es que se siga apoyando a la cultura y la música. Yo estoy dentro de la música y me siento beneficiado porque puedo seguir haciendo lo que sé y me gusta hacer. Yo insistiría es en el asunto de la creación. Ha sido muy poco o casi nada lo que se ha hecho en cuanto a apoyo de la creación musical, de los compositores. Yo creo que el Ministerio de la Cultura, o como se llame, debería apoyar a los compositores. 

-¿Hay cabida en el mundo orquestal venezolano para todos los talentos que salen del Sistema? 

-Han estado trabajando dentro de las orquestas, ya no solamente están la Bolívar A y B, sino la Juvenil de Caracas y la Teresa Carreño, hay orquestas en el interior. Entiendo que los talentos están canalizados por allí y que tienen un sistema de vida acorde con su nivel. Recuerda que después de audicionar y tener cierto nivel, es que los jóvenes pueden entrar. Además, no todos llegan a ser músicos de primera, no tienen que ser músicos, sino que pasan por esa experiencia y de allí pueden ir a otras carreras y otras actividades. Ese es el camino que llevan los que se van formando dentro del Sistema. Yo, por ejemplo, estoy dando clases a directores nuevos, tengo una maestría de música en la Universidad Simón Bolívar, siempre hay gente formándose. 

-Según el diputado Miguel Ángel Rodríguez, la Asamblea Nacional negó la petición de celebrar el centenario del natalicio de Fedora Alemán ¿Qué opinión le merece esto? 

-Me parece lamentable porque Fedora Alemán fue una personalidad que nos representó en el mundo artístico nacional e internacional, una cantante que fue aclamada en tantos escenarios mundiales. Me parece absurdo, increíble, injusto, porque Fedora es una personalidad, no es cualquier cantante. 

-¿No siente que ha habido un desbalance en los últimos 14 años por una mayor valoración de las manifestaciones tradicionales y los cultores populares, en detrimento de lo llamado "elitesco", la ópera, el ballet..? 

-Efectivamente, hubo mucho de eso al principio, pero eso se ha balanceado, aunque creo que es poco todavía. Cuando yo fui director del Teatro Teresa Carreño (1987-1991) se hacían seis óperas al año, por lo menos, y ahora yo creo que se hacen dos o tres. Hay un universo de cantantes jóvenes nuevos, o sea, que se podría hacer mucho más en lo lírico. Yo creo que una cosa no tiene nada que ver con la otra, todo el mundo debería tener su espacio, y como decía el maestro Aldemaro Romero, "Hay música buena y música mala", y de esto hablamos en la música clásica y en la popular también. 

-¿Se acabó el prurito de tocar música popular de raíz tradicional en las orquestas sinfónicas? 

-Sí, yo creo que eso ya se acabó. Al contrario, creo que se hecho algo más natural, se ha tocado. Nosotros hicimos un concierto con música de Aldemaro, a las pocas semanas de haber fallecido, de obras sinfónicas del corte clásico y una segunda parte más popular, con la Onda Nueva. Muchos compositores venezolanos están escribiendo música que tiene mucho que ver con la raíz folklórica, no es el estilo que yo trabajo, pero hoy en día hay más libertad en lo creativo. 

-¿Si Venezuela fuera una gran orquesta cómo haría para que la sinfonía termine de afinar? 

-Yo creo que hay que sacar una enseñanza de todo esto. La música es un gran unificador de gente y mentalidades. Cuando yo voy a dirigir una orquesta trato siempre de unificar los criterios, porque es obvio que hay mentalidades distintas. El director lo que tiene que hacer es convencer al músico de que hay un criterio, el director es el gran responsable de toda la interpretación de la obra, debe tratar de comunicar a través de su gesto y su palabra. La batuta habla, es la que dirige, eso puede tratar de configurar a toda esa gente y llevarla por una propuesta, el tempo... "Esta es mi versión, lo que quiero hacer", y para poderlo hacer uno tiene que estar muy seguro de uno mismo, eso significa que uno debe estudiar, saberse bien la partitura.

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