Yo soy

Yo soy

viernes, 14 de septiembre de 2012

Divino Pastor Góngora, la obra, también es una denuncia al poder que censura el arte. Y aunque está ambientada en 1790, toca un tema contemporáneo: el de la tolerancia. "La función de los artistas es cuestionar al poder siempre, mande quien mande. Y Divino es consecuente con su tiempo. Es un personaje cándido, pero también resulta un antihéroe. Es el equivalente al Lazarillo de Tormes, a la suma de Don Quijote y Sancho Panza".


"Divino Pastor Góngora": teatro dentro del teatro

La obra del mexicano Jaime Chabaud se presenta en el Celarg

imageRotate
El unipersonal estará hasta el 23 de septiembre en Altamira CORTESÍA
EL UNIVERSAL
viernes 14 de septiembre de 2012  12:00 AM
Divino Pastor Góngora tuvo sus momentos de fama teatral. Ahora sabe que va a ser asesinado en cualquier momento. Por eso hace de la cárcel su propio escenario para contar las penurias que vivió antes de caer preso por la Inquisición. La pieza del mexicano Jaime Chabaud, que se estrenó la semana pasada en el Celarg, retrata las desventuras de un actor ficticio del siglo XVIII que se interpreta a sí mismo. 

La pieza, una coproducción de los colectivos El Arte de los Títeres y La Coperacha do Brasil, es un unipersonal -dirigido por Javier Serrano- que narra la historia de un artista que de obtener el respeto de la corona española pasó a ser perseguido por supuestos delitos: dicen que invitó al pueblo a revelarse contra sus gobernantes, que llevaba una vida licenciosa y que embarazó a la sobrina de un inquisidor, entre otras excusas para detenerlo. 

Héctor Caro le da vida al personaje, que se convierte en otros 14 personajes a la vez. Le cuenta su vida a sus compañeros de celda (que son el propio público), les interpreta todo lo que sufrió para llegar ahí. "Divino Pastor Góngora les relata cómo, a punto de acariciar los grandes escenarios, tuvo que huir de sus perseguidores. Sabe que la única manera de no morirse del todo es representar su historia en la cárcel", indicó el actor de Guadalajara. Lo dice el propio personaje en la obra: "Si mis faltas no fueron muchas, viviré más allá de esta representación en la memoria de uno de vosotros". 

Así, Caro -en 80 minutos- se transforma en víctima y victimario, hombres y mujeres, frutas y verduras. "Divino Pastor Góngora los representa, juega, se divierte con ellos. Interpreta sainetes que se cuestionaban en la época, se burla de la autoridad, recita poemas, canta canciones prohibidas", agregó el mexicano, que está residenciado en Caracas desde 2010. 

Divino Pastor Góngora, la obra, también es una denuncia al poder que censura el arte. Y aunque está ambientada en 1790, toca un tema contemporáneo: el de la tolerancia. "La función de los artistas es cuestionar al poder siempre, mande quien mande. Y Divino es consecuente con su tiempo. Es un personaje cándido, pero también resulta un antihéroe. Es el equivalente al Lazarillo de Tormes, a la suma de Don Quijote y Sancho Panza". 

La pieza, que tiene funciones de jueves a domingo, hasta el 23 de septiembre, ya se montó (desde su estreno en 2003) en algunas ciudades de México, Colombia y Brasil. Ahora, tras su paso de dos semanas por el Teatro Luis Peraza en 2011, regresa a la cartelera nacional. Divino Pastor Góngora quiere permanecer en el tiempo. 

dfermin@eluniversal.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario