Yo soy

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sábado, 8 de septiembre de 2012

Si bien la historia de "Ana Karenina" fue llevada en numerosas oportunidades al cine, con actrices como Greta Garbo o Vivien Leigh en el papel principal, Wright decidió darle una vuelta de tuerca muy particular a la historia ambientándola en su mayor parte en escenarios teatrales.


Una "Ana Karenina" teatral sale a la conquista del público en Toronto

El director británico Joe Wright adaptó la obra de Leon Tolstoi.

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Keira Knightley protagoniza la pieza (Cortesía)
DPA/EL UNIVERSAL
viernes 7 de septiembre de 2012  12:56 PM
El director británico Joe Wright sabe adaptar novelas al cine: lo hizo en su primer largometraje, "Orgullo y prejuicio", con "Expiación", y ahora con uno de los grandes clásicos rusos, "Ana Karenina", de Leon Tolstoi, que tendrá hoy su estreno mundial para el público durante el Festival de Cine de Toronto (TIFF).

Pero, además, en todas ellas Wright contó con la que ya podría llamarse su actriz fetiche, Keira Knightley, a la que transformó en mujeres de todas las épocas: la encantadora señorita Bennet de la Inglaterra del siglo XX de Jane Austen; Cecilia Tallis, la joven inglesa separada de su amante durante la Segunda Guerra Mundial en la novela de McEwan y ahora la dama de la alta sociedad rusa del siglo XIX que arriesga todo por un amor.

Si bien la historia de "Ana Karenina" fue llevada en numerosas oportunidades al cine, con actrices como Greta Garbo o Vivien Leigh en el papel principal, Wright decidió darle una vuelta de tuerca muy particular a la historia ambientándola en su mayor parte en escenarios teatrales.

Aunque hay algunas escenas de exteriores, el drama del amor que Ana Karenina, casada con un ministro de la Rusia imperial, Alexei Karenin (Jude Law), siente por un joven oficial, el conde Vronsky (Aaron Johnson), transcurre mayormente en lugares cerrados, muchas veces con ambientaciones ostentosamente artificiales que remiten a un escenario teatral.

Hay trenes que parecen de juguete, fachadas de San Petersburgo que no buscan ocultar su naturaleza de decorados, telones que se levantan ampulosamente para dar inicio a algunas escenas e incluso momentos coreográficos más cercanos al ballet que al baile de salón que supuestamente representan. En otras ocasiones, sin embargo, la historia se torna más real, al igual que la pasión de Ana Karenina por Vronsky, que la lleva a perder su matrimonio y también su posición en la alta sociedad.

La apuesta es audaz, sobre todo porque Tolstoi, a diferencia de su contemporáneo Anton Chejov, era novelista. El responsable de adaptar la extensa novela de Tolstoi para Wright es Tom Stoppard, el autor detrás de películas como "Shakespeare in Love", de John Madden y "El imperio del sol", de Steven Spielberg.

Si bien Keira Knightley actuó en numerosas películas de época a lo largo de su carrera (una de las últimas "A Dangerous Method", de David Cronenberg, que pasó el año pasado por el TIFF), sorprende Jude Law en el papel del taciturno y contenido Alexei Karenin, el marido traicionado por Ana, con una caracterización muy lejana a su rol de simpático seductor en comedias románticas como "Alfie" o "El descanso".

Un capítulo aparte merece el vestuario de la película, a cargo de Jacqueline Durran, habitual colaboradora de Wright, que viste a Knightley con modelos de colas largas, gasas abullonadas y brocados, trabajo que, según se rumorea ya en Toronto, podría valerle una nominación al Oscar al mejor vestuario.

El elenco se completa con Matthew Macfayden como un gracioso Stiva Oblonsky, el hermano de Ana por el que ésta viaja en primer lugar de San Petersburgo a Moscú para ayudarle a recomponer su matrimonio, que está en la cuerda floja debido a una infidelidad, Kelly Macdonald como su abnegada esposa y Domhnall Gleeson como Levin, el hombre de campo que se enamora de Kitty (Alicia Vikander), la hermosa y bien posicionada doncella que el conde Vronsky desprecia al enamorarse perdidamente de Ana.

Si bien se creía que "Ana Karenina" iba a formar parte del Festival de Venecia, que se superpone en su recta final con el de Toronto y que Wright abrió con "Expiación" hace algunos años, esta vez el director eligió la ciudad canadiense para su último trabajo, una prueba más de la creciente importancia del TIFF. 

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