Yo soy

Yo soy

domingo, 16 de diciembre de 2012

Cuando caminaba por las oscuras calles del centro de Valencia imaginaba las historias que encerraba cada casa, casa habitación...la relación de las personas con sus espacios íntimos


 MIRADA EXPUESTA ANA MARÍA OLEA

Caen la noche y las máscaras

La fotógrafa centra su atención en la íntima nocturnidad de los ciudadanos

imageRotate
"¿Es posible, de alguna manera, llegar al verdadero llanto y al verdadero gozo del otro, allende cualquiera de sus fachadas? ¿Puede mi empatía escuchar a los peces cuando lloran en sus peceras de cemento?", se pregunta Ana María Olea
| 1 | 2 | 3 | 4 |
JUAN ANTONIO GONZÁLEZ |  EL UNIVERSAL
domingo 16 de diciembre de 2012  12:00 AM
Cuando vi por primera vez la serie ¿Quién escucha a los peces cuando lloran?, por formación o deformación, pensé en la película de Alfred Hitchcock, La ventana indiscreta. Pero lo menos que desea ser su autora, la fotógrafa caraqueña Ana María Olea, es una voyeurista con alma detectivesca al estilo del personaje encarnado por James Stewart para el cínico "Hitch". 

Desde el poético título que Olea escogió para su propuesta queda claro que se trata de una aproximación sincera y nocturnal a la relación de las personas con sus espacios íntimos: cada uno de los ambientes -sala, comedor, cocina, habitación- donde el vínculo social entra en una pausa momentánea para el encuentro consigo mismo. ¿Quién escucha a los peces cuando lloran?, reflexiona sobre la vivienda y la noche como reductos de la intimidad. 

Dice la fotógrafa, que establece conexiones sensibles entre literatura y la imagen: "El recogerse en el propio domicilio (tan asociado con el pernoctar) puede verse como un acto de atrincheramiento que nos permite ser lo que somos cuando nadie nos ve. De pronto, puertas y ventanas son apenas fronteras de un exterior que pierde el poder de conminarnos a una actitud exitosa o políticamente correcta". 

Si es de noche, mire hacia los edificios que le rodean, hacia esos balcones y ventanas, pero no con ánimo de mirón, sino con la certeza que de quienes están detrás de ellos viven por pocas horas sin la fachada que la sociedad les obliga a construirse. 

mirada.expuesta@gmail.com

1 comentario:

  1. Gracias, David, por tu gentileza al hacer eco del artículo.

    Saludos,

    Ana Olea

    ResponderEliminar