Yo soy

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sábado, 14 de abril de 2012

"Es mejor decidir una cuestión sin debatir, que seguir debatiendo una cuestión sin que nunca se llegue a decidir" Joseph Juberat



Democracia bolivariana, participativa y protagónica

Miguel hurtado Leña

Martes, 31 de mayo de 2005

"Las cosas falsas son muy débiles"
Simón Bolívar

El título de este artículo corresponde a la expresión que los voceros del gobierno, comenzando por el propio presidente, repiten ad nauseam sin el menor análisis. Ya es una simple y huera muletilla en su desmedida propaganda a la "revolución pacífica" que dicen estar adelantando.
Democracia… "bolivariana, participativa y protagónica" ¿Qué quiere decir esto? ¿Cuáles son, en realidad, los principios que inspiran y definen esta presunta "nueva" democracia? Esto debe quedar muy claro, porque a la confusión en los "principios" corresponde necesariamente la arbitrariedad en los actos. Esa muletilla plantea, ab initio, un doble problema: uno, la falta de claridad conceptual en el vocabulario y en los valores que se manejan, y otro, de interpretación del pensamiento bolivariano. ¿Por qué esta constitución y la democracia que ella consagra son "bolivarianas" y las anteriores (especialmente la última que tanto se criticó) no lo eran? ¿Fue acaso porque no le dieron importancia o despreciaron el legado histórico de Bolívar?... Yo no creo que fuese así porque la constitución de 1961 en su prólogo, reconoce expresamente a Simón Bolívar, como "la más alta expresión de los servidores de la patria", y en su contenido no hay absolutamente nada que pueda señalarse como contrario a los principios políticos que presidieron su pensamiento.
Se dice, además, que la democracia "representativa " anterior sólo era corrupción ("puntofijismo", "cúpulas corruptas", "oligarquía"…), por lo cual se abolió, y que la democracia actual ha sustituido la "representación" por la "participación" y el "protagonismo" del pueblo. A mí particularmente –que no se nada, o muy poco, sobre acción política militante y partidista, pero sí algo de teoría política y de historia de las ideas políticas– esto me confunde terriblemente por varias razones: 1- Lo de "bolivariana", porque después de haber estudiado por muchos años el pensamiento y la obra de Bolívar, he llegado a la conclusión de que, según él, una constitución debía ser un texto normativo, no un instrumento de poder para un hombre, partido o facción; en ella debería predominar la norma impersonal sobre la voluntad individual y sobre los intereses particulares de un sector determinado de la sociedad; y esto no es precisamente lo que trasluce la constitución "bolivariana" actual, pues contrariamente a lo que pensaba Bolívar, fue fabricada ad hoc y a prisa según los deseos del Presidente entrante para acumular en sus manos y en su parido todo "el poder".
Por otra parte, si bien es injusto calificar a Bolívar como "antidemócrata", es verdad que siempre manifestó sus aprensiones contra la democracia, y cuando se refiere a ella –si bien la alaba como modelo teórico– le pone uno o varios "peros" a la hora de su aplicación. Es constante en su discurso una gran desconfianza en un gobierno decisivamente intervenido por las mayorías populares, como se precia de serlo el actual régimen. En los sistemas de gobierno que propuso Bolívar, en Angostura y en Bolivia, queda enormemente restringida la participación popular en los asuntos de interés público y en las decisiones del gobierno; y, además el principio alternativo, esencial en la democracia moderna, queda reducido al mínimo: Presidente vitalicio con derecho a designar su sucesor, Senado, Areópago y Censores vitalicios, como "instituciones aristocráticas" que servirían para "temperar la democracia absoluta" que, según creyó Bolívar, era "tan tiránica como un déspota" (carta a Guillermo White, 26-5-1820).
2- Lo de "participativa" me confunde, porque me suena redundante, a perogrullada, pues, etimológicamente, conceptualmente, no puede haber democracia sin alguna forma de participación del pueblo; ésta es inherente al concepto mismo de democracia. La participación puede tener grados, es verdad; puede ser más o menos amplia o restringida, directa o indirecta, con real o sólo aparente poder de decisión, pero sin participación del pueblo –entendido como el conjunto de todos los ciudadanos activos políticamente– no hay democracia posible; de manera que decir "democracia participativa" es como decir: "candela caliente que queme". Pero además, aunque se diga que no, esta democracia es y tiene que seguir siendo "representativa ", porque –a diferencia de la democracia inventada y practicada por los atenienses en el siglo V a. C.– aquélla era "directa", y podía serlo por la pequeña escala territorial de la polis y por el corto número de ciudadanos efectivos. Éstos, al menos teóricamente, podían reunirse todos en un solo sitio (la colina del Pnyx) para formar la "ecclesia", (asamblea del pueblo) y allí decidir, sin necesidad de intermediarios (o representantes), todo lo concerniente a la vida y a los intereses de la comunidad política a la que pertenecían. El principio de separación y armonía de los poderes públicos no estaba aún establecido y, así, los pocos ciudadanos que asistían a la asamblea ateniense podían dar directamente su voto a favor o en contra de cualquier ley o acción de gobierno que se sometiese a su consulta. Esta acción directa de los ciudadanos en toda la amplitud de la acción política es imposible hoy en día; la democracia moderna, extendida por casi todo el mundo, tiene necesariamente que acudir al mecanismo de la representación, porque los ciudadanos se cuentan por millones y –aparte de que no podrían nunca reunirse en una asamblea, para discutirlo todo y decidirlo todo– tampoco podrían gobernar directamente toda la nación.
Si la democracia actual "no es representativa sino participativa" –como se dice insistentemente–, entonces, pregunto: ¿Cómo se consideran a sí mismos– si no es como representantes del pueblo– el presidente y el vicepresidente de la república, todos los funcionarios electos, los diputados tanto nacionales como regionales y, en general, los depositarios de los cinco poderes públicos que contempla la constitución "bolivariana"?... Todos deben tener conciencia de que son representantes del pueblo que los designó para ejercer un determinado poder. Y si no es así, es muy grave, porque estoy convencido que si el principio de la representatividad popular de la democracia se niega, se acepta entonces el caudillismo y la inmediatez del liderazgo personalista, que fue precisamente uno de los peligros de los que Bolívar quiso librar al precepto de la soberanía popular que él siempre aceptó. Quien diga que no representa al pueblo, pero se pone en su lugar y decide en su nombre es un usurpador, un tirano (en el sentido que tenía este término en la Grecia clásica). Y la tiranía era para los griegos (y para nosotros también) la antítesis la democracia.
3- Lo de "protagónica", sencillamente, no lo entiendo, porque la palabra ni siquiera figura en los diccionarios (al menos en los que yo tengo). La palabra "protagonista" se refiere a la persona o personaje, con nombre propio (real o ficticio) que desempeña el papel principal, en una obra o acontecimiento, y ese actor se diferencia claramente de la masa, de los extras, de los coros, de la multitud. Un ser colectivo y anónimo (el pueblo, por ejemplo) no puede ser llamado "protagonista" por más participación popular que haya en un acontecimiento colectivo. Aún en el socorrido ejemplo de la obra Fuenteovejuna de Lope de Vega, el protagonista es el Comendador Mayor, Fernán Pérez de Guzmán, y no "el pueblo" que lo mató. No obstante lo dicho, acepto el neologismo, porque no soy purista del lenguaje. Pero, en todo caso, si lo que se quiere decir (y hacer creer) es que ahora esta democracia es protagónica, porque –en todo lo que se hace y se dice en la esfera de lo público– el protagonista es "el pueblo", esto no es más que es mera retórica, espejismo, ilusión. .. en suma, una gran mentira. Y todos los lectores saben por qué lo digo.
Queda pues ratificado que… a falta de claridad en los principios corresponde necesariamente arbitrariedad en los actos y también que –como lo dijo Bolívar– "las cosas falsas son muy débiles".
(*): Historiador–profesor universitario






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