Yo soy

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viernes, 24 de junio de 2011

En mi vida habia sabido lo que es un PRAN, en nuestra celda estuvimos muy lejos de ellos solo fui un Profesor de las Misiones del gobierno al servicio del Anexo de la Escuela del Rodeo I

Los "pranes"

El Estado venezolano abandonó a las cárceles y la corrupción prostituyó el sistema
GERARDO BLYDE | EL UNIVERSAL
viernes 24 de junio de 2011 12:00 AM

La pregunta no es si el Gobierno Nacional puede o no hacer uso de la fuerza del Estado para desarmar y poner orden dentro de un establecimiento penitenciario. Por supuesto puede y debe hacerlo, siempre que garantice y se esfuerce en respetar los derechos humanos de quienes allí cumplen condena o están siendo procesados. La pregunta debe ser: ¿por qué se permitió que la situación puertas adentro de las cárceles llegara al extremo de hacerlas incontrolables, de tener presos armados hasta los dientes y de permitir que algunos se hayan convertido en los reales directores de los retenes?

Años de abandono y corrupción crearon una situación insostenible que terminó produciendo a lo interno un enfrentamiento entre "pranes", con varios muertos por armas de fuego. Esto derivó en lo que vemos: el Gobierno tomó acciones contundentes para retomar el control que perdió hace mucho tiempo o nunca tuvo.

Es el Gobierno Nacional -y ningún otro ente- el único responsable de que la situación haya llegado al límite. El Gobierno ha mantenido bajo su control todos los centros penitenciarios del país, en contra de la Constitución Nacional que ordena transferirlos a las gobernaciones. Consideró el constituyente que, en un Estado federal descentralizado, las cárceles debían responder a ese mismo esquema y ser gestionadas por cada gobernador, para que así éste ejerciera un control más directo sobre cada centro de reclusión. El Gobierno Nacional, que sistemáticamente desacata todos los mandatos descentralizadores que marca la Constitución, imponiendo una política centralista, tratando de fabricar un Estado unitario, restándoles competencias y recursos a gobernaciones y alcaldías para absorberlas él, en esta materia también ha sido centralista. Y, otra vez, fracasó.

Las cárceles venezolanas se encuentran hoy en la misma situación en que se encontraban El Rodeo I y II antes de la intervención del Gobierno con la Fuerza Armada. Unos individuos denominados pranes, que cumplen condena por diversos delitos, se convirtieron en reyezuelos a lo interno de esos muros y lo controlan todo. Tienen poder absoluto hasta para decidir quién vive y quién fallece, imponiendo la pena de muerte a quien no pague o no obedezca sus órdenes. Están fuertemente armados y poseen su escuadrón de la muerte para ejecutar sus mandatos. Obtienen ingresos de varias fuentes. Le cobran a cada preso por permitirles vivir. Los familiares lo saben y son quienes deben llevar ese dinero para pagar este peaje. Controlan el tráfico de drogas dentro de los penales. Para ello cuentan con una red interna de cómplices corruptos entre quienes los custodian externa e internamente, para permitir su ingreso, almacenamiento y venta.

Otra fuente de ingresos consiste en realizar llamadas telefónicas al azar a ciudadanos libres a quienes amenazan con secuestrarlos a él o a sus familiares si no se les paga una suma. Muchos han caído en este montaje. Ante el miedo que producen las llamadas, terminan pagando. Cuando el ciudadano se niega a pagar, normalmente porque no tiene los recursos que el preso exige, terminan exigiéndole una cantidad de claves de tarjetas telefónicas para recargar sus teléfonos móviles y poder seguir tratando de extorsionar a otros. Nadie se explica cómo estos delincuentes poseen a placer celulares dentro de los penales y pueden estar todo el día haciendo llamadas para chantajear a ciudadanos.

Algunos pranes están ligados o aún pertenecen a bandas delictivas que están en libertad cometiendo delitos, ya sea de tráfico de drogas, de secuestros, de robo y hurto de vehículos o de traficantes de armas ilegales. Con la absoluta libertad de acción interna que poseen y la confianza de poder comunicarse a cualquier hora con sus "socios" externos por medio de sus celulares, desde las cárceles dirigen bandas de delincuentes. De esos hechos también reciben su cuota parte.

El Estado venezolano abandonó a las cárceles y la corrupción prostituyó el sistema. Antes era muy deficiente, pero ahora sin duda está mucho peor. No es creando un nuevo ministerio para las penitenciarías como va a cambiar la situación. El constituyente tenía razón: las cárceles deben ser descentralizadas y entregadas a los gobernadores para que cada uno controle directamente a cada establecimiento. Mientras las tenga éste o cualquier otro gobierno central, el problema persistirá pues un gobierno no puede abarcarlo y controlarlo todo, desde la producción de alimentos, la construcción de casas, la generación eléctrica, el mantenimiento de vías y puentes hasta el control de cada cárcel, por sólo nombrar algunas de las cosas que pretende hacer solo el Gobierno Nacional.

gblyde@gmail.com

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