Yo soy

Yo soy

martes, 14 de junio de 2011

Ojalá se acuerden de todos nosotros. Yo me he dedicado a hacer esa actividad docente en el Rodeo I

14 junio 2011

Reos de "Tocuyito" estudian para disminuir condena

Johanna Alvarez

jalvarez@el-carabobeno.com

Sunimar Fuenmayor tiene dos años ejerciendo la docencia. Hace tres meses dejó las aulas regulares para enseñarle, como facilitadora de la Misión Ribas, a un grupo conformado por acusados de homicidio, robo y tráfico de drogas.

Un total de 880 reos del Internado Judicial de Carabobo, conocido como Penal de Tocuyito, estudia en las diferentes modalidades educativas. Mientras cumplen condena o esperan sentencia, pueden terminar la primaria, el bachillerato y hasta graduarse en unos contados programas que ofrece la Universidad Nacional Abierta, el Inces o la Misión Sucre. El jefe de la Unidad Educativa de este internado, Jesús Oronoz, especifica que 279 internos estudian en libre escolaridad (primaria); 446 en Misión Ribas (secundaria); 184, en el liceo "Francisco de Miranda"; 16 alumnos en la UNA (en Ingeniería de Sistemas o Administración Comercial); 12, en el curso Introductorio de la UNA; y 8 en la Misión Sucre (tercer semestre de estudios jurídicos).

La pequeña aula de clase de Fuenmayor está decorada con un afiche de Simón Bolívar y el dibujo de Luisa Cáceres de Arismendi, obsequio de un interno que estudia en las tardes. Hay también una pizarra para algunas materias y un televisor, donde se proyectan los programas educativos de la Misión Ribas, conducidos por un presentador con acento cubano. La facilitadora les va explicando cómo interactuar entre la pantalla y el libro de actividades que posa en los pupitres de los alumnos.

En el salón de al lado, cuatro alumnos también se mantienen observando en la pantalla de un televisor, mientras la profesora comenta que hace unos meses pudo realizar su curso de inducción en la isla de Cuba.

Una parte de las clases en el penal de Tocuyito se efectúan en la Unidad Educativa, un área administrativa donde funcionan unas tres aulas, la biblioteca, un acceso común para los programas experimentales del Inces y un salón que será laboratorio de informática de la UNA.

La gran mayoría de las clases, sin embargo, se realiza "pabellones adentro", aseguran diversos profesores, quienes resaltan con orgullo que esta práctica sólo ocurre en el Internado de Carabobo. Los pabellones cuentan con un espacio con pizarrón y silla. En el anexo de mujeres y en la Mínima, también se dictan los diferentes programas académicos.

Razones en prisión

Para los educadores que trabajan en el penal, la rehabilitación del interno es el objetivo final. Varios presos se inscriben en clases con el propósito que les permite alcanzar alguna meta mientras están alejados de la sociedad. Pero la mayoría acude al sistema educativo para disminuir la pena en el conocido "dos por uno".

Oronoz explica que de acuerdo con la ley de redención judicial, por cada dos días de estudio o trabajo, se le resta uno a la condena. Apuntó además, que los jueces suelen otorgar libertad condicionada cuando un preso se gradúa en educación superior, para que éste pueda ejercer o realizar pasantías en la calle.

Sistema educativo

Quienes deseen continuar su primaria, el penal cuenta con "libre escolaridad" (antiguamente Misión Robinson). Sin embargo, los internos analfabetas son tratados especialmente por la Unidad Educativa.

Para el bachillerato, los presos pueden optar entre la Misión Ribas, que ha graduado a 400 bachilleres desde 2004, y el liceo "Generalísimo Francisco de Miranda", con 100 graduados en los últimos siete años. Los interesados en educación superior tienen más posibilidades: la Misión Sucre, la UNA y el Inces, que ofrece varios programas certificados. Durante la visita de El Carabobeño, un grupo representativo de 30 alumnos estaba practicando para el taller de 266 horas que los acredita como barberos.

Deficiencias de dotación

Tanto Oronoz como otros profesores, comentaron en varias ocasiones que tienen escasez de dotación educativa en algunas zonas del penal. Docentes del liceo denunciaron que ellos mismos han tenido que conseguir pupitres y pizarras ante "poca asistencia" de la Zona Educativa de Carabobo. Pese a las deficiencias, Oronoz agradece a la Misión Ribas que ha aportado desde hace 7 años, televisores, aparatos de DVD y material de oficina.

Para uno de los profesores del liceo, Eduardo Torrealba, trabajar en el penal "es menos dificultoso de lo que uno puede pensar a primera vista". Destaca que muchos de los alumnos responden bien ya que ellos se inscribieron por voluntad propia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario